
Lo mejor de la
ecología es que se puede practicar en cualquier parte. En realidad, todo es un
continuo y hasta en los ambientes más urbanos y humanizados podemos encontrar
inspiración ecológica.
Aún
recuerdo con cariño el día que aprendí del maestro Margalef que sus paseos por
Barcelona le habían llevado a pensar que la coloración amarilla y negra de los
taxis era similar a la de las avispas; y que ambos, insectos y taxistas,
conseguían llamar así la atención de alguien. Margalef veía las ciudades...