
Evitamos establecer comparaciones entre los humanos y el resto de los
seres vivos para no incurrir en antropocentrismo, un sesgo que nos hace
interpretar la naturaleza desde nuestro exclusivo punto de vista. Pero eso no
anula los paralelismos entre nuestra conducta y las estrategias vitales de animales
y plantas. A fin de cuentas, sólo somos la versión doméstica de un animal
humano sometido a evolución durante centenares de miles de años.
Si pudiéramos plasmar en un
sistema de información geográfica...