tag:blogger.com,1999:blog-4865762901183157602024-03-05T08:28:14.106-08:00El lenguaje de la biosfera/The language of the biosphereReflexiones sobre ecología, evolución y conservación desde la historia natural/Reflections on ecology, evolution and conservation from natural historya.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.comBlogger32125tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-85746474873054218792016-10-31T03:56:00.002-07:002016-12-10T09:40:33.016-08:00¿A quién avisa el avisador?<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><i>En un próximo número de </i>Quercus<i> escribiré sobre
la evolución de la trampa y de cómo los tramposos han logrado mantenerse en las
comunidades animales a lo largo del tiempo. Pero ahora toca mirar la otra cara
de la moneda y analizar las conductas generosas.</i><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Es bien
conocido el comportamiento de las cigüeñuelas (<i>Himantopus himantopus</i>) cuando un naturalista (o un depredador)
irrumpe en sus colonias de cría: en lugar de alejarse del peligro, vuelan bajo sobre
nuestras cabezas, como colgadas del aire, y reclaman con todas sus fuerzas. Por
este motivo, en el delta del Ebro se las conoce acertadamente como
“avisadores”. Una conducta, entre heroica y enigmática, que bien podría encuadrarse
en lo que denominamos “altruismo”. Un rasgo típicamente humano que también está
presente en la naturaleza, de donde nos viene todo, como no puede ser de otra
manera.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVaLcK_m7TsDbsHQqDu6tx5G0ECEgHVVPy8qgKGRfBPewU9yy5AE6sZfdLRv8KOB3EKTarU7v8HO51Ytn79F1n9gZ6nn6E1jRIj6omAQiK8T6tfoukSiw44CxD1DZBgPFKglf3eLv5nTQ/s1600/Cig%25C3%25BCe%25C3%25B1uelas+%2528Almenara%2529.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><img border="0" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVaLcK_m7TsDbsHQqDu6tx5G0ECEgHVVPy8qgKGRfBPewU9yy5AE6sZfdLRv8KOB3EKTarU7v8HO51Ytn79F1n9gZ6nn6E1jRIj6omAQiK8T6tfoukSiw44CxD1DZBgPFKglf3eLv5nTQ/s640/Cig%25C3%25BCe%25C3%25B1uelas+%2528Almenara%2529.jpg" width="640" /></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Bando
de cigüeñuelas (<i>Himantopus himantopus</i>)
en vuelo. ¿Por qué las cigüeñuelas arriesgan la vida acosando a los intrusos
que penetran en su colonia de cría? Si cada individuo mira por su propio bien y
el de sus genes, ¿por qué no sale huyendo ante la amenaza? (Foto: Luis Iván
Moya).<o:p></o:p></span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">La
visión tradicional de la biología se mueve entre considerar el altruismo como
un caso de selección de grupo (no sólo favorece al individuo, sino también a la
colonia) o como una conducta que evoluciona por beneficio mutuo (un individuo
avisa hoy de la llegada de un zorro porque espera que mañana otro haga lo mismo
ante una nueva amenaza). En la actualidad, las opciones aceptadas son esta
segunda (altruismo recíproco) y una nueva versión de la primera, que sostienen
los partidarios del “gen egoísta”, según la cual los individuos sólo se
preocupan por el resto del grupo cuando está compuesto por familiares. Al
avisar a los parientes de un peligro son nuestros genes, también presentes en
ellos, los que resultan beneficiados, como defendía Hamilton a mediados de los
años sesenta.. Esta vía genética se denomina “selección por parentesco” (<i>kin selection</i>
en su versión anglosajona), ya que atañe tanto al individuo como al grupo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Sentimientos solidarios<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Hay una
tercera vía, alternativa al altruismo recíproco y a la selección por
parentesco, que no mide la funcionalidad del acto altruista. Es una propuesta ajena
al mundo de la biología, pues procede de la psicología. Así, para Frans de Waal
(1) el altruismo es una cuestión de motivación, no un asunto funcional. Sería
la percepción del estado emocional de otro individuo el que activa en el
cerebro un estado de empatía. Según esta perspectiva, la cigüeñuela que inicia
la alerta, a la que luego se suman otros integrantes de la colonia, estaría
mostrando empatía ante el peligro que se cierne sobre los individuos cuyos
nidos quedan más cerca del depredador. En otras palabras, estaría poniéndose en
el lugar de sus vecinos. Sería una respuesta propia de animales sociales,
dotados de neuronas espejo, las mismas que nos incitan a bostezar cuando vemos
a otra persona hacerlo. La sensación de vencer al enemigo produciría un estado
psicológico de satisfacción capaz de favorecer la evolución de la conducta
altruista de alarma, del mismo modo que el placer favorece el intercambio
sexual. Este comportamiento proto-altruista de las aves coloniales habría ido
alcanzando complejidad en los mamíferos sociales (primates, cetáceos,
proboscídeos, cánidos) que son capaces de sentir compasión y tristeza por el estado de
los demás y, finalmente, ofrecer cuidado. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">De
manera que el altruismo sería un asunto cerebral, propio de la psique de
animales sociales, donde la presión selectiva no es tanto externa (ecológica)
como interna (social). ¿Acaso no beneficiaron los voluntarios que acudieron a
remediar las mareas negras del <i><span lang="EN-GB">Prestige</span></i> a muchos
gallegos con los que no están cercanamente emparentados, aún a riesgo de su
salud? No porque esperaran nada a cambio o porque estuvieran cercanamente emparentados con ellos, sino por simple empatía y
solidaridad. Y, quizá, porque eso les hizo sentirse más felices al activar los centros de recompensa de sus cerebros. De todos
modos, esta hipótesis sólo soluciona superficialmente el problema, ya que nos
remite a otro más profundo: ¿por qué la evolución ha seleccionado la empatía y
el estado psicológico de recompensa en quienes se comportan de forma
altruista? </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Arrendajos, mirlos y otros escandalosos del bosque<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Hay dos
aves que se llevan la palma como avisadores: el arrendajo (<i>Garrulus glandarius</i>) y el mirlo (<i>Turdus merula</i>). Su conducta de alarma es aún más curiosa que la de
las cigüeñuelas, dado que no destacan por ser especialmente sociales. ¿Hay
altruismo en sus estentóreos reclamos o simplemente chillan como manifestación
de miedo ante un intruso? ¿Acaso la función del reclamo es espantar
directamente al depredador? Algunos investigadores se han interesado por este
asunto y han encontrado que los arrendajos funestos (<i>Perisoreus infaustus</i>), que viven en grupos laxos de individuos
cercanamente emparentados, son capaces de emitir señales de alarma que varían
según el depredador esté posado, volando o atacando (2). Así pues, volvemos a
la selección por parentesco.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Sería
interesante comprobar mediante experimentos con aves en cautividad si otros
pajarillos del bosque, como las currucas, asocian con un peligro el reclamo de
arrendajos y mirlos. Siempre me lo he preguntado: ¿entiende la curruca el
lenguaje del mirlo? Si es así, nos encontramos ante dos opciones: pueden
saberlo de manera instintiva (las currucas que reconocen las alarmas se han
visto favorecidas por selección natural) o pueden aprenderlo en el curso de sus
vidas. Sería relativamente sencillo hacer un experimento con aves criadas en
cautividad y que nunca hayan oído el reclamo de arrendajos y mirlos. Cuando fueran
adultas bastaría con someterlas a este acuciante mensaje y ver cómo reaccionan.
El grupo de control estaría formado por aves de la misma pollada que sí
hubieran crecido oyendo las alarmas. También podríamos observar el
comportamiento de aves juveniles, recién emplumadas, cuando se les somete al
reclamo de alarma y ver si permanecen impasibles o no. Si tuviera que apostar,
diría que sí responden a las alarmas y que esa respuesta es aprendida y no
heredada. Esas son mis predicciones. Sin la debida exposición al depredador y a la alarma del mirlo o del
arrendajo, el pajarillo se plantaría ante las fauces del depredador sin ningún
miedo. La asociación entre ambas cosas (alarma y depredador a la vista)
probablemente se haga a lo largo de su vida, ya sea como aprendizaje propio o
como imitación de otros miembros de la misma especie. Recientes trabajos han
demostrado que si se entrena al maluro soberbio
de Australia (<i>Malurus cyaneus</i>) a
asociar sonidos nuevos con la presencia de depredadores, lo acaba haciendo (3).
Esto viene a reforzar lo que decía antes: las especies responden y, además,
aprenden a hacerlo. También sabemos que es más seguro fiarse de las alarmas
conespecíficas que de las heteroespecíficas (4); vamos, que se entiende mejor el
lenguaje propio que el ajeno.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">La selección por encima del individuo: ¿quimera o realidad?<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Todo
esto del altruismo entre especies sociales nos lleva sin remedio a pensar un
poco en cómo actúa la selección natural. Según la perspectiva más
reduccionista, la única unidad que cuenta es el gen. Para el genético de
poblaciones, la unidad sería el individuo dentro de un grupo local (aunque
cambien los genes, son los individuos quienes se emparejan). Pero, ¿podría
darse selección con el grupo como unidad? No sólo por parentesco cercano, sino
porque los grupos más cooperativos y menos egoístas tendrían ventaja. Si hay
cooperación en la búsqueda de alimento y en la defensa ante los depredadores,
el grupo como un todo debería verse favorecido demográficamente en su conjunto,
no sólo como una suma de individualidades. Las interacciones entre individuos también
cuentan y el total acaba siendo mayor que la suma de las partes. Aunque la
tendencia a escala individual sea que cada cual mire por sí mismo, hay
circunstancias en las que sólo el trabajo en grupo permite sobrevivir. Ese
debía de ser precisamente el caso de nuestros ancestros en las sabanas
africanas, donde los egoísmos individuales eran muy poco positivos a la hora de
salir adelante. Como defendía Sewall Wright, en poblaciones pequeñas los genes
del altruismo podrían fijarse de tal modo que no podrían prosperar los genes
del egoísmo, ya que el altruismo favorece al 100% de los miembros del grupo.
Hasta que, claro está, aparezca una mutación egoísta de nuevo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Así
que, ¿quién sabe? Darwin pensaba que la selección de grupo había sido
importante en la evolución de nuestra especie. Edward O. Wilson también lo
sostiene en el caso de las hormigas, pero eso tiene menos mérito porque un
hormiguero es como un único gran individuo (5). En las poblaciones humanas hay
cercanía de parentesco pero también otras cosas que nos acercan. Aspectos de
tipo psicológico o sociológico de gran peso, como la pertenencia al mismo
grupo, la identificación con el compañero o vecino, la unión que genera tener
un enemigo común en el valle de al lado o la experiencia de haberse defendido
juntos de un depredador. Esos caracteres, intangibles para el biólogo que estudie
al individuo de manera aislada, podrían marcar la diferencia y hacer que sea el
grupo entero el que sobreviva o perezca como unidad. Siempre y cuando los lazos
de dependencia sean muy estrechos, se den en poblaciones pequeñas donde puedan
fijarse, haya poca dispersión entre grupos y se dé una alta frecuencia de
conflictos. Sería un proceso socio-biológico, ya que la psique humana
evolucionó en el seno de sociedades humanas, más influenciadas por nuestros
congéneres que por factores ecológicos externos. Hay consenso hoy en día acerca de que el cerebro complejo humano evolucionó para hacer viable la vida en sociedad, más que para resolver
problemas ahí fuera. A fin de cuentas, un ser humano aislado no es nada. Que
este proceso pueda darse en otros animales sociales debe ser tanto o más
posible cuanto mayor sea la necesidad que tengan los individuos de cooperar estrechamente entre sí para sobrevivir.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Agradecimientos<o:p></o:p></span></b><br />
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">A Marta
Vila, por su apoyo bibliográfico y su interés por estos humildes detectives, y
a Vittorio Baglione por revisar y mejorar un borrador de este artículo.</span><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Bibliografía<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(1) <b>Waal,
F. B.M. (2008).</b> <span lang="EN-GB">Putting the altruism back into the altruism: the evolution of empathy. <i>Annu.
Rev. Psychol.</i>,</span> 59: 279-300.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(2) <b>Griesser,
M. (2008).</b> <span lang="EN-GB">Referential calls signal predator behaviour in a group-living bird
species. <i>Current Biology</i>,</span> 18: 69-73.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(3) <b>Magrath</b><b>,
R.D. y otros autores (2015).</b> <span lang="EN-GB">Wild birds learn to eavesdrop on heterospecific alarm calls. <i>Current
Biology</i>,</span> 25: 2.047-2.050.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(4) <b>Murray,
T.G. y </b><b><span lang="EN-GB">Magrath, R.D. (2015).</span></b><span lang="EN-GB"> Does signal deterioration compromise eavesdropping on
other species’ alarm calls? <i>Animal Behaviour</i></span>, 108: 33-41.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(5) <b><span lang="EN-GB">Bengston, S.E. y
Dornhaus, A. (2014).</span></b><span lang="EN-GB"> Be meek or be bold? A colony-level behavioural syndrome in ants. <i>Proceedings
of the Royal Society B</i>.</span> Disponible en DOI:
10.1098/rspb.2014.0518.</span><o:p></o:p></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-9141106644717136622016-10-02T13:38:00.001-07:002016-10-04T06:57:48.773-07:00El paradigma cambiante/The changing paradigm<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<i><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">Las grandes
revoluciones suceden de manera relativamente rápida e imprevista, tras largos
periodos de aparente estancamiento o constancia. En esto se parecen al proceder
de la macroevolución en la naturaleza, el proceso que genera nuevas especies.</span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">Durante
milenios los humanos hemos vivido de manera predecible y estable. Uno nacía en
el seno de una pequeña comunidad y ya sabía que se llamaría como su padre o su
abuelo, que heredaría su modo de subsistencia y que apenas saldría de la aldea
en toda su vida (1). Pero llegó la Revolución Industrial y lo puso todo patas
arriba. En España los primeros intentos de industrialización empezaron en torno
a 1850, cuando los liberales (en origen progresistas) trajeron el capitalismo
con la buena intención de acabar con el caciquismo y el feudalismo que aún
coleaba. Este proceso, que los amantes de la naturaleza solemos percibir como
algo negativo, estuvo rodeado de una aureola de avance en lo social. Permitió a
la mayor parte de la gente librarse de la esclavitud que ejercían los grandes propietarios
de fincas rústicas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">Hacia
los años cuarenta del siglo XX, Franco creó el Patrimonio Forestal Español
(PFE) con el propósito de llenar todo de árboles, especialmente la franja norte
peninsular, como medida de precaución económica ante el creciente boicot de los
países de nuestro entorno. Aquello destruyó la forma de vida tradicional, a
propósito o como daño colateral, y acabó con los montes comunales que eran
imprescindibles para obtener estiércol, como vimos en el <i>Quercus</i> de julio (2). Cerrada la fuente de abono y destruido el
sistema agropecuario, fue fácil que triunfase el Plan de Estabilización que
concentró a la población rural en unas pocas ciudades dotadas de polígonos
industriales: Barcelona, Madrid, Bilbao. La última vuelta de tuerca la dio la entrada de nuestro país en la Unión Europea, que impuso limitaciones a ciertas producciones ganaderas y agrícolas, reservando para la piel de toro el papel de geriátrico y lugar de vacaciones de los europeos del norte. <o:p></o:p></span><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 16px;">Moría así definitivamente el milenario campo español y nacía, de golpe, un nuevo paradigma. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">Un nuevo
paradigma también en conservación<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">Todo
esto nos sitúa ante un escenario absolutamente novedoso para nuestra
civilización. Hemos construido un mundo en el que el trabajo no sirve para
subsistir, sino para ganar dinero, con el que comprar cosas, muchas de ellas
prescindibles desde el punto de vista de la supervivencia. Un mundo en el que
la movilidad de las personas y las mercancías forma parte de la normalidad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgzQ7lLiP3EItz4dmspNATte5-lCxnGAu__oYtv-M1s7_h5w6GXRE-88rpggtlYd9ZA_dWskaYYfICFiV2O43jAlpTIV8PcEr4mvDoii8qNTGuag1ZFeoEgeWU2RhLivvuXZyKB760Lgo/s1600/OSA+CON+CACHORRO+EN+LIBERTAD+%2528MUNIELLOS%252C+ASTURIAS%2529+1.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgzQ7lLiP3EItz4dmspNATte5-lCxnGAu__oYtv-M1s7_h5w6GXRE-88rpggtlYd9ZA_dWskaYYfICFiV2O43jAlpTIV8PcEr4mvDoii8qNTGuag1ZFeoEgeWU2RhLivvuXZyKB760Lgo/s640/OSA+CON+CACHORRO+EN+LIBERTAD+%2528MUNIELLOS%252C+ASTURIAS%2529+1.JPG" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;"><i>Osa
con su cachorro en Muniellos (Asturias). Desde hace unas décadas las especies
escasas y de gran tamaño han empezado a recuperarse gracias a políticas activas
de protección. Por el contrario, las especies pequeñas y comunes, como los
gorriones, están en declive debido a los cambios en el uso del suelo y al éxodo
rural. Paradojas de la vida (foto: Daniel Cara).</i><a href="https://www.blogger.com/null" name="_GoBack"></a><o:p></o:p></span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;">Por
el camino, la gente se ha ido alejando de la naturaleza, con algunas
consecuencias llamativas. En primer lugar, el bosque ha reconquistado antiguos espacios
agrarios y buena parte la fauna forestal se ha recuperado, en detrimento de la que
vivía en espacios abiertos. Las especies depredadoras de mediano y gran tamaño se
han visto beneficiadas, en contra de las especies presa de pequeño tamaño. Finalmente,
los animales antaño perseguidos han cambiado de costumbres tras perder el miedo,
de ahí que ahora haya jabalíes que atacan a los perros de los paseantes o
accidentes de tráfico provocados por corzos. Es el nuevo paradigma de la
conservación. La gente de la ciudad ya no tiene interés en cazar perdices,
palomas, conejos, liebres o codornices y su impacto directo sobre la fauna es
mucho menor. Las licencias de caza llevan una tendencia decreciente en las últimas décadas. Por contra, han aumentado los efectos indirectos debido a la
construcción de infraestructuras de transporte (autovías, autopistas, vías férreas,
puertos, aeropuertos) y nuevas centrales de suministro de energía:
aerogeneradores, plantas solares, embalses. Un mundo nuevo. ¡Lo nunca visto!</span><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">Conservar la
biodiversidad en un mundo post-industrial<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">En
este mundo post-industrial, la clave para conservar la biodiversidad no creo
que deba ser ni el desarrollo sostenible (un oxímoron en sí mismo) ni los
servicios ecosistémicos (de planteamiento muy antropocéntrico). Proteger
praderas de<i> Posidonia</i>, porque fijan
más dióxido de carbono que las selvas tropicales, o moluscos del género <i>Conus</i>, porque producen un analgésico
cien veces más potente que la morfina, son fines peligrosos. Hay soluciones
técnicas, como los sumideros artificiales de carbono o la síntesis química de sustancias
inventadas por la naturaleza, que pueden hacer que <i>Posidonia</i> y <i>Conus</i> sean prescindibles
a corto plazo. Parece más adecuado aspirar a mantener en funcionamiento los
procesos ecosistémicos, garantizar el funcionamiento de la maquinaria de la
naturaleza. Conservar vivos los procesos ecológicos y también los evolutivos
que generan los patrones que estamos acostumbrados a ver ahí fuera.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">En
esta línea va por ejemplo el “<i>rewilding</i>”,
que en alguna versión blanda me parece bastante interesante. Las especies
exóticas, por cierto, pueden cumplir papeles de sustitutos funcionales muy
importantes en algunos casos y debemos tener la mente abierta a ello. Esto es
especialmente relevante en las islas, donde las comunidades están ya muy
simplificadas de por sí y la extinción neolítica se hizo notar de manera especial debido a que los
sistemas eran menos redundantes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">La restauración
ecológica<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">Toquetear
los procesos naturales siempre tiene efectos imprevistos de mayor o menor
magnitud. A mí las cuestiones de conservación cada vez me parecen más sociales
que biológicas. Las decisiones digamos sociopolíticas de conservación se
camuflan de ciencia muchas veces, aunque ésta no tenga nada que decir en
realidad ante las preferencias humanas. ¿Quieres un modelo de restauración de
un humedal que lo devuelva a su situación de hace 100 ó 1.000 años? Sírvase usted
mismo. ¿Quiere favorecer a los insectos, al suelo o a las aves cuando decide
sacar o no la madera muerta de un pinar quemado? A su gusto, no hay reglas
universales (3, 4). Una opción alternativa es estarse quieto y no hacer nada,
porque no se sabe en qué momento vamos a provocar un efecto imprevisto ni lo
grave que será. Así que todo depende de los riesgos que uno esté dispuesto a
asumir. En general, diría que lo más seguro es intervenir lo menos posible y
que se alcancen nuevos equilibrios espontáneamente; aunque sean eso:
completamente nuevos: <i>novel ecosystems</i>,
en su expresión inglesa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">Caminos de
futuro<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">La
única manera de combatir el actual expolio del planeta es acabar con las
desigualdades económicas, con la pobreza extrema. Los pobres han de enriquecerse,
como ya ocurre en China o la India, y los países ricos vamos a tener que
empobrecernos un tanto. También lo estamos haciendo ya y posiblemente como
consecuencia del enriquecimiento ajeno. A esto podemos llamarle “crisis mundial”,
pero más bien parece un proceso de suma cero. Dicho proceso estará en marcha
hasta que se alcance un nuevo equilibrio en el que el dinero ya no pueda fluir,
como el agua entre dos estanques al mismo nivel. Cuanto antes hagamos esa
transición, mejor. Menos pérdidas ambientales por el camino. La persistencia de
nuestros espacios protegidos (y no protegidos) en las zonas templadas del
planeta está bastante asegurada. Pero la catástrofe biológica tiene lugar allá
abajo (mirando desde aquí), precisamente donde se empaqueta la mayor parte de
la diversidad mundial, testigo de tiempos antiguos en los que el clima tropical o subtropical afectaba a la práctica totalidad del planeta. La biosfera que se salve será la que llegue a ese nuevo
punto de equilibrio. No veo otro camino. Los problemas son ya globales, no de
aldea.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">La conservación
como sistema de valores y de emociones<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">La
conservación es sobre todo un sistema ético y sólo existe como realidad
objetiva en la compleja red que forman los cerebros del <i>Homo sapiens</i>. La segunda transición necesaria, además de acabar con
las desigualdades, es desarrollar una nueva ética planetaria de respeto y de
pertenencia al planeta. Eso tardará (quizás siglos) en ser una realidad, pero
hay que ir haciéndola crecer granito a granito. La ciencia tiene un importante
papel a jugar en el desarrollo de esa nueva ética por cierto. Una labor que
apenas está haciendo hoy en día. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">De
momento, haríamos bien tratando de conseguir que la gente establezca más vínculos
emocionales con la naturaleza. La clave de la conservación está más en las
emociones que en el dinero que se invierta. Desde el punto de vista psicológico,
nosotros, los naturalistas, deberíamos estar dispuestos a perder un poco el
romanticismo del “lobo agreste en la cárcava ibérica”, aunque nos cueste, a cambio de que sea mucha
la gente interesada en ver al lobo vivo.
Son otros tiempos. Seguramente para bien. Mientras debemos tratar de
conseguir que, con todos los cambios que están sucediendo en el paisaje, aunque
las poblaciones de especies desfavorecidas se reduzcan mucho, no lleguen al
punto de no retorno, porque nuevas circunstancias sociopolíticas y económicas
pueden permitir que, a partir de esos reductos, las poblaciones vuelvan a
recuperarse y expandirse en el futuro, como un muelle cuando deja de estar
comprimido.</span><span style="background-color: white; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">Bibliografía<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">(1) <b>Diamond, J. (2013).</b> <i>El mundo hasta ayer</i>. Debate. Barcelona.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">(2) <b>Martínez-Abraín, A. (2016).</b> ¿Tienes
fuego? <i>Quercus</i>, 365: 6-8.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">(3) <b>Deryabina, T.G. y otros autores (2015).</b>
</span><span lang="EN-GB" style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">Long-term census data reveal abundant wildlife
populations at Chernobyl. </span><i><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">Current Biology</span></i><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">, 25: R811-R826.</span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; mso-add-space: auto; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">(4) <b>Martínez-Abraín, A. (2014).</b> Todo
depende. <i>Quercus</i>, 344: 6-8.<o:p></o:p></span></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-32320714848798685512016-08-23T01:47:00.002-07:002016-09-25T11:16:44.247-07:00Mutatis mutandis<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<i><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">La expresión
latina del título quiere decir: “cambiando lo que se deba cambiar”. Aquí la utilizo
como juego de palabras y como excusa para hablar de la “mutación”, de su
historia, uso y abuso. Toda persona interesada en la naturaleza debería tener
claras ciertas ideas sobre las mutaciones y su papel en la evolución.</span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Aunque
ahora asociamos la mutación con el darwinismo o, mejor dicho, con el
neodarwinismo, la teoría mutacionista nació precisamente como oposición al
darwinismo. Es curioso cómo los nombres cambian de bando con el tiempo.
Pongamos por caso el término “popular”, que en tiempos de la Segunda República
fue el apellido de una coalición de izquierda (Frente Popular) que ganó las
elecciones justo antes de la Guerra Civil, mientras que hoy es un apelativo
acaparado por la derecha española. Algo parecido ocurre con el término “estado”
al que ahora acudimos para referirnos al conjunto de las comunidades autónomas
españolas, mientras que antes formaba parte de las rancias siete leyes que
organizaban la dictadura franquista (Leyes Fundamentales del Estado). Hasta el
propio término “darwinismo” era empleado ya antes de Darwin para referirse a
los trabajos poéticos de su abuelo Erasmus. En fin, vivir para ver.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El
caso es que, allá por los primeros años del siglo XX, el botánico holandés Hugo de Vries
desarrolló una teoría según la cual la evolución de las especies no procedía
mediante pequeños cambios acumulados, de manera lineal o progresiva, como
defendía Darwin, sino más bien mediante grandes cambios puntuales o
macromutaciones. Es decir, De Vries se convirtió en el adalid del
saltacionismo, mientras que Darwin se aferraba al “<i>natura non facit saltus</i>”, un principio que se remonta a
Aristóteles, desoyendo el consejo de sus mejores amigos (como T.H. Huxley), que
lo consideraban una limitación innecesaria de la teoría. De Vries trabajaba con
plantas y observó que podían surgir nuevas variantes <i>de novo</i>, de manera súbita. En efecto, hoy sabemos que eso puede ocurrir
por poliploidía, es decir, cuando azarosamente se producen células sexuales (gametos)
que en lugar del juego habitual de cromosomas llevan más juegos. De Vries tenía
razón: así puede surgir súbitamente una nueva especie de planta, como se ha
comprobado en el género <i>Limonium</i>.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Asimilación es el nombre del juego</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Una
de las razones de que el género <i>Limonium</i>
cuente con unas 150 especies es el papel que juegan la poliploidía y la
aneuploidía (el hecho de tener diferente número de cromosomas). Pero el
neodarwinismo, síntesis del darwinismo clásico con la genética mendeliana, incorporó
hábilmente esos fenómenos dentro de su amplio paraguas, al considerar
mutaciones tanto la poliploidía como las duplicaciones de cromosomas. Esto
tiene truco, porque para el neodarwinismo la mutación era originalmente un
cambio puntual, pequeño, en alguna de las bases nitrogenadas de la cadena de
ADN. Errores puntuales, como los que puede cometer cualquiera que intente
copiar un libro (¡pobres monjes copistas del Medievo!). Según ellos, esos pequeños
cambios se irán acumulando hasta producir un gran cambio, una nueva especie. Dicho
de otra manera, los neodarwinistas se apropiaron de un nombre (mutación) para
dedicarlo a un fin opuesto al original (como en el caso de “popular” y “estado”).
Al ver que las evidencias del saltacionismo eran irrefutables en el mundo
vegetal, lo incorporaron a su cuerpo de doctrina. Mutación pasó a ser… cualquier
cambio que afectara a genes, cromosomas y genomas. Y listo. Muerto el perro, se
acabó la rabia. El nombre del juego es “asimilación”, como el que practican las
grandes firmas de ropa con las modas que surgen espontáneamente o los propios
gobiernos con los movimientos subversivos.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmqnwJ0eardkDVgKoC9hg03JT2IxFA_A0v8BYlrE5xAfExu2Zho56swRAxarQP8kn1A5tE8waBDikbSH6I7dAkKcv6HwGmo-ONPy9r7xhgjJsHNJ9WNVxeMbOQ7Tv_BF0kdAQUVI5w6jw/s1600/Limonium+sinuatum+%2528Cabo+de+Gata%2529.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><img border="0" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmqnwJ0eardkDVgKoC9hg03JT2IxFA_A0v8BYlrE5xAfExu2Zho56swRAxarQP8kn1A5tE8waBDikbSH6I7dAkKcv6HwGmo-ONPy9r7xhgjJsHNJ9WNVxeMbOQ7Tv_BF0kdAQUVI5w6jw/s640/Limonium+sinuatum+%2528Cabo+de+Gata%2529.JPG" width="640" /></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Flores
de <i>Limonium sinuatum</i> en Cabo de Gata
(Almería). El género <i>Limonium</i> genera
especies con rapidez gracias al mecanismo de la poliploidía (explicaciones en
el texto). En la actualidad cuenta con unas 150 especies (foto: Luis Iván Moya).<b><o:p></o:p></b></span></span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt;">Lo
mismo ha ocurrido tras haberse puesto de manifiesto que probablemente la evolución
de las especies se da</span><span style="font-size: 12pt;"> </span><span style="font-size: 12pt;">a menudo mediante
mecanismos genéticos más parecidos al saltacionismo de De Vries, que al mecanismo gradual y acumulativo
del neodarwinismo. Ese mecanismo consistiría en la alteración, no ya de los genes
estructurales, sino de los genes que regulan la expresión de otros genes, a
través de las proteínas que codifican. ¿Cómo explicar si no que humanos y
chimpancés compartamos nuestros genes en un 99% y seamos tan diferentes? Digamos
que en lugar de modificar trozos de la instalación eléctrica de una casa (los
genes) iríamos directamente al cuadro general</span><span style="font-size: 12pt;">
</span><span style="font-size: 12pt;">que controla el encendido y apagado de los electrodomésticos o, más
correctamente, actuaríamos sobre el potenciómetro regulando la magnitud de la
expresión génica. El neodarwinismo, que todo lo quiere englobar, considera de
nuevo que estamos ante otro caso de mutación: se altera un gen regulador, pero
un gen después de todo</span><a href="https://www.blogger.com/null" name="_GoBack" style="font-size: 12pt;"></a><span style="font-size: 12pt;">, ¿no? Sí, sí, se altera un gen,
pero no es un gen cualquiera. ¡Es el interruptor general! ¿Y cuál es la
diferencia? Pues enorme. En lugar de ver la macroevolución como un proceso
gradual o acumulativo, propio de un modelo lineal, pasamos a verla como un
modelo no-lineal. En este sentido creo que pueden darse tres tipos de modelos
no-lineales. El primero sería el estándar (puntual-puntual), en el que un cambio genético puntual
da lugar a un salto fenotípico sin más, esquivando de algún modo la
velocidad de los diversos mecanismos intermediarios entre genotipo y fenotipo.
Otro sería el gradual-puntual, del que ya hablé hace mucho en un Detective de </span><i style="font-size: 12pt;">Quercus</i><span style="font-size: 12pt;"> (1), según el cual pequeños
cambios genéticos acumulativos generarían al final un gran cambio fenotípico, a
partir de cierto umbral. El último sería un modelo puntual-gradual, cuando un
cambio genético puntual acabará manifestándose sin embargo de manera gradual en
el fenotipo (la apariencia externa) debido al ajuste progresivo que requieren
todos los otros sistemas involucrados en trasladar la información genética (2).</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Evolución humana<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Ante
la frecuente pregunta de si la evolución ha terminado para nuestra especie, la
respuesta ha de ser necesariamente doble. Por un lado, siguen operando pequeños
cambios microevolutivos que se acumulan de manera gradual y no cambian de
manera relevante nuestra identidad: una persona de 100 años puede haber
acumulado cientos de pequeños cambios genéticos en su organismo. Pero, por otro
lado, no estamos sufriendo grandes cambios.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Tales grandes cambios, si suceden en el futuro, se darán en alguna población marginal y aislada
geográficamente (3) porque, según el modelo de equilibrio puntuado, la norma es
la constancia en el tiempo rota puntualmente por episodios relativamente
rápidos de cambio en poblaciones pequeñas y aisladas. Y con el grado actual de interconexión
entre poblaciones es difícil que esto ocurra. Es decir, la especie humana
mantiene su identidad y sólo cambiará si en el futuro cambia también nuestra
capacidad de desplazamiento.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El concepto de
especie<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Confiar
en un modelo lineal o no-lineal de especiación también tiene repercusiones
inesperadas sobre el concepto de especie. Si dos especies oficialmente asumidas
solapan sus áreas de distribución e hibridan con éxito, la visión lineal de la
evolución se queda sorprendida y descolocada. Si se reproducen y dan lugar a descendencia
fértil, como ocurre en los cruces entre pardela balear (<i>Puffinus mauretanicus</i>) y pardela mediterránea (<i>Puffinus yelkouan</i>), como comentábamos en el cuaderno de Quercus del
pasado mes de junio, significa que ambas especies forman parte de un continuo y
todavía no se han distanciado lo suficiente. Entonces, según el concepto
biológico de especie de Ernst Mayr, aún no deberíamos considerarlas especies
distintas.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Sin
embargo, si recurrimos al modelo no-lineal todo se ve desde un prisma nuevo y
el conflicto desaparece. Las especies no surgen mediante un proceso continuo
sino discontinuo. La discontinuidad se origina mediante mecanismos genéticos no-lineales
que generan especies ecológicamente distintas. Una de las consecuencias de
dicho cambio genético puede ser el aislamiento reproductor… Pero puede que no. El aislamiento reproductor no es una condición indispensable. Las especies pueden mantener su identidad mientras
sus áreas de distribución estén separadas. ¿Eran <i>Homo neanderthalensis</i> y <i>Homo
sapiens</i> la misma especie porque fueron capaces de cruzarse con éxito a
pesar de que una evolucionó en Europa y la otra en África? Si a <i>Homo sapiens</i> no le hubiera dado por
internarse en Eurasia nunca hubiéramos dudado de que fueran dos especies
distintas. El pensamiento no-lineal lleva directamente a apoyar el concepto
ecológico de especie de Van Valen, para quien las especies son, en una libre
interpretación de sus palabras, soluciones ecológicas </span></span><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 16px;">al problema de la existencia que resultan ser </span><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;">lo suficientemente
distintas como para no entrar en conflicto por los
recursos. Estar reproductivamente aisladas no es un pre-requisito. Tan sólo una
posible consecuencia.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">¿Aislamiento
geográfico, si o no?<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Habría
que ver si es más fácil que surjan mecanismos genéticos no-lineales en pequeñas
poblaciones marginales y aisladas para redondear el modelo del equilibrio
puntuado. Desde luego, en esas condiciones es más frecuente la deriva genética
y, el efecto fundacional. Quizás también sean más frecuentes los mecanismos
epigenéticos debido a nuevas dietas o a situaciones de estrés en condiciones de
aislamiento. ¿Lo son también los cambios en las secuencias de regulación? Probablemente sí,
como discutiremos en un futuro Detective dedicado al comportamiento de los elementos móviles de
nuestro genoma en situaciones de estrés. De serlo, a mi modo de ver, el modelo del equilibrio puntuado
quedaría como imbatible para explicar la especiación (e incluso la microevolución). De todos modos, los casos
de aparente especiación simpátrica (como el de los peces cíclidos del África
oriental, con 1.500 especies aparecidas en los últimos 10.000 años) sugieren
que el aislamiento geográfico no es necesario para que los mecanismos genéticos
no-lineales operen o se disparen (2), a menos que se hayan dado en el pasado y
ahora veamos su resultado como un todo revuelto. Una explicación poco parsimoniosa. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">En
definitiva, y por rematar un tema inacabable, la genética moderna ha devuelto,
en cierta medida, al concepto “mutación” el sentido original de su creador, el polémico De
Vries, y lo ha alejado un tanto del concepto neodarwinista reservado para el cambio gradual y acumulativo. Así están las cosas hoy en día. ¡Lo demás es jugar con las palabras!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Agradecimientos<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Jaume
Terradas, Marta Vila y José Manuel Igual comentaron un borrador de este trabajo,
pero cualquier error u omisión sólo es atribuible a mi estulticia.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Bibliografía<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(1)
<b>Martínez-Abraín, A. (2011). </b>¿Gradual,
puntual o gradual-puntual? <i>Quercus</i>,
302: 6-7.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(2)
<b>Terradas, J. (2014).</b> <i>Noticias sobre la evolución</i>. Universidad
Autónoma de Barcelona. Barcelona.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(3)
<b>Arsuaga, J.L. (2001).</b> <i>El enigma de la esfinge</i>. Random House
Mondadori. Barcelona.</span><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-8519943247265703352016-07-27T01:14:00.002-07:002016-08-29T02:08:57.884-07:00¿Tienes fuego?<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">No fumo, nunca he
fumado. Pero esta frase hecha me pareció una buena manera de atraer la atención
del lector hacia un tema complejo: los incendios forestales de grandes dimensiones. Es uno de esos
campos para los que todo el mundo tiene una explicación. Quizás es lógico que
sea así pues las causas son multifactoriales o, mejor aún, multidimensionales. Pero tratemos de poner un poco de
orden dentro del aparente caos.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cuando uno trata de explicar el porqué de algo en biología
necesariamente tiene que hacer una distinción entre causas próximas y causas
últimas. Y distinguir entre causas y mecanismos también. Así, jerarquizando,
estableciendo niveles, se ven las cosas más claras. En el caso de los incendios
forestales hay una <b>causa próxima</b> que salta a la vista: hay muchos incendios de gran extensión, porque hay
mucha biomasa acumulada. Sin mucha biomasa acumulada no hay incendios grandes, simplemente. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Pero este primer paso sólo nos lleva a preguntarnos por qué
hay tanta biomasa acumulada en nuestros montes. Y aquí es donde entra en juego
la multifactorialidad. Vamos a intentar desglosar las distintas <b>causas últimas</b>
que pueden haber llevado a esta situación. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><i>Repoblaciones
forestales</i></span><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">: Buena parte
de las masas forestales que tenemos actualmente son hijas de las repoblaciones
forestales orquestadas primero desde la dictadura de Miguel Primo de Rivera
(años 20 del siglo XX) y posteriormente desde el franquismo. En 1941 se creó el
“Patrimonio Forestal Español” (PFE), organismo cuya misión fue potenciar la
economía forestal española en plena postguerra, como defensa ante el
aislamiento internacional que sufría el régimen dictatorial. La actividad fue
frenética, especialmente en la década 1952-1962 y hacia 1965 el trabajo estaba
acabado. En poco más de 20 años se había llenado la Península (especialmente el
norte) de pinos y eucaliptos (1), con plantaciones extensas y continuas. Huelga
decir que las repoblaciones emplearon especies que son o bien pirófitas (que
necesitan el fuego para reproducirse) o bien pirófilas (que son beneficiadas por
el fuego pero no dependen de él), lo cual no ayuda nada tampoco. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><u><br /></u></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><i>Abandono del mundo
rural</i><b>: </b></span><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Este punto no
existe desligado del anterior. Los planes desarrollistas del franquismo se
articularon en dos etapas. Primero, el PFE invadió, robó y repobló los terrenos
comunales de las comunidades agro-pastorales que eran vitales para el
desarrollo de la agricultura, pues de ellos procedía el matorral de leguminosas
que se empleaba para generar el abono de los huertos. Con ello puso a los agro-ganaderos
y sus economías de subsistencia (que no de comercialización), contra las
cuerdas. Una vez conseguido esto el franquismo, a través de los tecnócratas del
Opus Dei, da una segunda vuelta de tuerca a la situación y crea el “Plan de
Estabilización” (PE). Es decir, surgen grandes factorías y polígonos
industriales en las ciudades principales y se fomenta la emigración desde el
mundo rural a las ciudades. La mayoría de nosotros somos hijos urbanitas de
padres campesinos que vivieron ese tránsito. A resultas de todo ello el campo
se vacía y todas las actividades extractivas que se realizaban hasta entonces
(que tenían al bosque reducido a una mínima expresión) desaparecen o se
minimizan, lo que fomenta la expansión del mundo arbóreo. Seguramente no hemos
tenido tanta superficie forestal desde hace muchos siglos. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La raíz de este proceso se podría remontar hasta la
importación del capitalismo en este país, de manos de los liberales de Práxedes
Mateo Sagasta, quienes trataban con ello de acabar con el secular caciquismo,
relicto del medievo. Y también hasta la desamortización de los terrenos comunes
practicada por Pascual Madoz. El único tipo de propiedad que se veía rentable para "salir del atraso" era la propiedad individual y así los terrenos comunes
empezaron su declive ya desde mediados del siglo XIX (1). Así pues las causas
de los incendios de hoy en día hay que buscarlas ¡más de 150 años atrás!<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhne_MxsUSmqQeSkkn8OHI9Jl02whWJhIw5HVoKOwDVVmA8wsJdFPretpLjJjij5Za1VjaTQSUI2VWbD1QLeASBe3G3WTEUVUcsVQLTZucO2O8bwzWJO8iD1cWKm2v3zSmasUikL_GasQI/s1600/IMG_4393.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><img border="0" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhne_MxsUSmqQeSkkn8OHI9Jl02whWJhIw5HVoKOwDVVmA8wsJdFPretpLjJjij5Za1VjaTQSUI2VWbD1QLeASBe3G3WTEUVUcsVQLTZucO2O8bwzWJO8iD1cWKm2v3zSmasUikL_GasQI/s640/IMG_4393.JPG" width="640" /></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Maquia termomediterránea arbolada con <i>Pinus halepensis</i>, ocupando una umbría valenciana donde la vegetación potencial
es la carrasca <i>Quercus ilex ballota</i>. Un auténtico polvorín. La gran acumulación de biomasa </span><span style="font-size: 16px; line-height: 18.4px;">es la causa próxima de la gran extensión de los incendios forestales actuales, a su vez debida al </span><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">abandono
del rural y la ausencia o escasez de grandes herbívoros (causas últimas). Foto del autor.</span></span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><i>Herbivoría</i></span><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">: El abandono del rural y la
expansión del bosque han conllevado la expansión de algunos pequeños herbívoros,
notablemente el corzo. Pero en nuestros montes falta la herbivoría
(ramoneadores y pastadores) del Pleistoceno, la de los grandes mamíferos
herbívoros (el caballo salvaje, el uro, los asnos salvajes, el ciervo en muchos
sitios). Esa labor fue sustituida en el mundo agrosilvopastoral por la apertura de bosques para la agricultura y por la labor de la gran
fauna doméstica (vacas, caballos, burros, cabras, ovejas). Muerto el mundo
rural muere también esa importante labor de aclarado de los montes. Es decir, las
masas forestales extensas, amantes del fuego, son además demasiado densas. Más
densas de lo normal, de lo natural, por así decirlo.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Debido a estas causas últimas llegamos hasta la causa próxima
y por todo ello tenemos hoy en día un sustrato base muy favorable para la
ignición, especialmente en los secos y tórridos veranos mediterráneos, o en
años con condiciones meteorológicas especiales, como pasó en diciembre de 2015
en Asturies, donde los efectos del fenómeno El Niño (escasez de lluvias, altas
temperaturas, vientos fuertes) provocaron una oleada de más de cien incendios.
Sobre ese sustrato pueden actuar diversos <b>mecanismos
</b>de ignición (que habitualmente son tildados de causas). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><i>Azarosos o estocásticos</i></span><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">: el caso paradigmático sería el
rayo, en las tormentas secas mediterráneas. No es el caso en la región eurosiberiana de la Península Ibérica, pero en el resto de ella (de carácter mediterráneo) la coincidencia en los estíos de las temperaturas más altas con la ausencia de lluvias genera un <i>cocktail</i> muy proclive a los incendios, de manera espontánea. </span></span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><i>Accesibilidad</i>: La colilla
que cae desde la ventanilla del coche y por casualidad acaba prendiendo parece un factor estocástico a primera vista, pero muchas veces es consecuencia casi determinista de la mayor accesibilidad a las masas boscosas que generan la apertura de pistas y carreteras en las montañas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><i>Históricos</i></span><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">: la continuidad de viejas prácticas,
como las quemas de rastrojos, podas, matorral, que en los paisajes de antaño
era imposible que se nos escapasen de las manos, ahora se convierten en una
fuente de peligro. Actividades que “se han hecho toda la vida”, ahora están
fuera de sitio en los nuevos paisajes cargados de biomasa. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><i>Sociales</i></span><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">: las rencillas entre vecinos o los
intereses contrapuestos entre miembros de las comunidades de montes (ganaderos
que prefieren espacios abiertos, pastos, frente a otros más interesados en el
provecho forestal). <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><i>Económicos</i></span><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">: aquí entrarían motivos de índole
moderna, capitalista, como los intereses urbanísticos. Buena prueba de ello es
la facilidad con la que arden los montes cuando las leyes permiten la
urbanización del territorio en los terrenos quemados o la venta de madera
quemada. Es una invitación a “darle” fuego al monte. También lo son las
subvenciones de la Política Agraria Comunitaria a las superficies de pasto para
el ganado, que pueden ser percibidas a partir de que haya transcurrido un año
del incendio. Los cambios tecnológicos en las empresas papeleras, que pueden preferir un tipo de árbol frente a otro (eucaliptos frente a pinos o eucaliptos finos en lugar de eucaliptos gruesos) puede ser otro motivo de ignición. <o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span>
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Es útil mantener este esquema jerárquico en mente: causas últimas, causas próximas y mecanismos, sin confundir los unos con los otros, para poder atajar el problema de raíz. </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Recapitulando<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En definitiva, no se equivoca del todo el paisano cuando dice
que el monte arde porque “está sucio”. Claro, a los ojos del ecólogo y del
naturalista, el monte “sucio”, lo que se dice sucio, no está. No tiene basura y
la vegetación que vemos es la sucesión ecológica avanzando hacia la vegetación
potencial de la zona, recuperando el terreno y el tiempo perdidos, como
defendía yo mismo en un Detective ya antiguo (2). Pero hemos de entender lo que
quiere decir el paisano. Antaño no había casi bosque. Antaño el poco bosque que
había estaba muy aclarado por las extracciones de matorral y por la acción de
la herbivoría del ganado doméstico. Y antaño no había incendios tan extensos que ni los hidroaviones pudieran apagar. Hogaño, los
pocos y aclarados bosques que teníamos eran sobre todo de frondosas, no de especies pirófitas.
Además nuestras masas forestales en recuperación (pongamos una maquia con pinar
asociado que camina hacia un encinar) tienen más densidad de matorral del que
sería esperable en un paisaje prístino europeo lleno de grandes herbívoros
salvajes. Al menos en este aspecto no se equivoca el nativo al exclamar que el
monte está sucio. Obviamente él o ella también se refieren a que los árboles
ocupan ahora el lugar que décadas atrás era terreno de pasto o zona de cultivo,
ganados al bosque con mucho trabajo de sus antepasados. Nosotros sin embargo vivimos esa expansión
como algo bueno, como una recuperación de la naturaleza. Pero no hay que
olvidar sin embargo que muchas de las especies que caracterizan a la fauna
europea silvestre que ha llegado hasta el siglo XXI son especies de espacios
abiertos, seleccionadas a lo largo de
milenios de actividad humana. Así pues el regreso del bosque es
bienvenido pero se cobrará sus bajas en forma de menos perdices, menos conejos,
menos alondras, menos mariposas y menos anfibios. Y más incendios. Muchos más
y mucho más grandes. Ya se lo está cobrando de hecho. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Tal vez los mecanismos autoreguladores se pongan en marcha de
nuevo. La crisis económica del mundo basado en el capital sin controles, la
crisis de las grandes ciudades poco vivibles, en paralelo con la recuperación de
las masas forestales, empieza a atraer gente de vuelta al rural. Puede que los
neorurales se conviertan en los nuevos pastores de la biodiversidad, aunque los pioneros lo tendrán muy difícil. Desde
luego no podemos esperar que las administraciones puedan manejar el paisaje
para mantener grandes zonas abiertas a la fuerza, artificialmente. No creo que
sea deseable, desde el punto de vista de la conservación, el regreso a un
pasado con un rural superpoblado en el que los bosques queden reducidos a
pequeñas manchas y el lobo y la comadreja vuelvan a ser enemigos públicos. Pero
el regreso de cierta cantidad de urbanitas concienciados, con nuevas prácticas,
nuevas éticas y nuevos objetivos, es probablemente lo mejor que lo podría pasar
a la diversidad biológica ibérica. Hasta las especies más forestales, como el
urogallo del Pirineo, no llevan bien estos nuevos bosques nuevos tan densos, con poca herbivoría donde a las crías les resulta difícil tener largas distancias de huida de los abundantes depredadores (3). En este sentido la reintroducción de un carnívoro especialista en el bosque como el lince boreal (que ahora comienza a plantearse como una posibilidad) podría tener unas consecuencias tremendas para unos urogallos que viven ahora en bosques muy subóptimos para defenderse de los depredadores. Y desde luego la única manera de acabar con esos devastadores incendios de
hoy en día es restarle biomasa al monte, mediante aprovechamientos racionales y
de intensidad intermedia y empleando al ganado como sustituto de la megafauna perdida. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Referencias citadas<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">(1)<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; line-height: normal;">
</span></span><!--[endif]--><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Pérez
Pintos, X. 2009. Historia contemporánea da destrucción da natureza en Galicia.
Edicions A Nosa Terra. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">(2)<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; line-height: normal;">
</span></span><!--[endif]--><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Martínez-Abraín,
A. 2009. Paisajes inventados. Quercus 282:6-7.
<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span>
<br />
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span lang="EN-GB" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-GB; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">(3)<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; line-height: normal;"> </span></span><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Fernández-Olalla,
M. y colaboradores. </span></span><span lang="EN-GB" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-GB;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">2012. Assessing different management scenarios to
reverse the decline of a relict capercaillie population: A modelling approach
within an adaptive framework. Biological Conservation 148:79-87. </span><o:p></o:p></span></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-60118545562255902602016-06-22T09:29:00.002-07:002016-08-29T02:05:04.270-07:00Híbridos: cuando el ruido es información/Hybrids: when noise is information <div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<i><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Este es un mundo
de concursos caninos, felinos, ecuestres o vacunos. Es decir, un mundo en el
que se valora la pureza de la raza. Pero la mayoría de los animales domésticos
que tenemos a nuestro alrededor son cruzados, mil-leches, mezclas. Hay muy pocos que sean puros.</span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Quizá
esta obsesión por la pureza de los animales domésticos sea un reflejo del mismo
mecanismo cerebral que nos lleva a buscar especies silvestres bien definidas y reproductivamente
aisladas. Según el concepto biológico de especie, que enunció Ernst Mayr
(1904-2005), el aislamiento reproductivo es la condición indispensable para
poder definir a una especie. A cualquier especie, ya sea animal, vegetal,
fúngica, protista o procariota. No hace falta decir que eso es… ¡abarcar
demasiado! Dejaremos a un lado los organismos microscópicos, donde la
transferencia horizontal de ADN está a la orden del día, para hablar de plantas
y de animales.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">¿Quedan
bien definidas las plantas según el criterio de Mayr? Pues, no mucho, la
verdad, a tenor de lo muy extendida que está la poliploidía en el mundo
vegetal. En otras palabras, los vegetales hibridan con mucha facilidad y
generan especies nuevas de manera súbita cuando se produce una irregularidad en
la meiosis y no se da la disyunción de los cromosomas. Por tanto, se admite y
reconoce que entre las plantas la hibridación es un mecanismo no sólo habitual
sino generador de riqueza biológica. De los cruces entre especies vegetales
surgen novedades y nadie se extraña de un híbrido vegetal. Pongamos por caso el
cruce de dos especies del género <i>Quercus</i>,
que da nombre a esta revista. En Extremadura, por ejemplo, llaman “mestos” a
los híbridos de encina y alcornoque. Pero cuando esto ocurre en el reino animal
se disparan todas las alarmas. Nadie espera que surja nada bueno de un cruce
entre especies animales. Tan sólo se espera una pérdida de pureza en el acervo
genético de cada especie.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCLEqfesR_7bhQ3k6Kp4TSW8czqgmGhfvxTmeGn4W6-qZ1aVR_TrhPdOl_yE0GWKLCFSBESmqyasM7LIniKwHJadpMNl1hrrfKLs0dxJrjMiY2VvNy32HfRUIW-_X3by3-nCbV9rLQOi8/s1600/Tafoni+3+%25281%2529.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCLEqfesR_7bhQ3k6Kp4TSW8czqgmGhfvxTmeGn4W6-qZ1aVR_TrhPdOl_yE0GWKLCFSBESmqyasM7LIniKwHJadpMNl1hrrfKLs0dxJrjMiY2VvNy32HfRUIW-_X3by3-nCbV9rLQOi8/s640/Tafoni+3+%25281%2529.jpg" width="570" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: left;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: small;">Tafoni. Formación geomorfológica propia de rocas granulares expuestas a diversos mecanismos de erosión física. Se muestra aquí sólo como ejemplo visual de la formación de una retícula. Según la evolución reticulada las especies no sólo se separarían en forma de árbol siempre bifurcante sino que sufrirían también procesos eventuales de fusión por hibridación, dando lugar a una red o retícula. (Foto: internet). </span></td></tr>
</tbody></table>
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Evolución
reticulada</span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">En
el mundo de las plantas más nos valdría olvidarnos de los clásicos árboles
filogenéticos, con ramas que se separan, y sustituirlos por una estructura en
forma de red. Sencillamente, las ramas del árbol filogenético no sólo sufren
divisiones, sino que también experimentan fusiones. Las especies se separan
para volver a unirse y luego separarse de nuevo hasta formar un entramado de
celdas, una red. Por eso, este tipo de evolución recibe el nombre de evolución
reticulada. ¿Sería posible también la evolución reticulada entre los animales?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Me
vienen a la cabeza los numerosos casos de híbridos entre aves que los
ornitólogos reportan cada año en anuarios y blogs. Es el caso, por ejemplo, de
los porrones, los patos buceadores del género <i>Aythya</i>. Se han descrito, por ejemplo, híbridos entre <i>A. ferina</i> y <i>A. fuligula</i>, entre <i>A.
fuligula</i> y <i>A. marila</i>, entre <i>A. ferina</i> y <i>A. nyroca</i> y entre <i>A. collaris</i>
y <i>A. fuligula</i>. Lo mismo pasa con
diversas especies de gaviotas, como las hibridaciones entre <i>Larus hyperboreus</i> y <i>L. argentatus </i>o entre<i> L. hyperboreus
y L. smithsonianus</i>. ¿Significa esto que las especies de las que proceden
estos híbridos no eran verdaderas especies? Si adoptamos estrictamente el
concepto biológico de especie habríamos de concluir que no lo eran.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Pero
la definición de Mayr no es la única que se ha formulado. En concreto, el concepto
biológico de especie sólo se entiende en el marco teórico de la síntesis
neodarwinista. En este contexto, las especies se forman por acumulación
progresiva de pequeños cambios a lo largo de un continuo. Es decir, dos
especies animales que hibridan son vistas como un complejo que antaño era una misma
cosa y que aún no ha llegado a separarse del todo. Van en ese camino sí, pero
aún no han llegado al aislamiento reproductivo completo, reza el neodarwinismo.
Las formas que quedan a mitad de camino se consideran sub-especies o también
semi-especies.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Especies
ecológicas<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt;">Pero, ¿y si en lugar de ese modelo
lineal de aparición de especies adoptamos otro diferente, uno no-lineal en el
que pequeños cambios genéticos (por ejemplo en genes reguladores) pueden marcar
una diferencia fenotípica sustancial, pero no relacionada con el aislamiento
reproductor? Un modelo para el que las subespecies no pasarían de ser meros
accidentes no adaptativos debidos a deriva
genética. </span><span style="font-size: 12pt;">Hablaríamos entonces de “</span><span style="font-size: 12pt;">especies ecológicas”, como las definió el gran ecólogo evolutivo americano
Van Valen, que se mantienen como tales simplemente
porque son soluciones distintas al problema de la existencia. Habitan en regiones separadas, tienen
distintas zonas de invernada, de muda o de forrajeo, y no interaccionan entre sí.
Pero sin las fronteras geográficas que las separan podrían cruzarse sin
problemas. Es decir, el aislamiento reproductor deja de ser una causa de
especiación para convertirse en una consecuencia, que puede o no darse. Entonces
desaparecen de golpe nuestros
problemas con los híbridos. En
definitiva, las especies pueden
generarse de manera relativamente rápida (a escala de tiempo geológico)
y esa especiación –esto es importante– puede tener como consecuencia, o no, el
aislamiento reproductor. En ese momento comenzaría el nacimiento de algo nuevo
a través del proceso de hibridación. Las especies ecológicas animales, como las
vegetales, responderían a un modelo de evolución en forma de red.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">¿No
es esto hermoso? Sistemas dinámicos que se separan y se juntan para volver a
separarse, siguiendo el ritmo que determine el azar y la evolución de los
ecosistemas. Esto entronca, por cierto, con la famosa idea de nuestro querido
Ramón Margalef de que la evolución se da en el marco de la sucesión de los
ecosistemas. Pensemos, por ejemplo, en el chimpancé y el bonobo, separados
desde hace un millón y medio de años por el río Congo en África central. Si
ahora esa barrera biogeográfica desapareciera, ¿podrían hibridar el bonobo y el
chimpancé? Yo no apostaría mi brazo derecho a que no. ¡Al menos, no antes de
que se averigüe cómo demonios puede regenerarse un miembro perdido, al estilo
de las estrellas de mar o del ajolote mexicano!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHLk1IhU5pUBbqhg7EmoGX4-rP3Tl1iU6YK-pnQickXMt0S_qKe7GAAKr2atzVdzKWqlneCg8jdoErXDvGy0cvu8VbDN18IKm1_-JuM_OXDvTWyCu66lTdau0re7GYyeE9o8ZMp_tiTtU/s1600/IMG_4673.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><img border="0" height="480" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHLk1IhU5pUBbqhg7EmoGX4-rP3Tl1iU6YK-pnQickXMt0S_qKe7GAAKr2atzVdzKWqlneCg8jdoErXDvGy0cvu8VbDN18IKm1_-JuM_OXDvTWyCu66lTdau0re7GYyeE9o8ZMp_tiTtU/s640/IMG_4673.JPG" width="640" /></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: left;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 16px; text-align: justify;">Pardela balear (</span><i style="font-size: 16px; text-align: justify;">Puffinus mauretanicus</i><span style="font-size: 16px; text-align: justify;">) en la hura donde se reproduce. Esta especie hibrida con la pardela mediterránea (</span><i style="font-size: 16px; text-align: justify;">P. yelkouan</i><span style="font-size: 16px; text-align: justify;">) allí donde coinciden sus áreas de distribución, como en la isla de Menorca. Lo cual no es algo anormal ni significa que ambas pardelas pierdan su categoría de especie (Foto: Maite Louzao).</span></span></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Pardelas en el
Mediterráneo</span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Otro
ejemplo que me resulta familiar es el de las pequeñas pardelas del género <i>Puffinus</i>. Desde que el Mediterráneo
abandonara su periodo de desecación hace algo más de cinco millones de años (1),
ha visto como surgían varias especies distintas de pardelas a partir de un
ancestro común, de las cuales actualmente sólo sobreviven dos. Como sabéis, una
vive en la parte oriental del Mediterráneo (<i>P.
yelkouan</i>) y su especie hermana en la occidental (<i>P. mauretanicus</i>). Resulta que las áreas de distribución de ambas
especies coinciden en la isla de Menorca y allí hibridan (2). ¿Acaso eso significa
que no son especies verdaderas? Con el concepto ecológico de especie en la mano
no hay ninguna duda de que lo son: crían y se alimentan en zonas distintas, y
difieren morfológicamente. Simplemente, su especiación ecológica no incluyó el
aislamiento reproductor y los individuos que coinciden en Menorca pueden
hibridar. Si ese proceso se extendiera de manera espontánea a un porcentaje alto
de la población podría suponer el final de una de esas especies, pero surgiría
algo nuevo en su lugar (2b).<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">¿No
podría ser este un mecanismo habitual de especiación en animales? Nosotros
mismos, los <i>Homo sapiens</i>, somos los
primeros híbridos “impuros”. Además de nuestro ADN propio, llevamos a cuestas el
de los neandertales, los denisovanos y los pre-denisovanos, que sepamos hasta
ahora. No somos una mezcla a partes iguales, pero portamos ADN de tres especies
de humanos arcaicos. Tras nuestra salida del continente africano nos fuimos mezclando
con todos los humanos que encontramos en Eurasia. ¿Más ejemplos? Un 10% de los
genes de los coyotes del este de Estados Unidos viene de los perros domésticos
y un 25% directamente del lobo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Cambio climático
e hibridación<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Me
viene a la cabeza aquella campaña de erradicación de malvasía canela en los
años noventa, una especie americana, porque hibridaban con la nativa malvasía
cabeciblanca. Probablemente interrumpimos artificialmente un proceso de
evolución que fue iniciado involuntariamente al trasladar malvasías americanas
al Reino Unido y dejar que se escaparan. En tal caso la erradicación parece
justificada, porque no fue un proceso espontáneo, sino mediado por nosotros,
pero ¿qué hubiéramos hecho si las malvasías canales hubiesen llegado por sus propios
medios? Me temo que lo mismo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Más
bien, deberíamos ir acostumbrándonos a esto de la hibridación. A medida que el
planeta se calienta, las áreas de distribución de las especies terminan por entrar
en contacto y son cada vez más las que hibridan entre sí. En Norteamérica, los
osos pardos están hibridando con los osos polares, al igual que las ardillas
voladoras del sur con las del norte, varias especies de reinitas del género <i>Dendroica</i> o las mariposas amazónicas del
género <i>Heliconius</i> (3). Bien podría pasar
que los híbridos, en lugar de tener problemas de adaptación, se inserten
ecológicamente con mayor facilidad y rapidez en sus ecosistemas cambiantes (4).
Es el mismo vigor híbrido que se busca al mezclar distintas variedades de
animales domésticos para generar mestizos más resistentes. De hecho, esto es
precisamente lo que parece estar pasando con los coyotes híbridos (<i>coywolves</i>) en aquellos lugares donde el
lobo había sido extirpado con anterioridad. Y ese parece ser también el caso de
nuestra especie, sin ir más lejos, que ha visto reforzado su sistema inmune
gracias a la hibridación con <i>Homo
neanderthalensis</i>.<a href="https://www.blogger.com/null" name="_GoBack"></a><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Al
menos durante los periodos de cambio climático –y los ha habido para dar y
regalar en la historia del planeta– la hibridación ha debido ser el pan nuestro
de cada día, un mecanismo más de diversificación de animales y vegetales. Como
tal, merece nuestro respeto. También ha ocurrido en poblaciones isleñas que
quedan reducidas a un tamaño muy pequeño, pero que tienen alguna especie
hermana a mano con la que mezclarse como último recurso de supervivencia. No
podemos tenerlo todo bajo control ni esperar que el mundo se mueva por los
caminos que nosotros consideramos aceptables. La naturaleza se empeña una y
otra vez en demostrarnos que puro no hay nada, que la diversidad de estrategias
es la norma y que el mundo imaginado tiene poco que ver con el real.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Agradecimientos<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">A
Carlos Herrera, por hablarme del concepto de evolución reticulada. Jaume
Terradas y Marta Vila leyeron sendos borradores del trabajo y aportaron
valiosos comentarios.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Bibliografía<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt;">(1) <b>Martínez-Abraín, A. (2014).</b> El mar
entre tierras… humanizadas. </span><i><span lang="EN-GB" style="font-size: 12pt;">Quercus</span></i><span lang="EN-GB" style="font-size: 12pt;">, 337: 6-8.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="EN-GB" style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(2) <b>Genovart, M. y otros autores (2005).</b>
Two sibling species sympatrically breeding: a new conservation concern for the
critically endangered Balearic shearwater. <i>Conservation
Genetics</i>, 6: 601-606. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(2b) Genovart,
M. y otros autores. (2012). Genetic and phenotypic differentiation between the
critically endangered Balearic shearwater and neighboring colonies of its sibling
species. Journal of Heredity 103:330-341. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span lang="EN-GB" style="font-size: 12pt;">(3) <b>Breining, G. (2015).</b>
Coydogs and lynxcats and pizzlies. </span><span style="font-size: 12pt;">Disponible en: http://ensia.com/articles/coydogs-and-lynxcats-and-pizzlies-oh-my/<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span lang="EN-GB" style="font-size: 12pt;">(4) <b>Arnold, M.L. (2006).</b> <i>Evolution through genetic exchange</i>. </span><span style="font-size: 12pt;">Oxford
University Press. Oxford.</span></span></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-61828371717682287482016-05-27T13:53:00.002-07:002016-05-27T13:56:40.023-07:00¡Cuéntame!<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Una de las
actividades más provechosas para gestionar flora y fauna es, simplemente,
contar. Pero muchas veces no se hace, o se hace mal. Por ejemplo, hay que
contar en el momento oportuno.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Para
determinar a qué ritmo crece o decrece una población, lo mejor es someterla a una
serie de conteos. También nos servirá para proyectarla hacia el futuro y predecir así qué tamaño
tendrá al cabo de horas, días, semanas, meses o años. Todo según la especie que
nos interese y las preguntas que queramos responder. Pero contar implica cometer
errores.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Cuéntame, pero
cuéntame bien<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Imagina
que tu tarea es averiguar cuántos nidos de gaviota patiamarilla hay en un
islote cualquiera. Si estamos hablando de un islote pequeño y con poca
vegetación no será difícil. Lo más seguro es que cuentes todos los nidos. Pero
si hablamos de un espacio más grande la cosa cambia. Incluso con un equipo de muchas
personas es fácil dejarse algún nido sin contar, escondido entre la vegetación.
En estos casos puede utilizarse una sencilla técnica denominada “captura-marcaje-recaptura”.
Consiste en recorrer la parcela no una, sino dos veces. Durante la primera vuelta
debes marcar todos los nidos que encuentres. Las marcas deben ser fáciles de ver
pero difíciles de eliminar por las gaviotas. En la segunda vuelta anotarás
tanto los nidos ya marcados como los que encuentres nuevos. Esa es toda la
información que necesitas para estimar el número total de nidos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">¿Cómo?
Pues mediante una sencilla regla de tres. Basta con asumir que la proporción de
nidos totales respecto a nidos marcados se mantiene constante entre las dos
vueltas. Nunca he puesto una fórmula, una ecuación (¡y van ya más de 70 Detectives!),
pero siempre hay una primera vez. Para poder explicarlo, os presento… el índice
de Lincoln-Petersen: N/M = C/m. Donde <b>N</b>
es el tamaño total de población que anhelamos averiguar, M el número de nidos
marcados en la primera vuelta, C el número total de nidos encontrados en la
segunda vuelta y m el número de nidos
encontrados en esa segunda vuelta que ya habían sido marcados en la primera. Si
os fijáis, la situación ideal sería que m fuera igual a C, es decir, que en la
segunda vuelta todos los nidos que encontremos ya hubieran sido localizados y
marcados en la primera. En tal caso el cociente es igual a 1, por lo que la
relación N/M es también necesariamente igual a 1, lo que quiere decir que el
número real de nidos en la población es exactamente el que encontramos en la
primera vuelta. Nuestro censo no habría tenido error. Pero eso pasa pocas
veces. Veamos un ejemplo con números.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Supongamos
que en la primera vuelta encontramos 80 nidos. En la segunda encontramos 60, de
los cuales 40 ya estaban marcados por nosotros en la primera vuelta. Por lo tanto,
el número estimado de nidos será de 120. Recordad que estamos hablando de
estimas aplicando el índice de
Lincoln-Petersen. Si nos hubiéramos fiado de la primera vuelta nos habríamos
ido a casa pensando que hay 80 nidos, mientras que había 120 en realidad.
Habríamos subestimado el número de nidos en nada menos que ¡un 33%! Lógicamente,
cuanto más parecidos sean C y m menos diferencia habrá también entre el primer conjunto
de nidos marcados y la estima definitiva.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTTlIeyqQ6-IoZxbl0MeNfJQu4_CxvIwztgWksCShW3O-2R8TU5qSG7_CEPQM1or9ZKObMzjlZwN0M0fA-Kc_Jdp-HkMQTbCdauEKOb7JOXrgz3q1RS64MBmwzDfx2nB8SAqlUhTrzlKQ/s1600/ZORRO+CON+CONEJO.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><img border="0" height="424" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTTlIeyqQ6-IoZxbl0MeNfJQu4_CxvIwztgWksCShW3O-2R8TU5qSG7_CEPQM1or9ZKObMzjlZwN0M0fA-Kc_Jdp-HkMQTbCdauEKOb7JOXrgz3q1RS64MBmwzDfx2nB8SAqlUhTrzlKQ/s640/ZORRO+CON+CONEJO.jpg" width="640" /></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;"><i>Zorro
con un conejo en las fauces detectado por cámara de foto-trampeo. Si un zorro
listo quisiera averiguar cuantos conejos hay en su territorio tendría que hacer
una sesión de captura, marcar a los conejos, liberarlos sanos y salvos y volver
a hacer una segunda sesión de captura (foto: Daniel Cara).</i><a href="https://www.blogger.com/null" name="_GoBack"></a><o:p></o:p></span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Cuéntame y
estímame</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Aunque
la estima final puede ser puntual (un sólo número de nidos), también cabe
calcularla en forma de intervalo, lo cual es mucho más adecuado. En el caso anterior
(para no meter aquí otra fórmula tendréis que fiaros de mí) la estima oscila
entre un mínimo de 93 y un máximo de 173 nidos.. Y ese sería nuestro resultado
final. O bien nos quedamos con la estima puntual del índice de Lincoln-Petersen
de 120 nidos, que sería equivalente a una media, o bien ofrecemos el intervalo
de confianza en torno a esa media en forma de horquilla: entre 93 y 173 nidos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Ahora
ya tenemos una estima sólida a partir de la cual podemos calcular el ritmo de
crecimiento de la población (mediante procedimientos matemáticos que no vienen al
caso) y proyectarlo en el futuro. Suponiendo, claro está, que las cosas sigan sucediendo
como hasta ahora.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Huelga
decir que este procedimiento no sólo sirve para contar cosas estáticas, como
los nidos de gaviota, sino también cabras, lobos, escarabajos o sapos. Cualquier
animal que pueda ser capturado y marcado sin que eso afecte a las subsiguientes
localizaciones ni a su supervivencia. Es cierto que algunos animales son
difíciles de capturar o que más vale no hacerlo. Entonces lo mejor es contarlos
no una sola vez, sino varias, para poder determinar nuestro grado de error (1, 2).
Una forma más sofisticada de estimar N es marcar a los individuos capturados de
manera individualizada (con códigos) o identificar sus marcas naturales, tarea que
facilita la fotografía digital, y seguirlos a lo largo del tiempo. Es verdad
que requiere mucho esfuerzo volver a localizar repetidas veces a los
animales marcados, pero tiene la ventaja de que nuestra estima de la población
será un dato sólido y que el proceso nos permitirá estimar otros parámetros
demográficos importantes. A veces la genética viene en nuestra ayuda y nos
permite contar los animales a partir del ADN de sus restos, como en el caso de
los excrementos de nutria (3). Además, genética y captura-recaptura no son técnicas
excluyentes, sino complementarias. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Cuéntame, pero en
el momento oportuno<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Otro
problema habitual en este mundillo nuestro es que no se evalúan las medidas de
gestión. El responsable suele pensar en solucionar un problema, pero no diseña
su actuación de forma que pueda evaluar luego su éxito. Lo cual es fundamental para
saber si se han invertido bien tanto el esfuerzo como el dinero y si vale la
pena o no repetir la experiencia en otros sitios. Pongamos que se construye una
vía del tren de alta velocidad y la Administración, en su declaración de
impacto ambiental, considera necesario construir pasos para la fauna. De poco
servirá hacerlos si luego nadie se para a evaluar su eficacia y eso exige planificar
un protocolo mínimamente sesudo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span style="font-size: 12.0pt;">Dicho
procedimiento se denomina BACI, unas siglas que todo gestor debería llevar
grabadas a fuego en su mente. BACI viene de </span><b><span lang="EN-GB" style="font-size: 12.0pt;">B</span></b><span lang="EN-GB" style="font-size: 12.0pt;">efore-<b>A</b>fter, <b>C</b>ontrol-<b>I</b>mpact</span><span style="font-size: 12.0pt;">. Es decir, para
evaluar la efectividad de algo hemos de contar, sí, pero antes (before) y también
después (after) de cada actuación. Lo ideal sería contar también durante, sobre
todo en actuaciones a largo plazo. Y no sólo eso, sino que necesitamos contar también
en la zona tratada (impact) y en otra lo más parecida posible (control) que no
se haya visto alterada por la actuación cuya influencia queremos evaluar.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Vamos
a suponer que llevamos a cabo una campaña de desratización en un islote y que
luego queremos saber si eso ha tenido algún beneficio para las plantas que se comían
las ratas. No basta con ir después y ver si hay muchas plantas. Para empezar,
habría que comparar ese “muchas” con algo que nos permita cuantificar su
aumento en densidad o diversidad, o sea, con la situación previa. En segundo
lugar, hay que considerar otros posibles factores que pueden arrojar el mismo
resultado; por ejemplo, quizá las plantas se recuperaron por eliminar las ratas
o bien porque justo llovió en esos días lo que no había llovido en meses. Esa
información nos la dará nuestro islote control, en el que observaríamos si, a
pesar de tener ratas, las plantas han aumentadotambién.. Para ser justos hay
que admitir que en los trabajos de campo es difícil contar con controles
verdaderos. Necesitamos un islote de tamaño y características semejantes al que
vamos a manejar. Pero eso, estrictamente hablando, no sucede nunca y habrá que
conformarse con uno lo más parecido posible. Como la propia evolución siempre
trabajamos con lo menos malo disponible, que puede distar mucho de lo mejor
imaginable. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Una
vez hechos los conteos en parcelas debidamente escogidas, hemos de encontrar
que la variable más relevante para explicar las variaciones en la densidad de
plantas es la interacción entre el antes/después y el control/tratamiento. En
tal caso podremos concluir que el cambio en densidad sucedió de manera
diferente en la parcela objeto de tratamiento con respecto a la que sirve de control.
Si todo ha salido como esperábamos, el aumento del después respecto al antes
debería ser mayor en la parcela tratada que en la control. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Cuéntame, pero
no me cuentes cuentos<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Para
hacer las cosas bien sólo hace falta un poco de previsión y organización. Y
saber echar a posteriori unos cuantos números. No cuesta gran cosa diseñar bien
nuestro trabajo de campo y las ventajas son sustantivas. En el supuesto de la
desratización diríamos que, en efecto, fue una actuación positiva para las
plantas (no se debió a otra cosa por casualidad) y hubo un aumento en riqueza o
densidad de especies cuya magnitud podemos cuantificar. ¡Perfecto!<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Si
tenéis responsabilidades públicas (o privadas) en el mundo de la gestión de la
naturaleza, por favor, iros a dormir con estos nombres en la cabeza: Lincoln-Petersen
y BACI. Las mejoras que pueden reportar a vuestra vida profesional son enormes. Para
mi forman parte de lo que podríamos denominar “un mundo mejor” en lo que
respecta a conservación de la biosfera.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Agradecimientos<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">A
Daniel Oro, Giacomo Tavecchia y José Manuel Igual por leer y comentar un
borrador del artículo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Bibliografía<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span style="font-size: 12.0pt;">(1) <b>Bibby, C.J. y otros autores (2000).</b> </span><i><span lang="EN-GB" style="font-size: 12.0pt;">Bird census techniques</span></i><span lang="EN-GB" style="font-size: 12.0pt;">. Academic Press. </span><span style="font-size: 12.0pt;">London.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">(2) <b>Tellería, J.L. (1986).</b> <i>Manual para el censo de los vertebrados
terrestres</i>. Raíces. Madrid.<o:p></o:p></span></div>
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">(3) <b>Thalinger, B. y otros autores (2015).</b> Molecular
prey identification in Central European piscivores. <i>Molecular Ecology Resources</i>. Disponible en Doi:10.1111/1755-0998.12436</span><span style="font-family: times new roman, serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-63307245679894617582016-04-22T13:47:00.002-07:002016-06-22T09:13:59.449-07:00¿Refugiados o adoptados?<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;"><i>Cuando una
perturbación afecta al hábitat original de una especie, tanto si ha sido
provocada por el ser humano como si no, los afectados tienen dos posibilidades. O
bien se trasladan a otro hábitat diferente y tratan de encajar en él. O bien se
instalan en un entorno artificial que casualmente reúna los atributos básicos
de su lugar de procedencia.<o:p></o:p></i></span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;"><i><br /></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Los
bisontes europeos (<i>Bison bonasus</i>) son
un buen ejemplo del primer caso enunciado en la entradilla. Evolucionados en
los extensos pastizales que se abrieron durante los picos glaciares, una vez retirados
los hielos fueron a refugiarse en el interior del bosque. Para describir el
proceso algunos autores han acuñado las expresiones “especies refugiadas” y “refugios”
(1). Ese sería el caso también de las focas monje (<i>Monachus monachus</i>) de la colonia de Cabo Blanco (Mauritania), de
las que ya hablé en 2008 (2). El ambiente original de las focas eran las playas,
pero acabaron sobreviviendo en el interior de las cuevas, un hábitat menos
adecuado y más peligroso que todos los años se cobra un tributo en cachorros cuando
los temporales sacuden aquellas costas acantiladas.<span class="msoIns"><ins cite="mailto:AapireE17" datetime="2016-04-19T11:11"><o:p></o:p></ins></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Un
tercer caso de megafauna refugiada sería el de los osos pardos (<i>Ursus arctos</i>) de la cordillera
Cantábrica. Hemos crecido aprendiendo que los osos viven en las montañas abruptas
del norte de España, pero en el pasado –como los lobos y los quebrantahuesos–
estaban distribuidos por todo tipo de ambientes. Si pienso en la anatomía de
los osos, les veo felices en ambientes con no demasiada pendiente, en montañas
amables. Sin embargo, fueron eliminados de toda la Península salvo en los valles
del norte, donde se libraron de la quema por cuestiones circunstanciales. En
Asturias, por ejemplo, la gran pendiente del terreno debía hacer poco rentable
la extracción de madera y sospecho que también pudo ser esencial la pujanza de la
minería del carbón. Es cierto que los mineros mataban osos en su tiempo libre,
pero disponer de carbón mineral en abundancia pudo evitar que se explotaran los
bosques norteños para obtener carbón vegetal, como en el resto del territorio
hispano hasta tiempos recientes. Así pues, una actividad industrial depredadora
podría estar paradójicamente detrás de la persistencia del oso hasta el siglo
XXI.</span><span class="msoIns" style="font-family: "times new roman" , serif;"><ins cite="mailto:AapireE17" datetime="2016-04-19T11:11"><o:p></o:p></ins></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Finalmente,
es probable que el lobo (<i>Canis lupus</i>)
también sea una especie refugiada en los bosques, a juzgar por su reconocida capacidad
para cubrir largas distancias con un trote económico, figura que evoca al
mítico lobo estepario.</span><span class="msoIns" style="font-family: "times new roman" , serif;"><ins cite="mailto:AapireE17" datetime="2016-04-19T11:11"><o:p></o:p></ins></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzWl7XDf4Ul8ebpVnjogmUGu6fDPHEty7f-iMNoCJ-fKfen_qHgYkPehhtiZCFEdJ0B-9GSmKYKHsXqNWXXAUYLuH8lvl0HKy6BEM-ihUwId1xkxhpdYz9Gl5i5PPQfFKiy0jm-LTJgHs/s1600/Colonia+graneles.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="422" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzWl7XDf4Ul8ebpVnjogmUGu6fDPHEty7f-iMNoCJ-fKfen_qHgYkPehhtiZCFEdJ0B-9GSmKYKHsXqNWXXAUYLuH8lvl0HKy6BEM-ihUwId1xkxhpdYz9Gl5i5PPQfFKiy0jm-LTJgHs/s640/Colonia+graneles.JPG" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">No, no es una base espacial en la luna. Es tan sólo una colonia
de gaviotas de Audouin (<i>Laurus audouinii</i>)
en la dársena sur del puerto de Castellón. Un entorno completamente artificial
que, sin embargo, cumple con holgura sus funciones como hábitat de sustitución
del hábitat original de la especie (Foto: Pepe Greño).</span><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Exilios forzosos<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12.0pt;">Al
margen de los grandes mamíferos, uno de los equipos de investigación con los
que colaboro tardó mucho tiempo en darse cuenta de que uno de nuestros
principales modelos de estudio, la gaviota de Audouin (<i>Larus audouinii</i>), también era una especie refugiada. En este caso,
había sido arrinconada en los islotes mediterráneos donde empezamos a
encontrarla en los años setenta del siglo pasado. El espacio al que pertenece (</span><i><span lang="EN-GB" style="font-size: 12.0pt;">where they
belong</span></i><span style="font-size: 12.0pt;">,
como dicen los anglosajones) son las playas y campos dunares cambiantes, que
explican bien a las claras su carácter nómada. Cuando la actividad turística usurpó
esos ambientes costeros tuvieron que refugiarse en los islotes. Pueden
sobrevivir allí, pero tienen menos éxito individual y colectivo, medido en supervivencia,
productividad y tasa de crecimiento poblacional. Las gaviotas de Audouin crían
mejor en las dunas del delta del Ebro que en las islas Columbretes. Del mismo
modo que los osos obtendrán un mayor éxito reproductor cuando puedan bajarse de
sus refugios de las montañas para instalarse de nuevo en relieves más suaves.
Las propias focas monje sacan adelante más crías cuando pueden abandonar las
cuevas y reproducirse en playas abiertas.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Buitres
enriscados<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">A
pequeña escala, el buitre negro (<i>Aegypius
monachus</i>) también se comporta como un refugiado cuando elige sus lugares de
cría en Mallorca. En lugar de formar colonias laxas en los extensos encinares
de la sierra de Tramuntana, escoge pinos que crecen en los abruptos acantilados
de este sistema montañoso. Una elección difícil de explicar, a menos que los
encinares mallorquines estuvieran llenos de personas ocupadas en diversas
actividades de subsistencia (carboneros, yeseros, porqueros) hasta los años sesenta,
como así fue. El monte era entonces un ambiente pre-industrial, más que un
lugar salvaje. De ahí se pasó, casi sin solución de continuidad, a tener las
montañas llenas de ejércitos de excursionistas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El
caso es que los buitres probablemente no encuentran la tranquilidad que
necesitan para criar en su hábitat predilecto. De hecho, pienso que su
población no termina de despegar debido a que los jóvenes reproductores no
encuentran pinos adecuados para instalar el nido en los acantilados. Es más,
los buitres tienen una alta tasa de supervivencia, encuentran abundante
alimento en los comederos y nunca se han regateado esfuerzos en su defensa. La
predicción sería, por tanto, que cuando empiecen a criar en los encinares su
población crecerá de forma exponencial hasta que otro tipo de recurso establezca
un nuevo límite.</span><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_GoBack"></a><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: justify;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnQRpPv8MgAVUx-cAHwgwr6VM3vnu_V9pSjgsyUTu1w9Dy6_xp55v77YI69Bz2KnPfyTt-KLczpMClB4Yt8o5GoRHSq0T6lerHwDnclpEJzMHWxzex01C0vu1i3oZasnOXif1RJbvvJGQ/s1600/IMG_2922.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: xx-small;"><img border="0" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnQRpPv8MgAVUx-cAHwgwr6VM3vnu_V9pSjgsyUTu1w9Dy6_xp55v77YI69Bz2KnPfyTt-KLczpMClB4Yt8o5GoRHSq0T6lerHwDnclpEJzMHWxzex01C0vu1i3oZasnOXif1RJbvvJGQ/s640/IMG_2922.JPG" width="640" /></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div style="text-align: left;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: small;">Las nutrias son especies adoptadas en los embalses. Estos medios sustituyen bastante acertadamente (y sin intención) las características de los cursos medios y bajos de los ríos donde las nutrias evolucionaron originalmente (Foto del autor)</span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Hábitats de sustitución
y especies adoptadas</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">En
ocasiones, las especies que han visto perturbado su ambiente original no
deciden trasladarse a un hábitat natural alternativo, sino a un entorno altamente
modificado o incluso producto de la actividad humana. Hace poco hemos
denominado “hábitats de sustitución” a estos ambientes que satisfacen, sin pretenderlo,
los requerimientos esenciales de una especie. Y, del mismo modo, llamamos a sus
ocupantes “especies adoptadas” (3).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Los
embalses y las nutrias (<i>Lutra lutra</i>)
son un buen ejemplo de ambos conceptos. En los años ochenta pensábamos que las
nutrias amaban las cabeceras impolutas de los ríos interiores. Pero pasábamos
por alto el hecho de que las nutrias habían tenido que refugiarse en esas
cabeceras fluviales debido a que en los tramos medios y bajos la presión humana
era mayor. Ahora que ya no se les persigue y los ríos cuentan con depuradoras,
vemos cómo las nutrias regresan a sus ambientes originales. Pensado fríamente
¿quién querría vivir en la parte alta de un río si a medida que bajas hacia el
mar aumenta el número y la densidad de especies presa? Artefactos. Lo que
veíamos eran artefactos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Ahora
lo habitual es encontrar nutrias en los embalses que se han construido, por regla
general, en el tramo medio de los ríos. Los pantanos reproducen bastante bien
algunas de las características propias de desembocaduras y estuarios, con sus aguas
calmas y profundas ricas en presas, aunque muchas de ellas sean especies exóticas
e invasoras. Obviamente, las nutrias crían mejor donde abunda el alimento y pueden
practicar distintas técnicas de caza. Desde el buceo en profundidad, apurando los
30 segundos de apnea, hasta la prospección detallada de las orillas, según la
época del año. Una nutria de embalse se parece más a una nutria marina que a una
nutria de cabecera. Es más, antaño las nutrias europeas de hábitos marinos debían
de ser más abundantes de lo que nos pensamos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">De
hecho, el mar es una fuente de alimento más feraz que el río. Y las nutrias son
voraces. Mi amigo y colega Juan Jiménez, me explicaba hace un tiempo que el nombre de las nutrias viene de nutrirse,
porque no paran de cazar. Yo mismo las he visto capturar 13 peces en 26
minutos, un lance tras otro, en un embalse gallego. Hay que tener en cuenta que
el agua está fría, sobre todo en invierno, y que las nutrias, a diferencia de
las focas, no cuentan con una gruesa capa de grasa subcutánea que las aísle, de
modo que han de alimentarse sin parar para compensar las graves pérdidas de
calor corporal. Son poco más que garduñas con un buen traje de neopreno, como
vislumbraba Carlos Herrera el otro día que hablábamos de estos mustélidos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">La mejor opción<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Otros
ambientes sustitutivos son, por ejemplo, los medios urbanos, donde se han
asentado aves y mamíferos que procedían de entornos forestales. También las especies
propias de pastizales abiertos han encontrado un buen remedo de su hábitat
primigenio en los campos de cereal, ya sean arrozales o trigales. Ninguno de
estos medios se ha creado a propósito para favorecer a la fauna, pero resultan
ser, por mera casualidad, muy adecuados para determinadas especies.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Lógicamente,
un ambiente de sustitución nunca será tan bueno con el original, sobre todo
porque no reproduce el mismo tipo de comunidades y, por lo tanto, pierde diversidad
e información por el camino. Pero pueden llegar a ser una alternativa muy buena e incluso a proporcionar mayores tasas de éxito reproductor que los ambientes
originales. Es lo que está pasando con la gaviota de Audouin, que deja las
playas y dunas del delta del Ebro para trasladarse a salinas, marinas y
puertos, donde sus poblaciones crecen a buen ritmo. La mayor colonia actual de
esta especie se encuentra en una dársena del puerto de Castellón. ¿Por qué?
Bueno, la disponibilidad de alimento sigue siendo alta gracias a los descartes
de la flota pesquera y, además, la presión de los depredadores es allí menor. En
el delta los depredadores habían encontrado un buen sitio para saquear los
nidos de las gaviotas, pero no se acercan al puerto debido a lo que llamamos “efecto
espantapájaros”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12.0pt;">La
colonia del puerto pasará a la historia antes de que muchos depredadores acaben
por localizarla y la conviertan en un sitio indeseable, ya que cuando se
reanuden las obras de ampliación desaparecerá el espacio ahora disponible.
Quizá para entonces la presión de los depredadores haya vuelto a reducirse en las
dunas y playas del delta y las gaviotas regresen a reclamar sus antiguos
feudos. Hacer las maletas de tanto en tanto está en los genes de cualquier
especie que nidifica directamente en el suelo. Mientras, habrán sido adoptadas por
su hábitat de sustitución.</span><span style="font-size: 12pt;"> </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Bibliografía<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12.0pt;">(1) <b>Kerley, G.; Kowalczyk, R. y Cromsigt, M.
(2011).</b> </span><span lang="EN-GB" style="font-size: 12.0pt;">Conservation implications of the refugee species
concept and the European bison: king of the forest or refugee in a marginal
habitat? </span><i><span style="font-size: 12.0pt;">Ecography</span></i><span style="font-size: 12.0pt;">, 35: 519-529.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">(2) <b>Martínez-Abraín, A. (2008).</b> Fotogramas.
<i>Quercus</i>, 270: 6-7.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12.0pt;">(3) <b>Martínez-Abraín, A. y Jiménez, J. (2015). </b></span><span lang="EN-GB" style="font-size: 12.0pt;">Anthropogenic areas as incidental substitutes for
original habitat. </span><i><span style="font-size: 12.0pt;">Conservation
Biology</span></i></span><span style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">,
(en prensa). Disponible en DOI: 10.1111/cobi.12644</span><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-14134101944720333652016-03-24T15:00:00.002-07:002016-03-24T15:04:09.070-07:00Cuentos de marmitas, gigantes y pilancones<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Algunas estructuras
geomorfológicas pueden inducir a engaño. Por ejemplo, dos depresiones de
aspecto similar, pero localizadas en ambientes distintos, parecen sugerir un
mismo agente causal. Pero, al desconocer los procesos subyacentes, hay quien
invoca la participación de fuerzas externas a la naturaleza; cayendo, no ya en
el error, sino en la construcción de un mito.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Seguro
que todos conocéis las marmitas, esas estructuras consistentes en el vaciado
cilíndrico de una roca por la acción erosiva del agua, ya sea en el mar o en los
ríos. El agente erosivo es el agua en movimiento, aunque emplea como
herramienta de cincelado los guijarros, más o menos grandes según los casos,
que giran una y otra vez dentro de la cavidad. Así pues, las marmitas se
generan por un proceso meramente físico que da lugar a pequeñas pozas que luego
utilizan la flora y la fauna. La ecología siempre sucede dentro del marco
geológico. El caso es que el nombre de marmita no les ha caído del cielo. En
parla popular, marmita es sinónimo de olla, puchero o cazuela y, si
profundizamos un poco más en el asunto, descubriremos que esas pozas de los
ríos se llaman en realidad “marmitas de gigantes”. ¿Por qué de gigantes? Aquí
es donde la acepción culinaria cobra sentido. ¿Cómo se iban a formar unos
orificios tan perfectamente circulares y profundos si no es por intervención
humana? Pero no de un humano cualquiera, porque el guiso que cabe en una gran
marmita ¡sólo puede servir para dar de comer a un gigante! Así pues, la
sabiduría popular establecía una relación de causa-efecto equivocada y atribuía
a seres enormes y poderosos la excavación de marmitas en los ríos, pasando por
alto lo que son capaces de hacer unas piedras movidas en círculo por la
corriente durante largos periodos de tiempo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Pasos de gigante</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">El
caso es que sobre las rocas plutónicas se originan otras estructuras muy
parecidas. En inglés se denominan </span><i><span lang="EN-GB" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: EN-GB;">gnamma pits</span></i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> y “pilancones” en román paladino,
aunque sea un término no recogido por la Real Academia Española. Los pilancones
tienen un aspecto bastante similar al de las marmitas, pero surgen por un
proceso algo diferente que conjuga erosión física y química. Como todo el mundo
sabe, el granito está formado por cuarzo, feldespatos y micas. Pues bien, expuesto
al aire y a la lluvia, sus feldespatos (magnésicos o potásicos) sufren una transformación
química que da lugar a un polvillo abrasivo que, movido por el viento, genera
estructuras erosivas de tipo circular. El mecanismo se retroalimenta
positivamente, de manera que lo que empieza siendo un agujerito termina por
convertirse en un gran hueco con aspecto de marmita. Al retener agua, lo
pilancones también devienen en pequeños ecosistemas, primero acuáticos y luego terrestres
por deposición de sedimentos. Un microcosmos digno de estudio pormenorizado. </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Las
personas ilustradas que saben cómo se forman las marmitas suelen pensar que los
pilancones tienen el mismo origen, pero hay notables diferencias. En el caso de
los pilancones primero interviene la química y después la física, el aire que
mueve en círculo el polvillo abrasivo a modo de máquina pulidora. Pero, vaya,
no andan muy descaminados. El ideario popular ha creado asimismo mitos en torno
a unas formaciones que vuelven a recordar la labor de seres gigantescos y
desconocidos. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFl50iD6TBIfSIeAFbtQgoKFVEHnSlIWRKsXQX7LSfaexex_TeGIcS9kPlzd5ZhloxOjcFjL7NaHIHdDVMe03Oavp8w_Iog_LFYmSLVO_1YlCXlLSX0p_l8b6gefrkpdpRA8wftv8Nb68/s1600/IMG_8013.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFl50iD6TBIfSIeAFbtQgoKFVEHnSlIWRKsXQX7LSfaexex_TeGIcS9kPlzd5ZhloxOjcFjL7NaHIHdDVMe03Oavp8w_Iog_LFYmSLVO_1YlCXlLSX0p_l8b6gefrkpdpRA8wftv8Nb68/s640/IMG_8013.JPG" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La
unión de dos pilancones, por erosión físico-química del agua y posterior
intervención del viento, ha dado lugar a una peculiar forma con aspecto de
huella de gigante (Foto del autor)<o:p></o:p></span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Por ejemplo, en la primera foto de estas páginas vemos una
estructura formada por dicho proceso erosivo, que ha acabado uniendo dos
pilancones. En la provincia de A Coruña el resultado se conoce como “pisada” o “huella”
de Roldán, porque fortuitamente ha adquirido el aspecto de una huella de
zapato. Si además resulta que alguien encontró otra similar en la sierra de
enfrente, sólo cabe concluir que la huella pertenecía a un gigante que daba
grandes zancadas. </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Una
vez más, la explicación a un patrón real se resuelve mediante un argumento
fantástico que acaba consolidándose como mito. Un buen ejemplo de lo difícil,
meritoria y poco intuitiva que puede llegar a ser la adquisición de conocimientos.
Y, también, de la importancia de nuestra mente simbólica, capaz de inventarse cualquier
cosa con tal de tranquilizar a la maquinaria pensante. Una adquisición reciente
de la mente humana que debió de resultar muy útil para la supervivencia en
tiempos duros.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPggcRW8AOZC5UK2S7I7C12yitioUgF6gswcB9N6VF-Wb_fvH_WaGrqv2Fi_8yPjRuTWiEBL3eZt0U4wlWClDa4dB98L-FKsP0IfDEDavuGi_ITD6TmGnhCMX35bLO2WwfOJYqRdSAP94/s1600/IMG_8862.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPggcRW8AOZC5UK2S7I7C12yitioUgF6gswcB9N6VF-Wb_fvH_WaGrqv2Fi_8yPjRuTWiEBL3eZt0U4wlWClDa4dB98L-FKsP0IfDEDavuGi_ITD6TmGnhCMX35bLO2WwfOJYqRdSAP94/s640/IMG_8862.JPG" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Cala
formada en las costas gallegas por la exposición de láminas de roca
metamórfica, inclinadas 90 grados y expuestas a la acción erosiva del mar (Foto del autor)<o:p></o:p></span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> </span><b><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Calas de
diversos estilos</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">¿A
quién no le gusta disfrutar de una cala en las islas Baleares? Pero calas hay
en otras costas, aunque de procedencia bien distinta. Las típicas calas baleares
siempre están asociadas al cauce de torrentes que han abierto su camino en la
roca durante el Pleistoceno. Con la llegada del Holoceno el nivel del mar
ascendió considerablemente y avanzó tierra adentro a lo largo de esos valles abiertos
por los cursos de agua. Cuando se estabiliza el nivel del mar acaba formándose
una playa, tanto por arrastre de sedimentos minerales desde tierra, como por
aporte de restos de conchas, caparazones y algas desde el mar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">En
la segunda fotografía vemos otra modalidad de cala. En este caso, los
sedimentos antaño depositados sobre el fondo marino han sufrido un giro de 90
grados durante una fase de orogenia y quedan expuestos a la erosión del oleaje.
Las capas de roca menos consolidada se erosionan con mayor facilidad que las más
compactas, de modo que acaban formándose pequeñas playas entre grandes paredes
de roca, como pasaba en el caso balear. Resultados similares obtenidos por vías
muy distintas. Los afloramientos verticales de la imagen no siempre terminan en
playas, sino que pueden formar también grietas o cuevas que en Galicia se llaman
“furnas”. Para que el mito no se sintiera desatendido durante mucho tiempo, tales
aberturas fueron consideradas vías de entrada al inframundo, al Hades, donde
penetró Ulises antes de regresar al
mundo de los vivos. De nuevo una explicación simbólica para tranquilizar
nuestras mentes pensantes ante lo desconocido.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Presas naturales
y artificiales</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Los
ejemplos de resultados convergentes por procedimientos distintos son
inacabables en la naturaleza. Pienso, por ejemplo, en los represamientos.
Además de los ingenieros y los castores, la propia gea puede formar presas en
los cauces fluviales por distintas vías. Una de ellas serían las morrenas terminales,
resultado de la erosión glaciar y el depósito de materiales. Otra serían los travertinos,
la deposición de carbonatos sobre la vegetación sumergida de un río. Cuando los
travertinos tienen desarrollo horizontal puede acabar formando embalses
naturales, como ocurre en las lagunas de Ruidera. También podrían incluirse
aquí los acantilados.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Tenemos
suerte de vivir unos tiempos en que la ciencia ha dejado reducidos a leyendas
los mitos populares propiciados por el desconocimiento de los procesos naturales.
Las patas de las garzas no segregan ningún aceite para atraer a sus presas, como
se cree en el Reino Unido; el agua de las fuentes de la sierra de Tramuntana,
en Mallorca, no viene de los Pirineos, como reza el mito; las curiosas formas
de las rocas ígneas del Guadarrama se
han formado por plegamiento, fractura y erosión a lo largo de periodos muy
extensos de tiempo, por mucho que al ojo humano le recuerde a objetos concretos.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Para
mí, todo esto representa una liberación, pues la ciencia libra al ser humano
del miedo. Un miedo con el que se le puede manipular cuando desconoce la
verdadera razón de las cosas. La ciencia no sólo nos regala la felicidad de una
sonrisa ante una relación causal correcta, sino que nos hace un poco más libres
a todos. Sólo por eso merece la pena. ¡Ya lo creo!<o:p></o:p></span></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-47103742368594957012016-02-29T03:33:00.003-08:002016-11-05T14:42:07.396-07:00El ecólogo en la tienda de comestibles<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Lo mejor de la
ecología es que se puede practicar en cualquier parte. En realidad, todo es un
continuo y hasta en los ambientes más urbanos y humanizados podemos encontrar
inspiración ecológica.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Aún
recuerdo con cariño el día que aprendí del maestro Margalef que sus paseos por
Barcelona le habían llevado a pensar que la coloración amarilla y negra de los
taxis era similar a la de las avispas; y que ambos, insectos y taxistas,
conseguían llamar así la atención de alguien. Margalef veía las ciudades como
ecosistemas de alta productividad que explotaban los medios vecinos, como hace
un humedal con los sistemas naturales de su cuenca hidrográfica. En el fondo,
la ciudad no inventa nada nuevo, sino que reproduce estructuras que ya existían
en la naturaleza. Desde esa perspectiva la persona sensible encuentra cierto
alivio. Los animales no funcionan como máquinas; las máquinas son, más bien,
intentos muy simplificados de un ser animal. El cerebro no es un ordenador,
sino que los ordenadores son amagos groseros del cerebro. La natura siempre se
nos adelanta, como no podía ser de otra manera. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Me
viene también a la cabeza un trabajo de Carlos Herrera publicado en esta misma
revista en el que se preguntaba de dónde habían salido las plantitas que crecen
en los alcorques de una gran avenida de Sevilla, dominada por el asfalto y los
coches (1).En mi caso, el contacto urbano con la ecología es más fácil porque
vivo en un pueblo y allí lo urbano y lo rural se dan la mano. De regreso a casa
puedo reflexionar sobre los falsos pétalos de la buganvilla que sobresale de un
patio privado y recuerdan a la cola del pavo real ya que ambas aparentan ser lo
que no son. Puedo recrearme observando higueras y zarzamoras que, a modo de
epífitas tropicales, crecen sobre los cinamomos asiáticos plantados en las
calles para dar sombra. Puedo viajar al mundo de los enormes mamíferos
herbívoros extinguidos por el hombre en la América de hace 13.000 años cuando reparo
en los gigantescos ejemplares de agaves y chumberas del jardín de flora
semidesértica, erizada de defensas. O me distraigo pensando en las
convergencias adaptativas de aviones y vencejos, que se afanan por criar en las
cornisas de las viejas casas, sustitutos de los acantilados naturales. Pero
donde más posibilidades encuentro de hacer ecología doméstica es en la tienda
de comestibles, en el colmado de la esquina. Las esperas para ser atendido se
convierten así en un momento de disfrute.</span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Higos, higueras
y avispas<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Uno
de esos momentos gozosos me lo proporcionó una caja de brevas, que me llevaron
a pensar por qué diantres las higueras tienen varias cosechas al año. ¿A qué se
debe ese extraño comportamiento? Al principio pensé que podía deberse a la
carga evolutiva del pasado tropical del género <i>Ficus</i>, al que pertenece la higuera (<i>F. carica</i>). Pero la realidad resultó ser mucho más sorprendente.
Las higueras tienen dos tipos de pies, es decir, un sistema reproductor dioico
o más bien dimorfo, con árboles cuyas flores femeninas sólo pueden tener el estilo
largo o el estilo corto, una estrategia evolucionada a partir de ancestros
monoicos (con los dos sexos sobre la misma planta).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">El
caso es que las higueras son polinizadas, en exclusiva, por unas avispillas de
la familia Agaonidae. Estas avispas transportan polen desde los pies masculinos
a los femeninos y penetran en el interior de los higos, que técnicamente son
siconos o frutos compuestos por multitud de diminutos frutillos y, por lo tanto,
de diminutas florecillas. Las avispas pueden tener ciclos vitales de dos o tres
generaciones. Por ello las higueras producen siconos de manera continua a lo
largo del año. Según los casos, proporcionan dos o tres cosechas en mayo, julio
y septiembre, o bien en mayo y agosto (primero las brevas y luego los higos). Es
decir, ¡<b>proporcionan tantas cosechas
como sea necesario para mantener con vida a sus imprescindibles polinizadores</b>!
Esta es la clave. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Desde
esta perspectiva, las varias cosechas anuales de las higueras serían la
consecuencia –y no la causa– de esas dos o tres generaciones que permite el
ciclo reproductor de las avispillas. Un complejo mutualismo que nosotros
aprovechamos en beneficio propio, olvidando de donde procede la aparente generosidad
de las higueras. La compleja fructificación de la higuera recuerda un poco a
esos árboles que, como los robles, producen agallas como medio de defensa ante el
ataque de los insectos. Unas agallas, que son aprovechadas por los insectos
como lugar seguro para sus larvas. Lo de las higueras y las avispas va un paso
más allá y se convierte en un mutualismo o en una simbiosis compleja que ha
atraído a la mente humana desde los tiempos de Aristóteles y Teofrasto (2).</span><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSQF72o6P-JYj_m2lgkMFngi1-pdpe_4XOUNLWdJzB22kfdlR5QcH6yRxFsOW1vL8c7lG6QTNP9EOyNT6F8EC062eiv9V9wGVmUn2mVAl4maCOIyoIIAO-Y_ODLCeAwwDMmevGQEQnlSo/s1600/Foto0373.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSQF72o6P-JYj_m2lgkMFngi1-pdpe_4XOUNLWdJzB22kfdlR5QcH6yRxFsOW1vL8c7lG6QTNP9EOyNT6F8EC062eiv9V9wGVmUn2mVAl4maCOIyoIIAO-Y_ODLCeAwwDMmevGQEQnlSo/s640/Foto0373.jpg" width="480" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;"><i>Las
cajas de fruta que encontramos en cualquier tienda de comestibles pueden ser
una fecunda fuente de inspiración para el pensamiento ecológico, si se miran
como algo más que un bien de consumo (Foto del autor).</i><o:p></o:p></span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;"><br /></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Mangos, aguacates y megaterios</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Pero
a la tienda de comestibles no sólo llegan productos locales. El mundo se nos ha
quedado pequeño y también son habituales los grandes frutos tropicales. Cuando
uno intenta comerse un mango, por ejemplo, se percata de lo particular de su semilla: es
enorme, plana y está muy bien protegida. Aparte de requerir una técnica
especial de pelado para acceder cómodamente a su pulpa (mesocarpio), el
endocarpio o hueso del mango nos puede llevar a pensar para qué demonios
fabrica una semilla con semejantes características. La razón se halla de nuevo
en una coevolución, esta vez entre animales que dispersan frutos y las plantas
que los producen. Los mangos son árboles relictos de un largo periodo de
interacción con la megafauna de mamíferos herbívoros del
Pleistoceno asiático. </span><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; font-size: 12pt;">Pensemos asimismo en el caso del durián asiático (</span><i style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; font-size: 12pt;">Durio zibethinus</i><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; font-size: 12pt;">), una fruta tropical gigante protegida por espinas y de agradable sabor, pero pestilente para nuestro olfato (seguramente todo lo contrario para el olfato de sus antiguos dispersores). </span><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; font-size: 12pt;">También antes de la llegada de nuestra especie a América, inmensas
manadas de mamuts y mastodontes dejaban sus huellas en el sedimento de los ríos. Gigantescos perezosos terrestres llamados megaterios se alimentaban
a dos patas de frutos igualmente agigantados y destinados a ser engullidos de
un bocado por animales de gran talla que no fracturasen ni dañasen la semilla. Lo
mismo hacían los extintos gliptodontes, enormes parientes de
los actuales armadillos, o los toxodontes. </span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Al
desaparecer toda aquella fauna, los árboles productores de frutos gigantes se
habrían encaminado progresivamente hacia su extinción de no ser por la
actividad agrícola humana, que no sólo los ha salvado sino que los ha expandido
enormemente. Los descendientes de aquellos humanos que terminaron de extinguir la megafauna de mamíferos fueron, en cierta medida, su sustituto funcional. Curiosidades de la vida. Se
pierde en diversidad, pero se conserva al menos la funcionalidad de los
ecosistemas afectados, es decir, continúa activo el proceso de dispersión. No
sólo continúa sino que probablemente se ha visto aumentado. Desde el punto de
vista de su eficacia biológica los mangos (y demás árboles frutales) son unos
vencedores que están muy alejados de la extinción al haber sido dispersado por los trópicos de todo el Planeta. A los frutos gigantes,
inaccesibles para la fauna salvaje actual, se les denomina anacronismos
evolutivos, fantasmas fuera de su tiempo. Sólo algunos homólogos domésticos de
la antigua fauna salvaje, como vacas y caballos, pueden consumirlos sin dañar
las semillas (3), especialmente si no son rumiantes (4). </span><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt;">Podríamos
seguir con más reflexiones sobre el pan, el </span>yogur<span style="font-size: 12pt;">, las almendras, el aceite,
el vino, las patatas, el maíz, las granadas o las sandías. Pero aquí es donde
debe entrar en juego la curiosidad y la imaginación del lector. ¡Feliz paseo
por el supermercado o, mejor aún, por la frutería local! Espero que seáis más
peligrosos que el célebre elefante soltado en una cacharrería.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Agradecimientos<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12.0pt;">A
Carlos Herrera, por ponerme en la pista de una bibliografía apasionante sobre
las estrategias reproductoras de las higueras. A Jaume Aulí, por nuestras
habituales conversaciones en torno a los productos que vende en su centenario
colmado mallorquín (Can Gener). Larga vida a su pequeño comercio de proximidad.</span><span style="font-size: 12pt;"> </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><b><span style="font-size: 12.0pt;">Bibliografía</span></b><span style="font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12.0pt;">(1) <b>Herrera, C.M. (2011).</b> ¿De dónde
salieron todas esas “malas hierbas”? </span><i><span lang="EN-GB" style="font-size: 12.0pt;">Quercus</span></i><span lang="EN-GB" style="font-size: 12.0pt;">, 299:
6-7.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="EN-GB" style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">(2) <b>Valdeyron, G. y Lloyd, D.G. (1979).</b>
Sex differences and flowering phenology in the common fig, <i>Ficus carica</i> L. <i>Evolution</i>,
33: 673-685.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="EN-GB" style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">(3) <b>Barlow, C. (2000).</b> <i>The ghosts of evolution</i>. Basic Books.
New York.<o:p></o:p></span></div>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span>
<br />
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="EN-GB" style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">(4) <b>Martínez-Abraín, A. (2015).</b>
</span><span style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Rumiando
una respuesta. <i>Quercus</i>, 348: 6-7.</span><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-7291204335143686862016-01-01T12:10:00.003-08:002016-08-06T02:45:15.689-07:00Colmillo Blanco: raíces biológicas de la violencia de género<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: xx-small;"><span style="font-size: x-small;"><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt;"><b>Nota del autor:</b> Desearía que este artículo sirva a las activistas del siglo XXI para tener en cuenta que se enfrentan contra fuerzas muy antiguas y poderosas en su justa lucha por un mundo sin violencia de género. Y para que <a href="https://www.blogger.com/null" name="_GoBack"></a>no caigan, por tanto, en el desaliento.</span></span></span><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;"> ¡Seguramente se ha avanzado más en la igualdad de género por la vía cultural en los últimos 65 años que por la vía biológica en los últimos 3 millones de años! Ese es un motivo de gran optimismo. Tratamos con un asunto que, como todos los aspectos de la conducta humana, surge de la interacción de componentes culturales (ambientales, aprendidas) y de las biológicas (heredadas, instintivas), como no puede ser de otra manera en el animal humano. Aunque yo aquí me centro en la parte biológica, esta dualidad sirve para explicar o entender (no para justificar claro) la xenofobia, las guerras y también la violencia de género. Creo que es sano conocernos en profundidad y abiertamente (<i>Nosce te ipsum </i>dice el viejo lema greco-romano) para ver cómo podemos dirigirnos hacia un ser humano mejor y de la manera más rápida posible. Quizás la mejor estrategia educativa consista en enseñar que la situación biológica de partida pudo ser una de no violencia de género y que nuestro linaje camina de vuelta hacia ella desde hace mucho tiempo. También que influencia biológica no significa determinismo biológico, porque ahí está el ambiente ejerciendo su papel de modulación. Como dice Mat Ridley, los genes son sólo "los mecanismos de la experiencia" ya que las condiciones externas los activan y desactivan de manera dinámica. Seguramente porque el origen de la violencia de género se remonta en el tiempo muchísimo más atrás que el origen del patriarcado (que está ligado a la invención de la agricultura en los albores del Neolítico) nos esté resultando tan costoso acabar con ella.</span></span><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;"> </span></span></span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: xx-small;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;">_________________________________________________________________________</span></span></span><br />
<i style="font-family: 'trebuchet ms', sans-serif;"><span style="font-size: 12pt;">“Colmillo
Blanco” (</span></i><i style="font-family: 'trebuchet ms', sans-serif;"><span lang="EN-GB" style="font-size: 12pt;">White Fang</span></i><i style="font-family: 'trebuchet ms', sans-serif;"><span style="font-size: 12pt;">) es el hermoso
título de una novela de Jack London publicada en 1906. En ella narra las
aventuras y desventuras de un perro lobo salvaje, en su camino hacia la
domesticación, en el soberbio escenario del Yukón canadiense durante la
fiebre del oro. Pero, además, es un repaso a la violencia en el mundo salvaje
y, también, entre los seres humanos.</span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Tomaré
prestado tan sugerente título para hablar de agresividad. O, mejor aún, de cómo
las hembras de nuestro linaje vienen tratando de erradicar la violencia de los machos contra ellas. Un tema tristemente candente. Lo que quiero defender en estas
líneas es una idea atrevida, pero no suicida. Por decirlo simple y llanamente:
creo que la lucha por la no violencia de género se remonta en el linaje humano varios millones de
años atrás, aunque normalmente pensemos que su historia empieza con las sufragistas
de mediados del siglo XIX.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Esta
idea me vino un buen día a la cabeza viendo uno de los numerosos y estupendos vídeos
de conferencias de Juan Luis Arsuaga, codirector de las excavaciones de Atapuerca, que hay
colgados en Internet. Os los recomiendo. Arsuaga suele decir que a menudo
comienza sus charlas sobre evolución humana poniéndose en la boca un juego de
dientes de plástico, de esos que se emplean para imitar a Drácula en las
fiestas de disfraces. Lo hace con la intención de mostrar cómo deberíamos ser
los seres humanos si hubiésemos seguido los pasos de nuestros ancestros.
Es decir, si nuestro linaje no hubiera pasado por un largo proceso de reducción
de los caninos en el pasado. No sólo de reducción, sino también de
aplanamiento. Nuestros caninos actuales son similares a los incisivos, ya no
tienen una sección circular. Basta con ver la dentición de driles, mandriles,
macacos o babuinos para darnos cuenta de que nosotros somos muy diferentes en
ese rasgo en relación a la mayoría de los primates. Sin embargo, no existe una explicación convincente de porqué eso es así. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Posibles
explicaciones<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">En
primer lugar, es difícil encontrar una explicación ecológica que justifique
por qué nuestros ancestros, empezando por <i>Australopithecus (</i>o incluso por<i> Ardipithecus)</i>,
tuvieron una ventaja adaptativa (dejaron más descendencia) por reducir sus
colmillos, siendo como son importantes armas ofensivas y defensivas. Por otro
lado, no hay evidencias convincentes de que ese rasgo se diera como mero subproducto obligado por otro cambio adaptativo (por ejemplo debido al engrosamiento de los molares al pasar <i>Austrolopithecus</i> a una dieta granívora en el suelo de la sabana o como subproducto de la relajación de los músculos maseteros). Es decir, a veces los cambios anatómicos van
ligados y puede ser que un cambio adaptativo conlleve la aparición de otro
rasgo que no tiene nada de adaptativo. Un ejemplo claro es el número de dedos que
tenemos en la mano, del que ya he hablado en otras ocasiones (1), fijado en
cinco por razones de índole contingente (neutras) y no adaptativas. También es complicado saber si el cambio en un rasgo es la causa o la consecuencia del cambio en otro rasgo. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Una posible explicación (no mutuamente excluyente con la anterior idea de evolución como subproducto de algo más) es que el desarrollo tecnológico haya hecho innecesarios unos
colmillos para defenderse o atacar, pero no veo la ventaja de que un macho
pierda los colmillos pronunciados porque sea capaz de construir armas. Si tiene
ambas cosas, ¡miel sobre hojuelas! Además, como decía más arriba, el proceso de
reducción de caninos empezó muy temprano en la evolución de nuestro linaje,
cuando la tecnología era aún muy básica.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiaQj_eNvT0UYXpYNp3JNhOWIYQ3aI1GafIYHhqd26XruMQs9VhnZ2n3emUBiYIuNwVh-606FjRGD6-qS0-KGdffL2enLVQHWl5Si-YK1tm7NvCrCWTDm2pj0FCg7PDNUavfwniG-9UvKg/s1600/El+macho+de+dril+Rafiki+-+bosque+de+ribera+-+Bioparc+Valencia+-+febrero+2014.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiaQj_eNvT0UYXpYNp3JNhOWIYQ3aI1GafIYHhqd26XruMQs9VhnZ2n3emUBiYIuNwVh-606FjRGD6-qS0-KGdffL2enLVQHWl5Si-YK1tm7NvCrCWTDm2pj0FCg7PDNUavfwniG-9UvKg/s640/El+macho+de+dril+Rafiki+-+bosque+de+ribera+-+Bioparc+Valencia+-+febrero+2014.jpg" width="422" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Macho cautivo
de dril (<i>Mandrillus leucophaeus</i>) en
plena exhibición de sus poderosos caninos (Foto: BIOPARC Valencia)</span></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;">Aunque las causas pueden ser multifactoriales parece que uno de los caminos más plausibles para explicar esta curiosidad de nuestra anatomía es la presión
social. Como defendía Holloway en 1967, las sociedades de homínidos se fueron
haciendo cada vez más cooperativas y podría haberse dado una selección a favor
de los machos menos agresivos (2). Me parece plausible pero ¿cómo se daría esa
selección? La única vía social que se me ocurre (sin recurrir a la selección de grupo) es la selección sexual, capaz
de generar ese tipo de cambios. Y esa vía nos puede llevar muy lejos, veamos. </span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;">Las preferencias de las hembras pueden hacer maravillas,
como fomentar el desarrollo desmedido de las astas de los
ciervos </span><i style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; font-size: 12pt;">Megaloceros</i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;">, más conocidos
como alces gigantes irlandeses. Pero por el mismo mecanismo puede lograrse el
efecto contrario, la reducción de otras estructuras. Diría que las hembras de </span><i style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; font-size: 12pt;">Australopithecus</i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;">, con los que comienza
el linaje de los bípedos homínidos, comenzaron a seleccionar a los machos de
colmillos menores para reproducirse, por la importante razón de que
probablemente fuesen menos agresivos con ellas y con sus crías. La ventaja
fundamental de tener parejas poco agresivas es que, además de hacer que se reciba menos
castigo físico, favorece el paso desde un sistema de emparejamiento polígamo a
otro fundamentalmente monógamo. Nuestros lejanos ancestros primates eran principalmente
polígamos o, para ser más exactos, poligínicos; es decir, como los actuales gorilas,
cuyos enormes machos dominan un harén de hembras de menor tamaño. Ese sistema
funciona bien entre primates que nacen en un estado avanzado de desarrollo,
como los gorilas, y no requieren por tanto un excesivo cuidado parental. Las
hembras pueden apañárselas solas en la crianza.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Sin
embargo, a partir de <i>Australopithecus</i>,
hace entre 4 y 2 millones de años, y más aún con la entrada en escena del
género <i>Homo</i>, el cráneo humano sufre
un aumento y el cerebro se expande en paralelo. Esta encefalización, unida a cambios anteriores en la cadera debidos al bipedismo, hace que nuestras
crías nazcan mucho antes de lo que debieran en relación con nuestro tamaño
corporal. Sencillamente, las que no nacieron de forma prematura en el pasado
lejano murieron al no poder atravesar el canal del parto y con ellas a menudo sus
madres, que no legaron sus genes a las siguientes generaciones. Los genes que
nosotros portamos son los de las hembras que tuvieron tendencia a parir de
manera prematura a aquellos embriones de enormes cabezas a través de un canal
del parto reducido por las exigencias que el equilibrio impone al bipedismo. Un
asunto complejo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El secreto de la
monogamia<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El
caso es que nuestras crías nacen muy desvalidas. En el lenguaje de la zoología,
son crías “altriciales”. En el fondo, todos hemos sido bebés prematuros. Por eso,
desde tiempos remotos, las hembras del linaje humano han tratado de no estar solas
en la crianza de tan torpes cachorros, lo que ha fomentado la monogamia. Han
recurrido a varias estrategias, entra ellas ocultar el momento de la ovulación.
Al contrario que las hembras de chimpancé, las hembras humanas no muestran
signos externos patentes de estar en estro (3), aunque haya pruebas de que los hombres
somos capaces de distinguir, por pistas nimias, que nuestras parejas están ovulando,
quizás porque las encontramos más atractivas (4). Al ocultarles la ovulación,
los machos han de mantenerse fieles a una pareja para garantizar la paternidad
de su descendencia intercambiando sexo de manera frecuente. El nombre del juego
es “pasa tus genes a la siguiente generación”. Ningún macho quiere cuidar a
crías que no le pertenecen. </span></span><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 16px;">Nacen así las tendencias monógamas de nuestra especie (8). </span><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;">Todo esto hablando desde un punto de vista estrictamente
biológico; la cultura (es decir, la transmisión de conocimiento adquirido durante la vida en lugar de heredado por vía genética) sin embargo ha modulado estas cosas muy recientemente y hoy en día estamos
encantados de adoptar niñas y niños que no son portadores de nuestros genes,
aunque sí de nuestra influencia cultural, que es otra importante forma de
herencia en el animal humano. Aunque incluso las mujeres que se implantan óvulos que no son suyos podrían ¡acabar modificándolos por vía epigenética y haciéndolos más suyos! (9). </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Otras
pistas que parecen indicar el gran papel de la selección sexual en la evolución de nuestra especie son el reducido
dimorfismo sexual entre hombres y mujeres. Los hombres son más corpulentos y
fuertes, pero no demasiado si nos comparamos con lo que pasa entre los gorilas. Tampoco
destacamos al comparar el tamaño de los testículos con los de un chimpancé, más obligado a la “competencia espermática” debido a su modo de emparejamiento
promiscuo (5).</span></span><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt;"> Otros aspectos de la anatomía humana que podrían haber estado conducidos por selección sexual son la pérdida de las espinas peneanas de queratina (y quizás también la pérdida del hueso peneano o báculo) propio de los mamíferos, con el objetivo de fomentar cópulas más placenteras para las hembras. La pérdida de las espinas</span></span><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;"> curiosamente produjo, como subproducto genético involuntario, la pérdida de las vibrisas (esos sensibles bigotes tan ostensibles en las nutrias, los gatos o las focas y también presentes en otros primates), al quedar ciertos genes desactivados debido a cambios en secuencias reguladoras. La presencia permanente de glándulas mamarias aumentadas en las hembras y de largos y gruesos penes en los machos (tanto en términos absolutos entre los primates como en términos relativos en relación al tamaño del cuerpo) serían otros factores vinculados al poder de la selección sexual en nuestra especie. Cuando en carnavales </span><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">pintéis</span><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;"> bigotes de felino a vuestros hijos o les coloquéis unos dientes alargados pensad que lo que estáis haciendo va mucho más allá de imitar a un leopardo; estáis yendo hacia atrás en la historia de nuestro propio linaje.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Padres mansos<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">En
definitiva, las hembras de los primates monógamos habrían valorado, preferido y escogido a los machos menos agresivos y de caninos más
pequeños a través del tiempo profundo. Sólo así se explica que los hombres seamos hoy en día, en su inmensa mayoría, pacíficos
y amorosos padres de familia. En las especies polígamas sucede lo contrario:
las hembras prefieren a los machos de caninos grandes, lo que reforzó la utilidad previa de los mismos en
la lucha entre machos, haciéndose así aún más grandes (6). Entre los monógamos gibones, aunque ambos sexos cuentan con grandes caninos, los machos y las hembras no difieren en el tamaño de los mismos. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Sería
fácil contrastar esta hipótesis. Dado que en todas las especies de primates
monógamos los caninos de ellas y ellos son de igual talla, bastaría con
estudiar si en las especies polígamas (de colmillos desiguales entre sexos) hay más
agresiones de los machos a las hembras y a las crías, mediante algún indicador
de comportamiento. O incluso, dentro de los monógamos, ver si los machos que tienen
colmillos más cortos son menos agresivos con las hembras y las crías.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Para
ser justos, parece que las mujeres tienen cierta tendencia a elegir hombres de
aspecto canalla para el sexo, pero prefieren a los pacíficos para cuidar de la
progenie (véase 7 por ejemplo). Un probable atavismo de nuestro remoto pasado polígamo o promiscuo; un hecho que explicaría también que los pueblos humanos no seamos absolutamente monógamos hoy en día.
Pero, al final, las mujeres terminan reproduciéndose con los machos más mansos por regla general. <o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">A modo de broma diré que mi referencia en la lucha por la no violencia de género ha dejado
de ser la gran Silvia Federici para pasar a ser <i>Lucy</i>, aquella famosa hembra de <i>Australopithecus
afarensis</i> de hace unos 3 millones de años, de la que ahora se celebra el 41
aniversario de su descubrimiento. Todo es muy antiguo sobre la faz de la Tierra
y la lucha por la no violencia de los hombres contra las mujeres podría tener ¡unas raíces
tan profundas como las de un colmillo blanco!<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span>
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Y aún se podría rizar más el rizo. Si tenemos en cuenta que la especie conocida más basal de nuestro linaje (<i>Ardipithecus ramidus</i>) no mostraba dimorfismo sexual, con machos de caninos reducidos (8), es posible que toda esta lucha por la igualdad desde <i>Austrolopithecus</i> no sea sino un regreso a una situación de partida pacífica, en la que los machos y las hembras se entendían sin violencia por medio. Los bonobos habrían mantenido esta característica de nuestro último ancestro común. Chimpances y gorilas se habrían alejado, igual que los primeros <i>Austrolopithecus</i>. Entonces, como dice Frans de Waal, la cuestión radica realmente en averiguar qué forzó a aquellos lejanos representantes de nuestro linaje y del linaje de los chimpancés y gorilas a hacerse dimórficos y dominar sobre las hembras a la fuerza. Habrá que seguir investigando. </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Agradecimientos</span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Marta
Vila aportó interesantes comentarios y referencias bibliográficas estupendas. Mª Antonia Salvà proporcionó importantes sugerencias para mejorar el lenguaje y el mensaje del artículo. BIOPARC Valencia proporcionó la impactante fotografía que ilustra este artículo. Antonio Rosas leyó un borrador del escrito. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Bibliografía</span></span></b></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt;">(1) <b>Martínez-Abraín, A. (2010).</b> Las
vitrinas del museo. </span><i><span lang="EN-GB" style="font-size: 12pt;">Quercus</span></i><span lang="EN-GB" style="font-size: 12pt;">, 298: 6-8.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span lang="EN-GB" style="font-size: 12pt;">(2) <b>Holloway, R.L. (1967).</b>
Tools and teeth: some speculations regarding canine reduction. </span><i><span style="font-size: 12pt;">American Anthropologist</span></i><span style="font-size: 12pt;">, 69: 63-67.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(3) <b>Diamond, J. (1999).</b> <i>¿Por qué es divertido el sexo?</i> Random
House Mondadori. Barcelona.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt;">(4) <b>Cobey, K.D. y otros autores (2013).</b> </span><span lang="EN-GB" style="font-size: 12pt;">Men perceive their female partners, and themselves,
more attractive during ovulation. </span><i><span style="font-size: 12pt;">Biological
Psychology</span></i><span style="font-size: 12pt;">,
94: 513-516.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(5) <b>Arsuaga, J.L. (2012).</b> <i>El primer viaje de nuestra vida</i>.
Ediciones Planeta. Barcelona.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt;">(6) <b>Kappeler, P.M. y Van Schaik, C.P. (Eds.) (2004).</b> </span><i><span lang="EN-GB" style="font-size: 12pt;">Sexual selection
in primates: new and comparative perspectives</span></i><span lang="EN-GB" style="font-size: 12pt;">. Cambridge University Press. Cambridge (UK).</span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span lang="EN-GB" style="font-size: 12pt;">(7) <b>Havlicek,
J.; Roberts, S.C. y Flegr, J. (2005).</b> Women’s preference for dominant male
odour: effects of menstrual cycle and relationship status. </span><i><span style="font-size: 12pt;">Biology Letters</span></i></span><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">, 22: 256-259.</span><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(8) <b>Lovejoy, C. (2009)</b>. Reexamining human origins in light of Ardipithecus ramidus. Science 326: 74-74. </span></span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(9) <b>Vilella et al. (2015)</b>. </span><span style="background-color: #f9f9f8; color: #333333; line-height: 17.92px;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Hsa-miR-30-d, secreted by the human endometrium, is taken up by the pre-implantation embryo and might modify its transcriptome. Development 142:3210-3221. </span></span><br />
<br />
<br /></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-27230514413508519112015-12-04T07:11:00.004-08:002017-10-31T11:12:23.283-07:00Estoy saturado<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<i><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Bueno, no es que
yo esté saturado, pero me gustaría hablaros de cómo se saturan los sistemas
naturales. No pueden con todo y, gracias a ello, se libran de que los
explotemos hasta la saciedad. La ecuación no es tan sencilla como “dame esto,
esto y esto, y produzco sin parar”. Pasa con los seres humanos… y con los no
humanos, también.<o:p></o:p></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Los
naturalistas conocen desde muy antiguo las relaciones entre depredadores y presas,
esas que tanta pasión despiertan en los documentales televisivos de la sobremesa.
Pero hasta los años veinte del siglo pasado nadie trató de representarlas
mediante unas ecuaciones matemáticas que permitieran hacer predicciones
prácticas. ¡No salgáis corriendo! Prometo que la historia será bastante
entretenida. </span></span><br />
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span>
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">La tarea fue abordada (al mismo tiempo, pero de forma independientemente,
como pasa tantas veces en ciencia) por el italiano Vito Volterra y el
estadounidense de adopción Alfred Lotka. </span></span><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;">Estos
dos matemáticos pensaron que, a medida que aumenta el número de depredadores o
de presas, será mayor la probabilidad de que unos se encuentren con las otras.
Bien porque hay muchos depredadores, bien porque hay muchas presas o bien por ambas
cosas a la vez. En la fórmula que desarrollaron, la velocidad a la que crece
una población de presas sólo dependía de dos aspectos: aquello que genera
presas (el crecimiento natural de las poblaciones al reproducirse
exponencialmente) y aquello que elimina presas (la mortalidad infligida por los
depredadores). A su vez, dicha mortalidad dependía proporcionalmente del número
de encuentros entre depredador y presa que termina en una captura con muerte,
lo cual depende de la eficiencia del depredador y de la abundancia de los dos
agentes implicados.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Linces y conejos<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Pensando
en un ejemplo práctico, el crecimiento de una población de conejos depende de
cómo se reproduzcan y de cuántos sean capturados. Se supone que los linces
capturarán más conejos cuanto más abundantes sean los lagomorfos, cuanto más
numerosos sean los propios linces o ambas cosas a la vez. Pero, claro, todos
sabemos que esta es una visión simplista del asunto. No es verdad que cuantos
más conejos haya más cazarán los linces, porque llega un momento en que los
linces... se saturan. No dan abasto. Puede que la fórmula funcione hasta alcanzar una
densidad hipotética de 1.000 conejos por hectárea, pero si hay 1.100 o 5.000
los linces cazarán el mismo número de conejos porque lleva un tiempo atraparlos, procesarlos
y digerirlos. Por tanto, la relación entre el número de presas consumidas y su
abundancia no es lineal. La curva que representa el consumo de conejos por los
linces aumenta cada vez más lentamente a medida que crece el número de presas
disponibles. Es decir, tiene rendimientos decrecientes hasta que llega al punto
de saturación; entonces alcanza una meseta y de ahí ya no se mueve. El motivo es que la
proporción de capturas decrece a medida que aumenta la densidad de presas. Por
eso las poblaciones grandes de conejo soportan mejor la depredación que las
pequeñas. Aunque también es cierto que, si las poblaciones son muy muy pequeñas,
la tasa a la que los linces capturan conejos también baja, debido a la
dificultad para localizarlos. Es decir, la proporción de conejos consumidos por
linces alcanza un máximo a densidades intermedias de conejo. Los
linces cazan proporcionalmente más cuando los conejos no son ni muy escasos ni
muy abundantes. Dicho sea de paso, probablemente eso explica cómo es posible que a pesar de que los tramperos han capturado decenas de miles de castores o de nutrias marinas no hayan acabado con ellas. Por debajo de cierta abundancia el esfuerzo por localizarlas no compensa. ¡Menos mal!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Esta
misma estrategia también les funciona muy bien a los árboles que, de vez en
cuando, producen frutos en cantidades ingentes. Es el caso, por ejemplo, de las
encinas o los acebuches, que son veceros. Los años de cosecha masiva, los
consumidores (zorzales o ardillas) acabarán saciándose a partir de un cierto
grado de consumo, con lo cual muchos frutos quedarán disponibles para generar
nuevas encinas o nuevos acebuches.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Estancamiento
por competencia<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Además,
el tamaño de las poblaciones no sólo se regula por depredación. También
actúan otros procesos ecológicos como el parasitismo o la competencia. En cada
grupo de especies pesa más uno u otro de estos procesos. En el caso de los
conejos, el crecimiento puede depender del tamaño de su población o de la
cantidad de otros herbívoros que coman lo mismo. A bajas densidades, la
población crecerá de forma muy rápida pero, a medida que se vayan acumulando
conejos, el alimento empezará a escasear y hará que la velocidad de crecimiento
se ralentice.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Ese
momento, por ejemplo, no ha llegado todavía en las poblaciones humanas. Hemos
pasado de menos de 5 millones de personas en el Paleolítico a 7.000 millones a comienzos
del siglo XXI. No está mal. Pero el actual ritmo de crecimiento no se mantendrá
eternamente. Llegará un punto en que actuará la denso-dependencia, es decir, que
cada vez tocaremos a menos. Debido a nuestros avances tecnológicos es muy
difícil predecir cuándo vamos a alcanzar dicho punto. Ahora tiramos entre el 30
y el 40% de la comida que se produce, por lo que no parece que ésta sea un factor
limitante. Podrían llegar a serlo las fuentes de energía. Pero si los
combustibles fósiles fueran tan escasos que resultaran inasequibles al bolsillo
medio, quizá la humanidad acabaría desarrollando la energía nuclear de fusión o
la hidrólisis barata del agua (imitando a las plantas) para obtener hidrógeno
limpiamente. Por tanto, el nivel de saturación humana del planeta, su capacidad
de carga, es una variable difícil de predecir.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhyPI3uszLr9pmRtjmuoFUaVDxba4YYOEVBcaB3iLj0FAomiTa5PpPvb62KXQVuTOXB6K-TIVL28eXhxkTs-JIDyqOoBA_F49DDNP-Z1QL3HwVOjNbfxb1TqmQtc3-m71JcnORD8PPiUpw/s1600/IMG_9998.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: x-small;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhyPI3uszLr9pmRtjmuoFUaVDxba4YYOEVBcaB3iLj0FAomiTa5PpPvb62KXQVuTOXB6K-TIVL28eXhxkTs-JIDyqOoBA_F49DDNP-Z1QL3HwVOjNbfxb1TqmQtc3-m71JcnORD8PPiUpw/s640/IMG_9998.JPG" width="426" /></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: x-small;">Detalle
de las flores de una digital (<i>Digitalis
purpurea</i>). Las plantas no se dejan explotar: aunque les demos más y más
carbono, no producen más y más azúcares<a href="https://www.blogger.com/null" name="_GoBack"></a>. La maquinaria
fotosintética se satura. Si fija mucho carbono, fijará poco nitrógeno, y la
planta necesita ambos elementos. (Foto del autor).</span></span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El número de
especies</span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">En
diciembre de 2012 ya dejé caer que los procesos capaces de determinar el número
de especies en una región biogeográfica no tienen por qué basarse en la
saturación (1). Siguiendo
a Wilson y MacArthur parecería que sí, que el número de especies se satura
cuando llegan nuevas especies desde fuera del sistema al mismo ritmo que se extinguen localmente. Pero este
razonamiento pasa por alto que las especies pueden surgir <i>in situ</i> y que aparecen con mayor rapidez cuantas más haya. Es decir, las especies llaman a las especies, como el dinero llama al dinero. Un ambiente
cargado de especies puede fomentar la macro-especialización, lo cual conduce a la
generación de nuevas especies, llevando a ecosistemas lejos en este caso de la
saturación. Los nichos ecológicos muchas veces más que existir son construidos por las propias especies. Así pues, es imposible saber cuántas especies llegará a tener un ecosistema dado.
Que la diversidad llame a la diversidad puede ser uno de los factores que hay detrás
del elevadísimo número de especies que encontramos en las latitudes tropicales, aunque no el único. Si los nichos estuvieran definidos a priori y todos rellenos no podría entrar nadie más en los sistemas naturales. Los nichos ecológicos se construyen gracias a la presencia de otras especies y gracias a la gran plasticidad de los seres vivos que se encajan en las redes ecológicas sin que la evolución tenga nada que ver. <o:p></o:p></span></span><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 16px;">Prueba de que los ecosistemas están lejos de la saturación es la entrada de especies exóticas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Las plantas no
se dejan explotar<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">También
hemos hablado en otras ocasiones de cómo se las apañan las plantas para construir
su cuerpo con el carbono presente en el aire que respiramos, en forma de
dióxido de carbono (2). No hace falta ser muy vivo para darse cuenta de que las
plantas deberían estar de enhorabuena si ahora estamos aumentando artificialmente la
concentración de este gas en la atmósfera (por cierto, una concentración que es muy
baja, pues se mide en partes por millón y no en tantos por cien como la del nitrógeno
y la del oxígeno). Pero eso es sólo parcialmente cierto y viene a ser un caso
similar al de los conejos y los linces. Hasta cierta concentración de dióxido de carbono
la planta aumenta su productividad, pero llega un momento en el que la
maquinaria fotosintética se satura. ¿Por qué? Por diversas razones en realidad. Por encima de cierta concentración de dióxido de carbono el enzima Rubisco (que cataliza la fijación del gas) se satura. Y no sólo eso sino que la maquinaria fotosintética necesita mucho nitrógeno y si se destina mucho (del escaso) nitrógeno a la fotosíntesis no queda para la necesaria síntesis de proteínas. Por otro lado si escasea el nitrógeno la planta destina más carbono a la producción de raíces con lo cual la maquinaria fotosintética se ve reducida. También se satura la fotosíntesis si la concentración de oxígeno es muy alta porque se inicia el proceso de fotorrespiración o metabolismo C2. Por otro lado si escasea el agua las plantas cierran los estomas lo que impide la entrada de dióxido de carbono, si la temperatura ambiente es muy alta los enzimas que catalizan la fotosíntesis se desnaturalizan, si la intensidad luminosa es muy alta o el número de horas de luz muy elevado también aumenta la fotosíntesis hasta alcanzar un punto de saturación de la maquinaria y si se proporciona luz de longitud de onda más energética que la visible de nada sirve pues la fotosíntesis evolucionó (en organismos vegetales acuáticos) para aprovechar sólo la radiación visible. Más en concreto la abundante radiación del rojo y la más energética del azul, desaprovechando el intermedio verde, razón por la cual vemos a las plantas de ese color. Lo ideal para una planta sería invertir todo el carbono posible en fabricar hojas, ya que éstas son las que fotosintetizan. Sin embargo, las temperaturas extremas (por arriba o por abajo de un óptimo) o la escasez o super abundancia de agua determinan que las plantas destinen mucho del carbono fijado a otras estructuras corporales como raíces o tallos no fotosintetizadores, que consumen carbono al respirar. En definitiva, no podemos esperar de las plantas que produzcan sin cesar, que absorban todo el dióxido de carbono que lanzamos a la atmósfera. De hecho parece ser que los sistemas biológicos de absorción (como bosques terrestres o praderas submarinas) están ya alcanzando sus límites de saturación. Trabajan ya a toda máquina. </span></span><br />
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjM7Zh9ChJSFLZv-hscP0B-CDreuJ1M8_qLW9uQPa-de5CC8RUF6G77z87moDLPAsDqVIP_ZG3dDb4Wlki-AheYvjg3_Xq6FuVqJXI2g44gVn4TfEDRgGu08_cbQ2Sjx0FEWjiFvuIS1hw/s1600/Saturaci%25C3%25B3n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjM7Zh9ChJSFLZv-hscP0B-CDreuJ1M8_qLW9uQPa-de5CC8RUF6G77z87moDLPAsDqVIP_ZG3dDb4Wlki-AheYvjg3_Xq6FuVqJXI2g44gVn4TfEDRgGu08_cbQ2Sjx0FEWjiFvuIS1hw/s400/Saturaci%25C3%25B3n.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">El rendimiento de nuestro trabajo sigue curvas de saturación habitualmente. Es importante identificar los umbrales a partir de los cuales los resultados se estancan por mucho que ampliemos el esfuerzo. Lo mismo le sucede a los sistemas naturales. </span></td></tr>
</tbody></table>
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Lecciones
prácticas</span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt;">Las
curvas de saturación pueden venirnos muy bien incluso para ahorrar trabajo. Por
ejemplo, muchas veces se dedica más trabajo de campo de la cuenta para resolver
un problema biológico. Sin embargo, por encima de un número de horas o de
personas, el rendimiento no aumenta sino que se queda estancado. Es importante
identificar esos puntos de estancamiento para optimizar la relación entre coste
y beneficio de nuestro trabajo y no hacer esfuerzos en balde.</span><span style="font-size: 12pt;"> </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Bibliografía<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(1) <b>Martínez-Abraín, A. (2014).</b> Cómo crear
materia viva a partir de la “nada”. <i>Quercus</i>,
339: 6-8.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(2) <b>Martínez-Abraín, A. (2012).</b> La única
regla es el cambio. <i>Quercus</i>, 322: 6-8.</span><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-9678160208026760782015-11-04T08:14:00.004-08:002015-12-18T15:01:48.912-08:00El ojo ¡menudo collage!<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Solemos asociar
ciertas estructuras anatómicas con determinados grupos zoológicos. Por ejemplo,
el pelo es cosa de los mamíferos, las plumas son típicas de las aves, la vejiga
natatoria de los peces y las escamas de los reptiles. Sin embargo, la anatomía
de un vertebrado es un compendio de características heredadas de sus ancestros y
de innovaciones propias de su grupo. Nosotros las vemos todas juntas, las
antiguas y las modernas, en el mismo plano temporal, pero sus historias tienen
raíces muy distintas y pueden generar confusión.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Los ornitólogos suelen enterarse de la existencia de la <b>membrana nictitante</b> gracias a las
rapaces nocturnas. Es una especie de telilla que, a modo de falso párpado,
protege el globo ocular de las aves. Pero no sólo de las aves. También está
presente en los reptiles, lo cual puede deberse a un fenómeno de convergencia al
inventar este protector ocular o bien a una cuestión de parentesco. En el caso
de la membrana nictitante es más probable que sea el segundo caso, ya que las
aves proceden de los reptiles.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Hace unos 250 millones de años, en el Triásico inferior,
toda la masa de tierra emergida se agolpaba en el supercontinente Pangea. El
planeta estaba desmontando por erosión el relieve del plegamiento herciniano
del Paleozoico y transportando los sedimentos resultantes a la desembocadura de
los ríos, donde se formaron grandes deltas de arenas rojas y de grano fino.
Esos sedimentos del denominado Bundsandstein<i>
</i>conservan ahora, ya en forma de rocas consolidadas, las huellas de un
reptil terápsido conocido como <i>Lystrosaurus</i>
que tenía la talla de un cerdo actual. A juzgar por sus ignitas o huellas
fósiles, se cree que el mundo de los vertebrados de gran porte estaba entonces
dominado, en términos de abundancia, por esta especie (quizás sea un sesgo
relacionado con su detectabilidad). Un segundo grupo de reptiles, el de los
arcosaurios, se encontraba en minoría. Curiosamente, <i>Lystrosaurus</i> acabó siendo desplazado por otros reptiles terápsidos,
los cinodontes, y se extinguió a finales del Triásico. Los cinodontes darían
lugar a los primeros mamíferos, mientras que de los arcosaurios proceden los
pterosaurios voladores, los cocodrilos primitivos y los dinosaurios; y, en
definitiva, las aves, que nunca han dejado de ser dinosaurios emplumados.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">La membrana nictitante también está presente en los mamíferos,
así que habría que retrotraer su origen hasta los reptilianos ancestros que
fueron comunes a aves y mamíferos, es decir, anteriores a la separación entre
terápsidos y arcosaurios. Este curioso parpadillo viaja desde entonces a través
del tiempo en los ojos de los vertebrados. Nuestra especie también lo posee, aunque
en forma de un repliegue semilunar de la conjuntiva en el que pocas veces
reparamos. O sea, que en esa membranilla atrofiada (innecesaria en nuestro ojo
gracias a la protección que nos dispensa la conjuntiva) quedan resumidos nada
menos que 250 millones de años de historia en común de reptiles, aves y
mamíferos. El famoso diente de eclosión de las aves, que ayuda a romper la
cáscara del huevo, no nos hace viajar tanto en el tiempo como la membrana
nictitante, ya que ese dientecillo sólo es propio de aves y reptiles. Así pues,
la membrana nictitante probablemente fuera una invención de los dinosaurios
durante el Jurásico.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJ0eWlw5mcPSTCt45jZvr18MnQmnvuwtP8TKZrDgnIjB4RiJ4rMFsC0NSm585YN1syeLczAS_zC0yPlKVq-pLA_kAYb00-EpV98EKtNJUD8m5zZKB_MxoF0Ug7Jm-MKpa-tJO66Wu__1E/s1600/_MG_1337.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJ0eWlw5mcPSTCt45jZvr18MnQmnvuwtP8TKZrDgnIjB4RiJ4rMFsC0NSm585YN1syeLczAS_zC0yPlKVq-pLA_kAYb00-EpV98EKtNJUD8m5zZKB_MxoF0Ug7Jm-MKpa-tJO66Wu__1E/s640/_MG_1337.jpg" width="426" /></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: small;"><i>Los hermosos y grandes ojos del búho real son uno de sus
rasgos más característicos. La aparente unidad del ojo-cámara de los animales es
en realidad un engaño, ya que está formado por un conjunto de piezas inventadas
por la historia evolutiva a lo largo de varios cientos de millones de años (Foto:
Antonio Pérez Torres).</i></span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Un pecten ocular</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El nombre de “<b>pecten</b>”
solemos asociarlo a las vieiras (<i>Pecten
maximus</i>), pero también define una desconocida estructura del ojo de algunos
reptiles y de todas las aves que tiene forma de peine y está formada por vasos
sanguíneos. No es, por lo tanto, fotosensible. Si nos remontamos al origen de
los primeros ojos, nos encontramos con que las formas más sencillas consistían en
una simple película fotosensible aplanada, como la de los crustáceos que viven
en las chimeneas hidrotermales del fondo marino (1). Una especie de retina plana
situada sobre el dorso de los camarones que percibe la radiación, en forma de
calor, que emiten las chimeneas. Con el paso del tiempo, esos ojos primitivos
acabaron plegándose en forma de saco y dieron lugar a los sofisticados ojos-cámara
de vertebrados e invertebrados. La película original se plegó de manera que las
células fotosensibles y su aparato de irrigación quedaron en el interior del
ojo (como en los vertebrados, incluidos nosotros mismos) o bien dejando que todas
esas estructuras quedaran por fuera del ojo (en invertebrados como el pulpo).<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Tanto en aves como en mamíferos, el hecho de que el nervio óptico
y los vasos sanguíneos asociados a la retina se encuentren en el interior del
ojo genera múltiples problemas de visión. Las aves los resuelven gracias precisamente
al pecten, que aleja los vasos sanguíneos de la retina y contribuye en gran
medida a que las aves tengan esa visión tan aguda. Además, el pecten nutre a la
retina, la protege con su pigmentación de los daños que pudiera causarle la
radiación ultravioleta y controla el grado de acidez del humor vítreo. Finalmente, el pecten no está presente
en los mamíferos, de manera que tuvo que aparecer, como el diente de eclosión,
en los reptiles que dieron lugar a las aves y no más atrás, en el ancestro
común reptiliano de aves y mamíferos. En fin, ¡quién tuviera un pecten!<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Y volviendo a las vieiras, para cerrar el círculo, aprovecho para recordar que estos moluscos bivalvos cuentan con una batería de diminutos ojos (de color azul intenso) que son sensibles a los cambios de intensidad de la luz (cada ojo cuenta con dos retinas), lo que les permite detectar la posible llegada de depredadores. </span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmEYnyvHsX4nf3fwulvBf3v6zMQnLveFP-RSglyn_zDh7BsesxerQfwVEMbcz9CwpM0Xgo-w9CkAwE4xbdp0btVCWvQt-nposao3T7_IO51_9Qhtv6xfyHGbA4ZEWMOKIPLqiTMnKhyphenhyphen9U/s1600/olympus+vieira.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="462" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmEYnyvHsX4nf3fwulvBf3v6zMQnLveFP-RSglyn_zDh7BsesxerQfwVEMbcz9CwpM0Xgo-w9CkAwE4xbdp0btVCWvQt-nposao3T7_IO51_9Qhtv6xfyHGbA4ZEWMOKIPLqiTMnKhyphenhyphen9U/s640/olympus+vieira.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: small;">Los pequeños pero abundantes ojos de las vieiras (Pecten maximus) cuentan con dos retinas y permiten detectar cambios en la intensidad de la luz. Foto: <span style="background-color: white; color: #584700; font-family: "arial" , "tahoma" , "helvetica" , "freesans" , sans-serif; font-size: 10.4px; line-height: 9.70667px;">Kathryn R Markey Fuente: </span><a href="http://www.olympusbioscapes.com/staticgallery/2011/hm34.html" style="background-color: white; color: #f4cb1d; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 10.4px; line-height: 9.70667px;">Olympusbioscapes</a></span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Otras estructuras
oculares</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Del <b><i>tapetum lucidum</i></b><i> </i>ya hemos hablado en otras ocasiones. Las aves no tienen esta capa
de tejido reflector del fondo del ojo, a diferencia de muchos grupos de
animales que en origen debieron ser nocturnos. Las aves deben provenir de
reptiles arcosaurios que eran eminentemente diurnos (el grupo de los terópodos,
unos dinosaurios bípedos), mientras que los cocodrilos actuales provendrían de
reptiles de hábitos más nocturnos, ya que sí cuentan con <i>tapetum</i>. Como ya sugería hace unos años (2), el hecho de que los prosimios
(lémures, loris y gálagos) aún conserven esta estructura sugiere que nosotros
la perdimos al hacernos diurnos. Quizás en origen, cuando aquella película
fotosensible se plegó dejando a conos y bastones apuntando hacia al interior
del ojo (en lugar de hacia el exterior, de donde procede la luz) nuestros ancestros fuesen nocturnos
y su <i>tapetum</i> funcionara como una
antena parabólica que concentrara la luz en sus baterías de células
sensoriales. Las aves nocturnas suplen la falta del escudo reflector gracias a
una gran “abertura de diafragma” (grandes ojos de grandes pupilas) y al uso de
una “película fotográfica” de muchas “asas” e “isos”, es decir, a una potente
inversión en bastones.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Un buen complemento para la calidad visual de las aves,
además de su pecten, es la <b>fóvea</b>,
una depresión en la retina muy rica en conos (sensores del color) donde se
enfocan los rayos de luz. La fóvea está presente en peces, reptiles, aves y
mamíferos, de manera que debe ser una estructura muy antigua, desarrollada hace
unos 350 millones de años por el ancestro común de los actuales peces y vertebrados
terrestres. Esta explicación es más simple (o parsimoniosa, como se dice en
ciencia) que plantearse una invención independiente de la misma estructura
repetidas veces. Un hecho que, sin embargo, a veces sucede y ahí están las alas
de insectos, reptiles, aves y mamíferos voladores para demostrarlo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">En definitiva, la aparente unidad del ojo es en realidad un
engaño. En realidad la aparente unidad del cuerpo es un engaño. Más bien se trata de un mosaico de piezas inventadas por la naturaleza
en distintos momentos de la historia y heredadas en el tiempo (o perdidas) en
función de los procesos de selección natural que han operado a lo largo de
varios cientos de millones de años. Evolución en mosaico. Ser conscientes de que somos una especie de <i>collage</i> temporal, concebido a tan largo plazo, muchas veces reutilizando piezas pre-existentes, creo que nos
enriquece enormemente como personas y es un privilegio que no ha tenido a su
alcance ninguna otra especie en toda la historia de la vida sobre <st1:personname productid="la Tierra." w:st="on">la Tierra.</st1:personname> Así que, ¡disfrutémosla! </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Bibliografía<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(1) Martínez-Abraín, A. 2015. Cuando las moléculas hablan. Quercus 350:6-7. </span><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(2) Martínez-Abraín,
A. (2012). Conocer, lo que se dice conocer… <i>Quercus</i>, 316: 6-8.</span><o:p></o:p></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-58904229725309779402015-10-02T04:27:00.000-07:002015-12-09T11:36:48.775-08:00Subjetividad y conservación de la biosfera<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Los naturalistas tendemos a pensar que, en materia de conservación de
la diversidad biológica, lo mejor es tomar decisiones siguiendo sólo criterios
objetivos. Sin embargo, parece que la mayoría de las personas prefiere guiarse
por criterios subjetivos, basados en su propia relación personal con la
biosfera. Quizá deberíamos buscar un equilibrio entre ambas visiones del mundo.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Nuestra especie ha seguido una
evolución muy particular. Aunque nuestro desarrollo como personas a lo largo de
la vida (ontogenia) se caracteriza por ser lento, nuestra historia evolutiva
(filogenia) ha sido tremendamente veloz. Pensad, por ejemplo, que hace apenas
10 millones de años compartimos un ancestro común con los actuales chimpancés y
bonobos. Y hay pruebas de que, en tiempos del <i>Homo
ergaster</i>, hace casi dos
millones de años, nuestros ancestros africanos ya era capaces de gestionar el
fuego con fines cinegéticos. Antes pensábamos que el dominio del fuego era cosa
de neandertales europeos, de hace medio millón de años, pero ahora sabemos que el
uso del fuego se remonta mucho más atrás en el tiempo. </span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El origen del <i>Homo sapiens</i> arcaico, no tiene más de 200.00 años. </span><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El primer intento de nuestra especie de salir de África se produjo hace unos 100.000 años y unas decenas de
miles de años después, hace entre 70 y 75.000 años, sufrimos un
declive numérico catastrófico, con su correspondiente cuello de botella
genético, que nos redujo a unos pocos
miles de mujeres fértiles (la Eva mitocondrial de los genéticos). Pero,
sorprendentemente, conseguimos resurgir de nuestras cenizas y hace unos 40.000 años
invadimos Eurasia y Oceanía. En este proceso fue donde se gestó el ser humano moderno, donde nacimos realmente "nosotros". Fue poco después cuando apareció el arte parietal en
las cuevas del sur de Europa. Surgen por primera vez actividades no prácticas, no dirigidas directamente a nuestra supervivencia. Nosotros somos descendientes
directos de aquellos primeros humanos modernos que entraron en Iberia hace
40.000 años y que fueron adquiriendo posteriormente las modas y costumbres neolíticas transmitidas desde el oriente europeo y también sus genes. </span></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Aquellos supervivientes africanos
del invierno nuclear causado probablemente por la explosión del supervolcán Toba, en la
actual Sumatra, no fueron unos individuos cualesquiera. Tampoco fueron los más
fuertes ni los más inteligentes. Los seleccionados fueron personas con una mente especialmente “alucinada”, como
le gusta recordarnos a Juan Luis Arsuaga, co-director de las excavaciones de Atapuerca.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhOEdOhXLa7wYnlgartxhhPEJwtCuvGtEQjE1lhBWnGLX1lIYYe7FNMz6CPmLsvIw9uob4PADd1pfTHMASIg8fsrG1sJW1REzBl1Ixnl38xSMQCP1wVppzMp_am-LmBM0PCuXo7fVJ_-nQ/s1600/pru.bmp" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><img border="0" height="490" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhOEdOhXLa7wYnlgartxhhPEJwtCuvGtEQjE1lhBWnGLX1lIYYe7FNMz6CPmLsvIw9uob4PADd1pfTHMASIg8fsrG1sJW1REzBl1Ixnl38xSMQCP1wVppzMp_am-LmBM0PCuXo7fVJ_-nQ/s640/pru.bmp" width="640" /></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"><i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Cacería de ciervos representada en la Cova dels
Cavalls, uno de los abrigos del barranco de La Valltorta (Tirig, Castellón).
Las pinturas tienen unos 7.000 años de antigüedad. Como resultado de la
mente simbólica, que hace tan complejo al ser humano, el arte rupestre
levantino no copiaba del natural sino que se alimentaba de nuestros sueños y alucinaciones (foto: Rafael Martínez Valle).</span></i></span></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Raciocinio objetivo y subjetivo</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Nuestros antepasados más directos
eran seres dotados de una imaginación inusitada, capaces de reinventar el mundo
a su antojo, lo que les dio esperanzas para sobrevivir tras aquella enorme catástrofe
natural. Crearon mitos, símbolos y seres mágicos, que les llevaron a imaginar
que somos dioses o hijos de dioses, creados a imagen y semejanza de seres
todopoderosos (pensad en la gran afición de los niños ante los objetos humanos
poderosos como grúas y camiones y su admiración por los superhéroes). También
esa extraña característica humana que llamamos arte (en todas sus manifestaciones) es hija y consecuencia de
todo ello (de la selección de la mente simbólica) y nació estrechamente ligada
a los primeros ritos mágicos, a los primeros chamanes o chamanas. Es posible que, a partir de ese momento, que
podemos situar en torno a las pinturas de Altamira, Lascaux y Chaveut, el
pensamiento mágico pasara de ser un mero subproducto de nuestra encefalización
a convertirse (por co-opción o reutilización) en un producto netamente
adaptativo. Así, la trascendencia, el símbolo y la magia se convirtieron en un
factor capaz de incrementar nuestra eficacia biológica (son <i>una exaptación </i>en definitiva).<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMmkyV8c-0Y8u49X0A6SkZ6_eJG0vWqvlWrf63hgmk87lCtfSMIbusz6RsutlVn_ABEWYvd3a3_jgmc0OXyJm9zedw4ef05XyFKU1IDHeXcn-J4T6pXDJ3v15xT3mmdsTjE59eObaY0rQ/s1600/IMG-20150522-WA0010.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="480" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMmkyV8c-0Y8u49X0A6SkZ6_eJG0vWqvlWrf63hgmk87lCtfSMIbusz6RsutlVn_ABEWYvd3a3_jgmc0OXyJm9zedw4ef05XyFKU1IDHeXcn-J4T6pXDJ3v15xT3mmdsTjE59eObaY0rQ/s640/IMG-20150522-WA0010.jpeg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: justify;"><span style="font-size: small;"><i>Petroglifo de la Edad del Bronce en Laxe da Carballos (Parque Arqueológico de Campo Lameiro, Pontevedra). Se observa perfectamente un gran ciervo astado con flechas clavadas y una cuerda al cuello. Foto del autor. De nuevo, la escena es una recreación propia de la compleja mente simbólica humana. Foto del autor. </i></span></td></tr>
</tbody></table>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Un guerrero paleolítico dotado de
esas herramientas psicológicas no era invencible, pero sí al menos difícil de
batir (tenía esperanza, fe en el futuro, capacidad de autosuperación, como un
ciclista cuando trepa a dos ruedas una montaña bien empinada). Estaba guiado y fortalecido
por un impulso fuera de lo puramente objetivo. Un impulso racional, pero
subjetivo, distinto a las emociones que heredamos de los primares, que
incorporó a su percepción de la realidad. De alguna manera, ese impulso era tan
real como el hacha y la flecha. Cuando el ser humano desde entonces imagina
ángeles, en cierto modo estos se convierten en realidad (1). Así somos y hemos
sido, desde la invención de la rueda hasta la teoría de la relatividad.
Conviene no olvidarlo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Para bien o para mal, estamos
lejos de ser esos seres capaces de total objetividad que creemos o nos gustaría
ser. Esos que toman decisiones basadas únicamente en la evidencia. Ese sería un
ser humano imaginario, casi tan inventado como los ángeles. Es cierto que cada
día adoptamos decisiones con nuestro cerebro pensante, aunque imbuido de
emociones. Pero además de las ecuaciones de Einstein, ese cerebro pensante nuestro
puede generar monstruos a partir de los goyescos sueños de la razón o relojes
fundentes en los cuadros de Dalí. Ambas vías racionales, la objetiva y la
subjetiva, son intentos de explicar la realidad. Ambas rayan a igual altura y
son dignas de respeto, como propiedades que nos definen como seres humanos,
con nuestras glorias y nuestras contradicciones, ya digo para bien o para mal, nos guste o no nos guste.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Ballenas atrapadas por el hielo<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El 27 de octubre de 1988 el
diario <i>El País</i> se hizo eco de la liberación de un par de ballenas grises
en Alaska gracias a la colaboración de dos rompehielos soviéticos, un equipo
norteamericano y varios grupos de esquimales. En la operación de rescate se
invirtió aproximadamente un millón de dólares, mucho dinero para lo que suele
dedicarse a la conservación efectiva de cetáceos o de cualquier otra cosa. No
obstante, el bloqueo accidental de ballenas debe ser habitual en el Ártico y no
tiene mayor consecuencia objetiva para el destino de las especies afectadas.
Son, por así decirlo, anécdotas desafortunadas. Gastar tanto dinero en liberar
a dos ballenas, atrapadas por causas naturales, puede calificarse de insensatez.
Sin embargo, desde el momento en que la escena sucede ante los ojos de un ser
humano, cobra una nueva dimensión. Sobre todo si luego se difunde a todo el
mundo a través de la televisión.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Es entonces cuando se despiertan
profundas emociones relacionadas con la ayuda ante las adversidades y
pensamientos subjetivos como el apoyo, la solidaridad y la empatía. Lo que no
es estrictamente un problema de conservación de la biosfera acaba por
convertirse en un asunto importante. Las dimensiones emotiva y racional-subjetiva
del ser humano lo acaparan y lo
acrecientan. Además el asunto de las ballenas tuvo lugar en plena Guerra Fría,
antes de la caída del muro de Berlín en noviembre de 1989. En semejante
tesitura, las ballenas pudieron servir de excusa, conscientemente o no, para
demostrar buenas intenciones entre Oriente y Occidente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Descastes de gaviotas<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Veamos otro ejemplo, aunque en
sentido contrario: los descastes de gaviotas patiamarillas también se explican
desde esta perspectiva dual. No hay en realidad razones biológicas que los
justifiquen, por mucho que se empeñen sus promotores en darles un tinte científico.
En realidad, las gaviotas se matan porque las personas las perciben como un
problema. Las razones son varias pues, aparte de ser abundantes y depredadoras,
resultan molestas, ensucian los yates de los ricos y pueden comerse el
bocadillo de los niños en el recreo. Incluso, en determinadas circunstancias,
llegan a ser agresivas. Ninguno de estos inconvenientes genera graves impactos,
sino más bien algunas protestas y cierta alarma social. Poco o nada tienen que
ver aquí la biología o la ecología.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">En situaciones como esta suelen
haber una disparidad de criterio entre los biólogos teóricos y los que se
encargan de gestionar las especies sobre el terreno. Los primeros hacen bien su
trabajo y están en lo correcto cuando recomiendan que no se hagan descastes,
tanto por ser innecesarios como por su escasa eficacia en la mayoría de los
casos. Pero los segundos no dejan de tener cierta razón cuando se sienten entre
la espada y la pared, hoy más bien un muro de Facebook. ¿Qué hacer? ¿Quién
procede correctamente? ¿El que abandera la vía objetiva o el que enarbola la
postura subjetiva, más humana si se quiere?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Doble perspectiva<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Yo no voy a dar la respuesta. No
la tengo. Sólo estoy convencido de que ambos universos deben hablar y
entenderse. Sabiendo, eso sí, de dónde viene cada uno y poniendo de su parte
para entender al otro. Quizá de ahí emanen soluciones justas e intermedias, que
contenten la visión subjetiva, centrada en el ser humano, pero sin producir
grandes daños en los ecosistemas, que con frecuencia no precisan de
intervención alguna.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Pero, desde luego, no podemos
seguir como estamos, sujetos a posturas estrictas y sin solapamiento en las
mesas de negociación. Todo esto vale tanto para las ballenas atrapadas en el
hielo, como para las plagas de topillos en Castilla, para los descastes de aves
molestas o para el futuro del lobo ibérico. Cada uno encontrará, sin más ayuda,
aplicación a lo que digo en su problema favorito o más cercano. No
minusvaloremos ninguna de las maneras de manifestarse del complejo cerebro
pensante del ser humano. Somos tanto un manojo de pensamientos alucinados como
una cabeza cartesiana. Las dos cosas han sido vitales para llegar hasta aquí.
Las dos visiones del mundo aportan belleza de uno u otro tipo y son
complementarias. Puede ser una situación de partida que quizá consideremos
indeseable, pero es la que hay, producto de una larga y contingente historia
evolutiva. Con tales mimbres tendremos que tejer los cestos que deseamos, como
dice el refrán. Son los únicos mimbres que tenemos y hemos de usarlos de la
mejor manera posible. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Bibliografía<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(1) <b><span lang="EN-GB">Slobodkin, L.B.
(2001).</span></b><span lang="EN-GB"> The good,
the bad and the reified. <i>Evolutionary Ecology Research</i>, 3</span>: 1-13.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-54014127050762151052015-09-07T02:49:00.001-07:002015-09-07T05:28:29.309-07:00No así en invierno como en verano<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">¿Os habéis
parado a pensar en lo distintos que son algunos animales en invierno y en
verano? Los mismos pajarillos que en primavera defienden sus territorios como
posesos, se relajan en invierno y acaban formando bandos mixtos, como buenos
amigos.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">El
hecho de que los pajarillos forestales de diferentes especies formen bandos
invernales tiene su miga ecológica. Pero, como casi siempre que descubro un
tema, acabo encontrando que Carlos M. Herrera ya lo había abordado ¡dos o tres
décadas antes! Así que remitiré al lector a un espléndido trabajo suyo
publicado poco después de terminar su tesis doctoral, a los 26 años (1). Creo
que Carlos, que entre diciembre de 2006 y septiembre de 2011 escribió cuarenta
artículos para estas mismas páginas de <i>Quercus</i>
que ahora ocupan las pesquisas detectivescas, estará contento de que sus ideas
salgan a relucir con bastante frecuencia en esta sección. Es un poco como si
siguiese escribiendo aquí, para deleite de todos los que echamos de menos sus
afiladas reflexiones.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">El
caso es que mitos, reyezuelos, trepadores, agateadores, herrerillos, carboneros
o mosquiteros, que en época de cría llevan una vida solitaria, cuando llegan
los fríos y la escasez de alimento dejan a un lado sus diferencias y se agrupan
en pequeños bandos. Estos bandos parecen proporcionarles un doble beneficio:
por un lado, obtienen más fácilmente alimento que si lo buscaran por separado y,
por otro lado, tienen menos probabilidades de ser depredados.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Ventajas para buscar
alimento<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Los
beneficios relacionados con la búsqueda de comida tienen la misma causa que el
comportamiento colonial: es más fácil localizar fuentes de alimento
impredecible cuando se actúa en grupo que en solitario. Los insectos no se
distribuyen de manera regular ni entre los árboles ni dentro de cada árbol. Por
esta razón, un pequeño ejército de avecillas que busca comida incrementa las
oportunidades de localizar una fuente de recursos. En el caso de la comunidad
estudiada por Carlos en un encinar de Huelva, los pajarillos que se alimentaban
en grupo tuvieron el doble de éxito a la hora de encontrar comida que los que
iban en solitario. En verano es probable que esa situación se invierta, ya que
los insectos son más abundantes y, sobre todo, más ubicuos. El invierno no es
tiempo de insectos, que necesitan altas temperaturas ambientales para
activarse, y su presencia está asociada a plantas que les proporcionen cobijo o
alimento por alguna razón extraordinaria. En el fondo, es la misma estrategia
que emplean las aves marinas para localizar fuentes de alimento en el mar,
donde los peces no se distribuyen de manera regular sino parcheada, aunque
nuestra tendencia sea imaginar lo contrario. Al final, las preguntas ecológicas
son las mismas, sea cual sea el modelo de estudio con el que trabajes. Cambias
peces por invertebrados y aves marinas por aves forestales, pero en el fondo el
problema es el mismo. Por esa razón los grupos de investigación no se denominan
por su modelo de estudio, sino por los problemas que abordan.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Ventajas para
eludir depredadores<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">En
cuanto a la defensa contra los depredadores, las ventajas son también similares
a las del comportamiento colonial: cuatro ojos ven más que dos. Por ejemplo, es
más fácil advertir la presencia de un gavilán cuando las avecillas se desplazan
en grupo por las ramas, aunque también es cierto que varios pajarillos son más
conspicuos que un individuo aislado. Se plantea entonces un balance entre obtener
más comida y ser más visible para los depredadores. Y, evidentemente, sale
victoriosa la necesidad de alimentarse. A fin de cuentas, ir en grupo también tiene
la ventaja del efecto dilución, es decir, la posibilidad de que el gavilán
elija a otro integrante del grupo y no a ti, ya que estas agrupaciones se basan
en el interés individual y no en el colectivo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Parece
que tanto la frecuencia con la que se da esta estrategia de supervivencia
invernal como el tamaño de los bandos es mayor en los lugares más fríos. De manera
que en la Península Ibérica sería de esperar un gradiente norte-sur, ya sea en
la prevalencia de este fenómeno o en el tamaño del bando. En el caso del
encinar ovetense de Herrera, el tamaño medio del bando fue de aproximadamente 5
individuos, mientras que en zonas más frías, como Inglaterra, Suecia o Estados
Unidos, los registros oscilan entre 8’5 y 22’8 pajarillos por bando. Yo vengo originalmente
de tierras mediterráneas y nunca me había encontrado con este llamativo
comportamiento en el campo hasta que me trasladé a Galicia, donde es casi
imposible que pase desapercibido ya que se da hasta en el interior de las zonas
urbanas. También es cierto que nuestras comunidades de pajarillos son más
pobres. En Mallorca, por ejemplo, falta el herrerillo capuchino, el trepador
azul, el carbonero garrapinos y el agateador. No porque se hayan extinguido
recientemente, sino porque parece que nunca llegaron a alcanzar la isla desde
sus poblaciones peninsulares o continentales.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikqy8AzpuHo3zrrSrJd3Qn4-gcvMHYA90BDoF0po3wuTQvpkw3Q1f6VFZTqKU1_YnIwozvDPaWzm_8A2AJcSGE_4H4-Sm5GOpF3ml8ia67kCqSqPgHr3OQnTb4YyVfzaoZE43_XhZXdfU/s1600/IMG_5999.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><img border="0" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikqy8AzpuHo3zrrSrJd3Qn4-gcvMHYA90BDoF0po3wuTQvpkw3Q1f6VFZTqKU1_YnIwozvDPaWzm_8A2AJcSGE_4H4-Sm5GOpF3ml8ia67kCqSqPgHr3OQnTb4YyVfzaoZE43_XhZXdfU/s640/IMG_5999.JPG" width="640" /></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;"><i>Bando
formado por varias especies de anátidas invernantes en la Mata del Fang (Albufera
de Valencia). Para los patos, la vida en sociedad es un fenómeno invernal. Estas
agrupaciones les permiten encontrar alimento más fácilmente en el duro invierno
y sobre todo a sus futuras parejas (foto: Rafa Paulo y Joan M. Benavent / SDA).</i><a href="https://www.blogger.com/null" name="_GoBack"></a><o:p></o:p></span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Grupos mixtos de
patos y fochas en invierno</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Las
anátidas también forman bandos mixtos en invierno. Enormes bandos. Aunque en
este caso parece que el factor que los mueve a agruparse no es tanto la
localización de alimento, que es más regular y predecible, sino la facilidad
para encontrar pareja. Por otra parte, los humedales son más escasos que los
bosques, de manera que cuentan con menos zonas adecuadas para pasar el invierno.
Ahora bien, aunque se agrupen en grandes bandos mixtos, la mezcla no es al
azar. Hay un orden dentro del aparente caos. Como encontramos nosotros mismos en un ya viejo estudio (2), los patos
buceadores suelen asociarse entre sí y no se mezclan con los de superficie en
los dormideros diurnos invernales. A su vez, las anátidas de superficie tienden
a mantener bandos monoespecíficos dentro del dormidero. Todo ello va encaminado
a encontrar pareja durante el invierno en esta suerte de enormes territorios de
exhibición (<i>leks</i>) que son los bandos
invernales. Tanto es así, que los machos pasan el invierno con su librea
nupcial. De hecho, no consiguen librarse del enorme coste que conlleva mantener
ese plumaje hasta que terminan de criar.
Por eso pasan en cuanto pueden al plumaje de eclipse y de la manera más expeditiva
posible, es decir, perdiendo incluso la facultad de volar. El compromiso entre
la selección sexual y la selección natural es muy evidente en este caso de los
patos mancones. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Las
anátidas, por cierto, son un grupo muy antiguo de aves y se han quedado un
tanto atrasadas en su estrategia sexual. Por ejemplo, son de las pocas aves
cuyos machos tienen pene, pues el 97% de las especies conocidas carecen de él.
Queda para otro día discutir las posibles razones de por qué las aves perdieron
esta vía de fecundación interna.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Las
fochas comunes también forman bandos mixtos con las fochas cornudas, allí donde
ambas especies coexisten, caso de España o Marruecos. La formación de esos
bandos mixtos en zonas de caza, cuando ambas especies se parecen tanto y una de
ellas es cinegética y la otra no, se convierte a menudo en una fuente de
problemas para la especie que no puede cazarse. Es lo que también encontró en
otro estudio el grupo de investigación
al que pertenezco (3) en el que comprobamos que las zonas de caza actúan como
trampas ecológicas para las fochas al preferir estos sitios debido a la abundancia
de comida artificial aportada por los cazadores, a pesar de que haya buenas
zonas alternativas con abundantes plantas acuáticas sumergidas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span style="font-size: 12.0pt;">En
fin, que la adversidad une. El caso es que el comportamiento gregario o
solitario no es una característica intrínseca del individuo, sino un producto
de las presiones ambientales en cada momento del año. En invierno toca
sobrevivir en tiempos difíciles. En primavera, reproducirse rodeado de
abundancia. Esto tiene aplicación al caso humano. La crisis económica ha
despertado comportamientos colectivos y solidarios que habían caído en el
olvido. Nos crecemos ante la adversidad y relajamos nuestro egoísmo y
ambiciones. No es nada nuevo bajo el sol. </span><span style="font-size: 12pt;"> </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Bibliografía<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span style="font-size: 12.0pt;">(1) <b>Herrera, C.M. (1979).</b> Ecological
aspects of heterospecific flock formation in a Mediterr</span><span lang="EN-GB" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: EN-GB;">anean bird’s community. </span><i><span style="font-size: 12.0pt;">Oikos</span></i><span style="font-size: 12.0pt;">, 33: 85-96.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span style="font-size: 12.0pt;">(2) <b>Martínez-Abraín, A. (1999).</b> Patrones de
asociación de anátidas durante la invernada en un dormidero del este de España.
</span><i><span lang="EN-GB" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: EN-GB;">Ardeola</span></i><span lang="EN-GB" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: EN-GB;">, 46: 163-169.</span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span lang="EN-GB" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: EN-GB;">(3) <b>Martínez-Abraín, A. y otros
autores (2007).</b> Hunting sites as ecological traps for coots in southern
Europe: implications for the conservation of a threatened species. </span><i><span style="font-size: 12.0pt;">Endangered Species Research</span></i></span><span style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">, 3: 69-76.</span><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-46428772907069099012015-08-03T10:36:00.000-07:002015-12-18T14:55:33.532-08:00No tan obvio<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">A veces, la
actividad científica parece ser un cúmulo de obviedades. Pero las cosas no son
tan obvias y sencillas al principio. Descubrirlas resulta más complejo y
trabajoso de lo que pudiera parecer. En primer lugar, hay que darse cuenta de
que algo constituye un objeto de estudio, lo cual ya tiene su miga, y después
hay que averiguar por qué todo sucede de esa manera.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">En
un reciente artículo, nuestro equipo de investigación demostró que las fuentes
de alimento de origen humano, altamente predecibles, como un basurero o los
descartes de la flota pesquera, aumentan la eficacia biológica de las especies
oportunistas (1). Como resultado, el tamaño de sus poblaciones aumenta, lo que
tiene consecuencias en el funcionamiento de las redes tróficas, la composición
de las comunidades o/y la estructura de los ecosistemas. Además, se alteran procesos
ecológicos como la competencia entre especies, las relaciones entre depredadores
y presas o el flujo de nutrientes. En definitiva, estas fuentes de alimento
reducen la diversidad de las comunidades animales, aumentan la capacidad de
adaptación de las especies oportunistas ante los cambios ambientales y alteran
la variabilidad temporal del tamaño de las poblaciones.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Todos
estos resultados pueden parecer obvios a primera vista, pero no lo son.
Recuerdo los años de mi adolescencia, cuando teníamos que hacer censos de
gaviotas invernantes en las costas de la Comunidad Valenciana. Decidimos que lo
mejor era ir a contarlas al atardecer, cuando los barcos de pesca regresan a
puerto y vienen escoltados por bandos de gaviotas atentas a la selección<i> </i>del pescado por parte de los pescadores.
En aquella época (hablo de mediados de los 80) a mí me parecía poco más que una
anécdota el hecho de que las gaviotas siguieran a los barcos de pesca. Las
gaviotas, pensaba yo, pescan en el mar y así obtienen la mayor parte de sus
recursos. Lo que puedan obtener de los descartes será una especie de complemento,
poco relevante para su biología. Además, seguro que se unía el rechazo
psicológico a pensar que los aportes humanos podían ser de importancia para las
aves. “Las gaviotas son salvajes y saben cómo sobrevivir sin nuestra ayuda”,
debía de meditar yo para mis inocentes adentros.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg78Zm0wy4nhaLeuNwfIZ9s4-MdTRPc2dXG0a0j_2B8u4CsM1_JivNypkt2k-sod1xnA2HMiOMPQuFLPHvz33NHD-QQ-nNSTh_uooZHd4xld6FAUY3NJS9OVYw2Cij-Lw2IsPXcFrVSKDQ/s1600/Foto+arrastre+Maite.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="480" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg78Zm0wy4nhaLeuNwfIZ9s4-MdTRPc2dXG0a0j_2B8u4CsM1_JivNypkt2k-sod1xnA2HMiOMPQuFLPHvz33NHD-QQ-nNSTh_uooZHd4xld6FAUY3NJS9OVYw2Cij-Lw2IsPXcFrVSKDQ/s640/Foto+arrastre+Maite.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Gaviotas
tras la estela de un barco de arrastre. A toro pasado, sabemos que los
descartes pesqueros representan un porcentaje importante en la dieta de numerosos
depredadores apicales marinos. Pero a primera vista no es tan sencillo intuir
que una nube de gaviotas oportunistas detrás de un barco sea mucho más que una
anécdota (foto: Maite Louzao)<a href="https://www.blogger.com/null" name="_GoBack"></a>.</span></i><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></i></span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Sin
embargo, el tiempo y algunas mentes lúcidas, con las que con el tiempo tuve la
suerte de trabajar, han demostrado que aquello de anécdota no tenía nada. Los
descartes de la pesca, por ejemplo, aportan el 40% de los requerimientos
energéticos de la población total de la amenazada pardela balear (</span><i style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Puffinus mauretanicus</i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">) en la plataforma
Delta-Columbretes (2). Numerosos depredadores apicales de la fauna marina, como
cetáceos, tortugas y aves, mantienen hoy en día una estrecha relación con las
actividades humanas en todo el mundo. Una relación que no es en absoluto anecdótica
en la dinámica de sus poblaciones. En algunos casos, como en las comunidades de
mamíferos carroñeros, este factor afecta incluso a procesos microevolutivos
(adaptativos) que se reflejan en el tamaño corporal (1).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Vedas de pesca y
capturas accidentales</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Ahí
va otro ejemplo de aparente obviedad. Una de las principales razones de que se
produzcan capturas accidentales de aves marinas en los palangres es que esta
flota faena cuando descansa la de arrastre, ya sea por fines de semana, fiestas
de guardar o vedas oficiales. En esos días es más alta la probabilidad de que
un ave marina, habituada a obtener alimento detrás de los arrastreros, se
dirija a una embarcación artesanal de palangre y caiga accidentalmente en los
anzuelos cebados con sardina. Simplemente porque a falta de un recurso
predecible y abundante buscan otro que lo sustituya. Estos resultados han sido
obtenidos de manera independiente y casi simultánea por dos equipos españoles
de investigación para la conservación (3, 4). Claro, pensará el lector, es
obvio que si estas aves están acostumbradas a ir detrás de los arrastreros, busquen
otra alternativa si falta esa fuente de alimento. Pero sólo resulta obvio cuando
se conocen los detalles. Es un efecto de la interacción entre dos pesquerías
distintas, nada menos. De primeras, uno tiende a pensar que pardelas y gaviotas
se ven atrapadas por los anzuelos del palangre debido a las características
propias de este arte de pesca, por ejemplo, la hora de calado, la zona donde se
faena, la carnada utilizada y el tipo de anzuelo o su número. Pero, para deducir
que el problema no está sólo en la propia pesquería, sino también en otra, hay
que levantar la cabeza, mirar al horizonte con perspectiva global y olvidarse
de los aspectos puramente locales. Es preciso un enfoque holístico, tan
necesario en ecología.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Recuerdo
que la primera pista sobre este asunto me la dio Valentín Tena, uno de los
guardas de las islas Columbretes. Valentín se encontraba en una buena situación
para dar con la clave del asunto, ya que conocía bien a las pardelas y, además,
había estado enrolado como pescador. Una fusión poco habitual. Así que, gracias
Valentín, ¡tenías razón! Nosotros sólo lo demostramos con números, pero la idea
crucial fue tuya. Una idea, por cierto, que puede ser clave para mitigar los
efectos negativos del palangre, ya que bastaría con que el palangre no faenase los días de descanso de la flota de arrastre. Así que la cosa tiene su miga
conservacionista.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Extracción
selectiva de especialistas</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Puede
que ya lo haya contado en alguna otra ocasión, pero aquí viene muy a cuento y
es bueno repetir las ideas para que calen. Cuando nos enfrentamos a situaciones
en las que una especie poco abundante está siendo depredada por otra más
abundante, ecléctica y oportunista (adjetivos por cierto nada peyorativos que sólo indican
una gran flexibilidad ecológica) nuestra primera reacción es pensar en hacer
descastes, controles de población. Sin embargo algunos trabajos han demostrado
que basta con extraer de la población un número muy bajo de especialistas, como
por ejemplo gaviotas patiamarillas frente a paíños, para que el efecto se
reduzca drásticamente (5).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Algo
parecido sucede en el caso de la mortalidad de buitres en parques
eólicos. No todos los molinos de un parque eólico son iguales: hay algunos que
son “depredadores” selectivos y basta con identificarlos y pararlos para que
las matanzas caigan en picado. Esto también parece obvio a toro pasado, pero no
lo es. Requiere estudio y observación, averiguar que los molinos no matan al
azar, sino que responden a un patrón determinista.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Las regiones del
cerebro</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Un
último ejemplo de lo poco obvias que son las cosas hasta que las descubrimos es
la manera de funcionar del cerebro. Gracias a las tecnologías de vanguardia,
los neurólogos han averiguado que en nuestra corteza cerebral no todas las
neuronas se encargan de todo. Hay regiones que gestionan el habla, el tacto, la
movilidad, la visión o la audición. Se han distinguido diversos lóbulos
(parietal, frontal, occipital, temporal) y se ha cartografiado la actividad de
las neuronas en esas regiones. No entendemos casi nada de por qué eso es así,
pero al menos sabemos que el neocórtex está compartimentado, que hay cierta división
del trabajo, aunque el cerebro trabaje siempre por medio de una red de
interacción entre partes. Llegar a esto desde la concepción aristotélica del
cerebro (un órgano encargado de refrigerar la sangre) requiere una considerable
sofisticación de los métodos de estudio. De hecho, nos ha llevado casi 2.400
años averiguarlo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Adquirir
conocimiento es una tarea costosa. Requiere trabajo e inspiración por igual. Y la
mejor indicación de que hemos dado con algo interesante quizá sea que los
hallazgos, mirados a posteriori, nos parezcan hasta “obvios”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Bibliografía<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(1) <b>Oro, D. y otros autores (2013).</b> <span lang="EN-GB">Ecological and evolutionary implications of food
subsidies from humans. <i>Ecology Letters</i>,
16: 1.501-1.514.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="EN-GB"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(2) <b>Arcos, J.M. y Oro, D. (2002).</b>
Significance of fisheries discards for a threatened Mediterranean seabird, the
Balearic shearwater <i>Puffinus mauretanicus</i>.
<i>Marine Ecology Progress Series</i>, 239:
209-220.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span lang="EN-GB">(3) <b>Laneri, K. y otros autores (2011).</b>
Trawling regime influences longline seabird bycatch: new insights from a
small-scale fishery. </span><i>Marine Ecology
Progress Series</i>,
430: 241-252.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(4) <b>García-Barcelona, S. y otros autores (2010).</b>
<span lang="EN-GB">Modelling abundance and distribution of seabird
by-catch in the Spanish Mediterranean longline fishery. <i>Ardeola</i>, 57: 65-78.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span lang="EN-GB">(5) <b>Sanz, A. y otros autores (2009).</b>
Evidence-based culling of a facultative predator: efficacy and efficiency
components. </span><i>Biological
Conservation</i>,
142: 424-431.</span><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-24042867290512313402015-06-30T04:46:00.001-07:002016-02-03T12:37:05.345-08:00Dientes de gallina, cola de persona<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">No hace falta convencer a nadie a estas alturas (al menos en la vieja
Europa) de que la evolución es un hecho. Sin embargo, este mes me gustaría
ocuparme de los atavismos y los órganos vestigiales, porque prueban de manera
especialmente clara que las formas de vida actuales han surgido por
modificación de otras anteriores. Y nos hablan, además, de la importancia de
los mecanismos embrionarios en la evolución.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Hace ya treinta años, el gran
paleontólogo norteamericano Stephen Jay Gould (1941-2002) tituló uno de sus
libros <i>Dientes de gallina y dedos de
caballo</i>. Traducido al castellano, pierde la sonoridad original inglesa de <i>Hen’s teeth and horse’s toes</i>, pero aun
así resulta sugerente y es, como el resto de su obra, una gran fuente de
inspiración (1). Veamos. Las aves actuales (Neornithes) se dividen en dos
grandes clados. Por un lado están las Paleognatas (que engloba a las grandes
aves no voladoras como kiwis, avestruces, emús, ñandús, casuarios, tinamúes y
las ya extintas moas de Nueva Zelanda y aves elefante de Madagascar) y por otro
las Neognatas. Dentro de las Neognatas el clado de los Galloánsares se separó a
mediados del Cretácico (2-4). El clado restante, conocido como Neoaves, se
diversificó mucho y muy rápidamente poco después del límite entre el Cretácico
y el Terciario. Con esto quiero decir que el grupo que engloba a gallináceas,
patos y gansos no pertenece a las aves más modernas, por extraño que parezca,
sino que su linaje se remonta al momento en que los dinosaurios dentados se
convirtieron en terópodos emplumados. No es de extrañar, por tanto, que a veces
los embriones de gallina ¡tengan dientes!<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Solemos explicar la aparición de
rarezas recurriendo a las “mutaciones”, como en el caso de aquellos monstruos
que el naturalista francés Etienne Geoffroy Saint-Hilaire buscaba entre los
animales domésticos con la esperanza de aprender algo de ellos. En muchos casos
la mutación genética (entendida como la aparición de una novedad o alteración
en la secuencia del genoma) sí ha resultado ser la causa de monstruosidades,
como el gato con dos cabezas o la vaca con patas en el lomo. Pero no siempre.
La aparición de dientes en las mandíbulas de un embrión de gallina no se debe a
una mutación clásica sino que se produce por la activación de un gen ancestral
aún presente en su genoma, aunque regulado a la baja para que no se exprese.
Así que esos dientes tendrían poco de monstruoso y mucho de información
histórica valiosa. A menudo la innovación genética procede, no ya de cambiar la
ordenada estructura interna de un gen, sino de alterar las regiones donde se
controla la expresión de uno o varios genes. Podríamos imaginar estas regiones como una
especie de interruptores generales ubicados al margen de los genes, desde los
cuales se decide cuáles se expresan y cuáles permanecen en silencio durante el
desarrollo embrionario, cuáles se activan y cuáles quedan inactivados. Como
luces que se apagan y se encienden a placer.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGWCw5uirS-0HnagmLtWwEGS3m6skGRug2z4z8s8YmhxBmlbNj2n_jubEcVDp4GbS2sCicHAlULFctt8PmpaKdEJCnyzqfBLnwQJkF0f6PV55WdgC_O1HIgGEG7fUzjGTEy9oR6INkbD0/s1600/IMG_0275.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><img border="0" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGWCw5uirS-0HnagmLtWwEGS3m6skGRug2z4z8s8YmhxBmlbNj2n_jubEcVDp4GbS2sCicHAlULFctt8PmpaKdEJCnyzqfBLnwQJkF0f6PV55WdgC_O1HIgGEG7fUzjGTEy9oR6INkbD0/s640/IMG_0275.JPG" width="640" /></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: small;"><i>Las gallinas pertenecen a una
estirpe de aves muy antigua y no es extraño que sus embriones desarrollen
dientes reptilianos de vez en cuando, un rasgo ancestral. Foto del autor. </i></span><o:p></o:p></span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">La mutación clásica, al contrario
de lo que habitualmente se enseña, no es la única fuente de innovación
disponible para la selección natural. Como bien decía Gould, lo que sucede en
el desarrollo embrionario (ontogenia) puede tener importantes consecuencias en
la diversificación de los taxones (filogenia), a escala de especie o incluso
superior. Activando y desactivando genes que regulan el desarrollo embrionario
podemos producir innovaciones corporales (somáticas), como ya comentamos en
esta misma sección hace un par de años (5). Es la llamada evo-devo (<i><span lang="EN-GB">evolutionary developmental biology</span></i> o biología evolutiva del
desarrollo). A nadie debería sorprender que una especie situada en la base de
la filogenia de las aves modernas, como la gallina, pueda desarrollar embriones
con dientes de vez en cuando. Sus antepasados los tuvieron y esa información no
se ha perdido, sino que simplemente ha permanecido oculta desde hace mucho
tiempo. Los genes para fabricar dientes en las gallinas están todavía ahí, sólo que desactivados.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Dientes de gallina y dedos… ¡de avestruz!<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">A los lectores más exigentes que
encuentren contradictorio que los dientes de gallina se parezcan a los de las
aves fósiles, como <i>Archaeopteryx</i>, y
éstos a su vez a los de cocodrilo, pero curiosamente no a los de los reptiles
terópodos de los que proceden las aves, que son planos y aserrados, les
recordaría que el mérito de la invención de los dientes hay que atribuírselo en
realidad a los peces. Los dientes son una innovación derivada del ectodermo
(como la piel, el pelo, las uñas, los cuernos y las pezuñas), así que tanto los
cocodrilos como los dinosaurios y luego las primeras aves sólo tuvieron que
reutilizar aquellas instrucciones ya escritas en los genes de los primeros
peces que se aventuraron fuera del mar hace unos 350 millones de años. El hecho
más importante no es por tanto si se activa o no un gen de reptil terópodo
cuando aparece un embrión de gallina con dientes, sino que las instrucciones
para producir una estructura propia de los peces se haya conservado en los
reptiles y en las aves durante centenares de millones de años. El escaso
parecido entre los dientes de las gallinas y los de los reptiles terópodos no
es pues ninguna pega a la teoría evolutiva, sino una evidencia de la evolución
de los tetrápodos a partir de los vertebrados marinos que abandonaron el mar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Otro interesante atavismo es el
de los embriones de aves que tienen cinco dedos en sus estadios iniciales de
desarrollo, caso de los avestruces, aunque luego sólo desarrollen tres. Una
prueba evidente de que las aves proceden de ancestros pentadáctilos y de que
las instrucciones para fabricar aves con tres dedos fusionados se han
construido sobre la información genética de sus antepasados.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Como también nos recordaba Gould,
los caballos nacen a veces con varios dedos. Eso, lejos de ser una aberración o
un accidente genético, es un recordatorio de la evolución de los caballos
actuales, con un solo dedo cubierto por una pezuña de queratina, desde los
caballos arcaicos que tenían varios dedos. Y por arcaicos sólo quiero decir antiguos, pero no primitivos, porque en evolución no tiene sentido ese concepto de progreso que tan claro vemos los humanos en nuestras creaciones de cachivaches. Por selección natural sólo surgen formas adaptadas a las necesidades ambientales del aquí y del ahora, que son cambiantes en el tiempo (sin una tendencia permanente, normalmente). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><b>Órganos vestigiales</b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Todavía más cercano a nosotros
sería el caso de los seres humanos que nacen con una pequeña cola o con vello
abundante en lugares del cuerpo donde no solemos tenerlo los monos desnudos. La
cola no es una mutación azarosa, sino un salto en el tiempo que nos lleva
directamente a nuestro pasado como primates arborícolas en las selvas del
África tropical. Aún siguen escritas en nuestro genoma las instrucciones para
tenerla. Simplemente permanecen silenciadas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Nuestros ancestros africanos
nunca tuvieron una cola tan sofisticada como la de los primates suramericanos,
de naturaleza prensil, pero seguramente les servía como apéndice de equilibrio
en las alturas. Muchos la conservaron en su paso a primates terrestres cuando
las selvas de África oriental se transformaron en sabanas hace unos 8 millones
de años, tras la apertura del valle del Rift. Pero los homínidos probablemente
la perdimos como una consecuencia derivada de la marcha bípeda.. No debería
sorprendernos (y mucho menos avergonzarnos) que la naturaleza nos recuerde de
vez en cuando quiénes fuimos y de dónde venimos. De hecho, aunque menos
aparente, el hueso sacro que todos compartimos, formado por la fusión de cinco
vértebras, no deja de ser un vestigio de la cola que antaño tuvimos. Los
romanos le dieron ese nombre al curioso hueso porque se entregaba a los dioses
en los sacrificios. Como no deja de ser una parte enormemente interesante de
nuestra anatomía, lo de considerarlo sagrado es probablemente una de las
maneras que ha tenido el intelecto humano de llamar la atención sobre su
singularidad y contenido histórico.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3fuhuKWCb7ztWAOaJX5wuXx_2OnXzo2iOv-ehHoMgsZqgIjvQEg-F3M1AdOEqGYEHNK_2Z8hW17IM0nU_mQniE1GxLhnCvc2R_kZL3mumtHC4cxC9183HADya9kFsD0RsC8FLrtjwerE/s1600/IMG_5258.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><i><img border="0" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3fuhuKWCb7ztWAOaJX5wuXx_2OnXzo2iOv-ehHoMgsZqgIjvQEg-F3M1AdOEqGYEHNK_2Z8hW17IM0nU_mQniE1GxLhnCvc2R_kZL3mumtHC4cxC9183HADya9kFsD0RsC8FLrtjwerE/s640/IMG_5258.JPG" width="640" /></i></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: small;"><i>Los caballos se apoyan sobre la
falange de su tercer y único dedo, pero en ocasiones nace alguno con varios
dedos. Esto, lejos de ser una aberración, es un vestigio que nos informa sobre la pérdida de dedos
durante la evolución del caballo. Las instrucciones genéticas para fabricar un
caballo con varios dedos aún no se han perdido del todo. Sólo están desactivadas. Foto del autor. </i></span><o:p></o:p></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Los atavismos y el progreso en evolución</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Me imagino que el fulgurante
desarrollo actual de la epigenética también tendrá mucho que decir sobre los
atavismos en el futuro, si hay factores ambientales implicados en el proceso.
En una imaginaria población donde la frecuencia de atavismos fuese
relativamente alta podría darse selección a favor de esos rasgos morfológicos,
con el resultado de una “involución” o evolución hacia atrás. Esto no es norma
habitual en la naturaleza, sencillamente porque es muy raro que los rasgos
ancestrales se manifiesten a menudo o/y coincidan con un contexto fenotípico o
ambiental adecuado para ser exitosos. Pero el hecho de que la naturaleza no de
habitualmente marcha atrás tiene poco que ver con una teórica línea de progreso
con la que solemos identificar a la evolución.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Las cosas del pasado no vuelven a
menudo porque los avatares de la historia llevaron a dejarlas aparcadas en un
cajón. Pero no porque sean peores o estén simplemente superadas. Las aves
aparcaron los dientes por ser estructuras pesadas para el vuelo, pero quizá
podrían regresar para quedarse en especies no voladoras, como los avestruces, o
de gran talla, como los gansos (que por cierto ya tienen el pico modificado en
forma de sierra). La evolución es cambio sin más, diversificación en el seno de
los ecosistemas, pero no progreso. Para que hubiera progreso haría falta tener
primero una idea prefijada de cuál sería la meta deseable a alcanzar. Eso nunca
sucede en evolución, ya que el camino se hace al andar, en ambientes
cambiantes, como bien decía Machado. Nada está escrito, decidido o predicho de
antemano en evolución, al contrario de lo que sucede en las mentes de los
ingenieros humanos, que sí saben hacia donde quieren dirigir sus esfuerzos
desde el principio. En evolución sólo hay "caminos en la mar". <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Agradecimientos<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">A José Manuel Igual, por sus muy
acertados comentarios a un primer borrador de este trabajo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Bibliografía<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(1) <b>Gould, S.J. (1984).</b> <i>Dientes
de gallina y dedos de caballo</i>. Hermann Blume. Madrid.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(2) <b>Ericson, P.G.P. y otros autores (2006).</b> <span lang="EN-GB">Diversification of Neoaves: integration of
molecular sequence data and fossils. <i>Biology
Letters</i>, 22: 543-547.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="EN-GB"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(3) <b>McCormack,
J.E. (2013).</b> A phylogeny of birds based on over 1.500 loci collected by
target enrichment and high-throughput sequencing. <i>PLOS ONE</i>, 8: e54848.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span lang="EN-GB">(4) <b>Jarvis,
E.D. y otros autores (2014).</b> Whole-genome analyses resolve early branches
in the tree of life of modern birds. </span><i>Science</i>,
346: 1.320-1.331.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(5) <b>Martínez-Abraín, A. (2011).</b> Avanzar desacelerando. <i>Quercus</i>, 300: 6-7.</span><o:p></o:p></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-80722544608023258972015-06-03T03:17:00.003-07:002015-12-17T03:34:42.136-08:00Como un huevo y una castaña<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<i><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">La unidad de la
vida es un hecho evolutivo, hasta tal punto que las sustancias fotorreceptoras
de nuestros ojos parecen remontarse a las cianobacterias, como vimos en el detective
del pasado mes de abril. Sin embargo, plantas y animales se separaron tan
temprano en la historia de la vida que ni la ecología ni la evolución de ambos
reinos son totalmente equiparables.<o:p></o:p></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Aspiramos
a tener leyes biológicas universales. Un deseo que no podrá hacerse realidad hasta
que la exobiología, o biología de la vida extraterrestre, sea un hecho. No es
un propósito imposible, pero sí difícil de conseguir. Casi tanto como tratar de
conocer nuestra propia ecología en ambientes donde coincidieran varias especies
de humanos. En realidad esa extensión heteroespecífica de nuestra naturaleza, a
la que se debe que llevemos a cuestas el ADN de al menos cuatro especies de
homínidos, quedará para siempre en el cajón de los deseos.</span></span><br />
<br />
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Parece
más asequible, sin embargo, tratar de disponer de una biología que unifique
toda la vida de nuestro planeta, sin duda una de las actividades más serias a
las que puede dedicarse el intelecto humano. Procariotas, protistas, hongos,
plantas y animales compartimos las mismas bases bioquímicas. Contamos con
moléculas autorreplicantes y rutas metabólicas conservadas desde muy antiguo.
Pero también somos muy diferentes.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Sésiles y
móviles<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Una
de las principales diferencias es que las plantas son sésiles –es decir, están
ancladas al sustrato– y eso determina toda su ecología. Algunos animales
marinos, como corales y esponjas, tienen en eso un parecido notable con los
vegetales. De hecho, las primeras formas vivas tenían simetría radial
probablemente a causa de su naturaleza sésil. Si no te puedes mover del sitio,
es mejor poder responder a los estímulos que te lleguen en un ángulo de 360º.
Los animales bilaterales evolucionamos en realidad a partir de las larvas de
las formas sésiles, que sí son móviles. Nuestra simetría bilateral proviene de
ahí.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Que
las plantas sean sésiles implica que no pueden salir corriendo ante una
situación de peligro, como la que representa un herbívoro, y por eso han
desarrollado todo tipo de sustancias químicas de protección. Por eso recurrimos
a las plantas (y los animales sésiles marinos) en busca de posibles curas para
nuestras enfermedades y no tanto a los animales terrestres móviles. En
realidad, en mayor o menor medida, todas las plantas son tóxicas. Quieren que
se consuma su néctar y su polen, porque con ello consiguen reproducirse
sexualmente. También quieren que se consuman sus frutos, porque logran así dispersar
sus semillas. Pero de ninguna manera quieren perder sus partes verdes
fotosintéticamente activas, las placas fotovoltaicas de donde emana la energía
química para fabricar precisamente su néctar, su polen y sus semillas. Así
pues, es normal que los niños tengan una tendencia innata a evitar el consumo
de verduras. Sus hígados, nuestros órganos por excelencia para eliminar sustancias
tóxicas, están poco desarrollados y pequeñas dosis de hojas (pongamos
inofensivas lechugas o espinacas) podrían resultarles dañinas. A eso se añade
que encima no dejamos a los pobres niños comer tierra, cuando muchas veces lo
intentan de forma instintiva. Ese hábito de comer barro tiene mucho sentido
entre herbívoros y frugívoros, porque la arcilla también contribuye a eliminar tóxicos.
La cocción tradicional en recipientes de barro debía ayudar en este proceso de
eliminación de sustancias indeseadas en los vegetales cocinados (1). La cocción
en cualquier recipiente es nuestra estrategia para vencer los tóxicos de las
plantas; una ventaja a la que llegamos sólo después de dominar el fuego. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Los
animales, por el contrario, podemos salir corriendo ante un peligro y no necesitamos
estar dotados de un arsenal químico, como las plantas. Los que sí han
desarrollado su propio arsenal de defensas químicas tienen escasa capacidad de
desplazamiento y lo advierten a las claras con colores llamativos, para que
quede claro el riesgo de ingerirlos. Es el caso, por ejemplo, de las coloridas
babosas marinas (nudibranquios), lentas pero seguras.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<i>
</i>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgerPqxXWBdS-B59yKH50Yav39gQux9kfW1ihnU0x-LCn4qCKfNwJOUnL3ztAO1G_NwR70KgRkmhprrIN5qqYctbeh-CVZJDJlRq7wFSz7vB3W4CbFgOD7LiA3dM_6M-9t42Z4HwTvNei8/s1600/IMG_6849.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><img border="0" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgerPqxXWBdS-B59yKH50Yav39gQux9kfW1ihnU0x-LCn4qCKfNwJOUnL3ztAO1G_NwR70KgRkmhprrIN5qqYctbeh-CVZJDJlRq7wFSz7vB3W4CbFgOD7LiA3dM_6M-9t42Z4HwTvNei8/s640/IMG_6849.JPG" width="640" /></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: justify;"><i><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Una
castaña y un huevo de gallina. Símbolos de las enormes diferencias que median
entre los mecanismos reproductores de animales y plantas, a pesar de tener un
origen evolutivo común (Foto del autor)</span></span></i></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Conservar
plantas</span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">De
manera que conservar animales y plantas son empresas muy distintas, aunque a
menudo nos empeñemos en aplicar las mismas reglas y estrategias a ambos mundos.
Para empezar, es muy difícil asegurar que una planta se ha extinguido. La razón
es que, aunque no la veamos durante años, sus semillas pueden estar presentes
(aunque dormidas) en el suelo. De manera que, si llegan a darse determinadas
condiciones ambientales, la planta vuelve a germinar para sorpresa de propios y
extraños. Eso es impensable en el mundo de la conservación animal.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Los
espacios protegidos probablemente tienen más sentido para seres sésiles que
para seres móviles, a no ser que sean de enorme extensión o que se diseñen a
modo de red en la que queden cerca unos de otros. En realidad, son islas inmersas
en una matriz modificada y, en gran medida, inhóspita. Serían el equivalente de
islas (no oceánicas, es decir, no volcánicas) que se originan sobre la
plataforma continental con los ascensos del nivel del mar. Zonas que antes
estaban unidas al continente y que luego quedaron separadas entre sí. Su
destino, según predice la teoría ecológica, es la pérdida progresiva de
especies desde el momento del aislamiento (2). Imagino que este problema es
menos exagerado en el caso de las plantas, que en poblaciones isleñas
desarrollan adaptaciones ante la escasez de individuos de la misma especie y
también de polinizadores. Por ejemplo, pueden autofecundarse o modificar su ciclo
reproductor para hacer más probable la polinización (3). Todo esto es
impensable en el mundo animal. Sólo la dispersión en un paisaje fragmentado
puede mantener a las especies en el tiempo, pero a cambio de un alto coste; o
si no, que se lo digan a los casi 20 linces atropellados en el año 2014 en España.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Evolución en
plantas y animales<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Es
tentador separar a plantas y animales como organismos que en el pasado domesticaron,
respectivamente, cloroplastos y mitocondrias de vida libre. Pero sería falso.
Las plantas no sólo tienen cloroplastos, sino también mitocondrias. Podríamos
decir que las plantas son más complejas que los animales a escala celular. Gracias
a los cloroplastos, fabrican su propio alimento a partir de la nada, como ya
dije en otra ocasión (4), y luego queman lo sintetizado en las mitocondrias
para recuperar la energía química contenida en los enlaces de esas moléculas,
cuando la luz no está presente. De hecho la productividad efectiva de una planta es la resultante de restar a la fotosíntesis la respiración. Nosotros, los animales (seres heterótrofos), no
seríamos nada sin las plantas; nuestra evolución habría sido inviable y, desde
luego, ellas nos precedieron. Lo más parecido a una quimera planta-animal son algunos protistas (un tipo de paramecio o ameba) portador de cloroplastos. Pero los
protistas (antiguos proto-zoos) no llegan a ser verdaderos animales (eu-meta-zoos),
como no lo son tampoco las esponjas (para-zoos).<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El
argumento de mayor peso que separa a animales y plantas es el que Carlos M.
Herrera aborda en la introducción de su libro sobre la alta variación dentro de
un mismo individuo vegetal y como ello determina su interacción con los
animales (5). Hace referencia a las diferentes estrategias de desarrollo en
animales y plantas, diferencias debidas a que sus caminos evolutivos han sido
independientes. En los animales, los linajes celulares reproductivos y
somáticos divergen temprano en la embriogénesis, mientras que en las plantas
las estructuras vegetativas y las reproductoras comparten un linaje celular común.
Es decir, las células de las plantas retienen todo el potencial de
diferenciación hasta muy tarde a lo largo de su desarrollo. Esto hace que sean seres
modulares, construidos por repetición de un mismo módulo: el metámero. Las
plantas son como un juego de construcción para niños, que fabrica el todo
mediante adición de una secuencia de piezas idénticas, bajo la influencia de las características del medio.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Dos reinos, dos
teorías<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">En
definitiva, tanto la naturaleza sésil de las plantas como sus peculiaridades
somáticas y el hecho de poder reproducirse asexualmente, hacen de ellas unos seres en los que la evolución procede por
caminos muy distintos a los del reino animal. Así, en las plantas, las
mutaciones somáticas (es decir del cuerpo) pueden ser transmitidas a las
células reproductoras (gametos); la poliploidía (organismos con más de dos
series completas de cromosomas) es habitual entre ellas y da lugar a nuevas
especies vegetales de forma rápida; y la epigenética, que frecuentemente dota a
las inmóviles plantas de plasticidad fenotípica (como fabricar hojas punzantes
en su parte baja, al alcance de los herbívoros) es un mecanismo evolutivo más
frecuente en el reino vegetal, aunque también se da en el reino animal (6).<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt;">Como
dice Herrera, puede que necesitemos dos teorías evolutivas: una para las plantas
y otra para los animales. La evolución se ha estudiado mucho más en los animales
que en las plantas y las conclusiones obtenidas en un grupo no son
necesariamente válidas para el otro. Eso nos aleja del ideal científico de
obtener principios universales. Pero si Einstein y la teoría cuántica matizaron
a Newton en lo tocante a las leyes físicas que son aplicables a lo muy grande
(planetas) y a lo muy pequeño (partículas subatómicas), no es de extrañar que
en biología nos veamos forzados a reconocer que las plantas y los animales, aun
teniendo un origen común, son tan distintos como un huevo y una castaña. Ambos escogidos,
medio en broma, como ejemplos de unidad reproductora de animales y plantas.</span><span style="font-size: 12pt;"> </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Bibliografía<o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="EN-GB" style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(1) <b>Barlow, C. (2000).</b> <i>The ghosts of evolution</i>. Basic Books.
New York.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="EN-GB" style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(2) <b>Newmark, W.D. (1987).</b> A
land-bridge island perspective on mammalian extinctions in western North
American parks. <i>Nature</i>, 325: 430-432.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span lang="EN-GB" style="font-size: 12pt;">(3) <b>Pérez-Bañón, C. y otros
autores (2007).</b> Pollination in small islands by occasional visitors: the
case of <i>Daucus carota</i> subsp. <i>communatus</i> (Apiacea) in the Columbretes
Archipelago, Spain. <i>Plant Ecology</i>,
192</span><span style="font-size: 12pt;">:
133-151.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(4) <b>Martínez-Abraín, A. (2014).</b> Cómo crear
materia viva a partir de la “nada”. <i>Quercus</i>,
339: 6-8.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="EN-GB" style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(5) <b>Herrera, C.M. (2009).</b> <i>Multiplicity in unity</i>. The University of
Chicago Press. Chicago.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span lang="EN-GB" style="font-size: 12pt;">(6) <b>Skinner, M.K. y otros autores
(2014).</b> Epigenetics and the evolution of Darwin’s finches. <i>Genome Biology and Evolution</i>.</span><span lang="EN-GB" style="font-size: 12pt;"> </span><span style="font-size: 12pt;">Disponible en: Doi:10.1093/gbe/evu158.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-85816627201102851922015-05-13T01:50:00.000-07:002016-01-09T11:02:18.417-08:00Una tarde de dos instantes: raíces biológicas de la xenofobia<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<i><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Muchas
actividades humanas consisten en contemplar de forma prolongada un evento, un
fenómeno o una manufactura. La del naturalista, sin embargo, se compone con
frecuencia de instantes, de observaciones momentáneas aunque, eso sí,
gloriosas.<o:p></o:p></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Este
artículo será un relato de un par de instantes. Un breve relato de momentos
vividos en el campo que han sido fuente de inspiración y reflexión además de
enorme disfrute. </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Residentes e intrusos<o:p></o:p></span></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Llevaba
mucho tiempo con la idea de escribir algo así. El detonante fue algo que me
ocurrió el 16 de enero de 2015, alrededor de las seis y media de la tarde.
Había salido de paseo campestre, como suelo hacer diariamente después del
trabajo, y me dirigí a las riberas del río de mi pueblo adoptivo (de cuyo
nombre no puedo acordarme) en Galicia. Ante la algarabía orquestada por tres
cornejas alcé la vista hacia la copa de los árboles y vi que el jaleo procedía
de un riña entre córvidos de negro
plumaje y un ratonero que trataba de posarse en una rama. Las cornejas
delataron su presencia con graznidos, algo que también hacen las urracas, y luego
persiguieron al ave de presa hasta conseguir que se alejara. Sé que no es un
hecho extraño ni infrecuente, pero pocas veces nos paramos a pensar por qué ha
de ser así. ¿Por qué la familia de los cuervos ha de repudiar de tal manera a
las aves de presa? ¿Sólo demuestran tal saña con las rapaces? En Gales recuerdo
haber visto una escena similar protagonizada por cornejas y una garza real.
¿Acaso los ratoneros y las garzas son potenciales depredadores de cornejas? Lo
dudo mucho, fuera del expolio ocasional de algún nido.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El
odio instintivo de las rapaces diurnas hacia las rapaces nocturnas tampoco
termina de estar muy fundado en la depredación. ¿Es el búho real un habitual depredador
de aguiluchos cenizos y halcones de Eleonora? Realmente, no. Y, sin embargo,
nuestros colegas de la Universidad de Alicante emplean con éxito ese viejo conocimiento de
los cetreros para capturar aguiluchos y halcones que luego marcan con fines
científicos.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Yo
tengo la sospecha de que esas reacciones agresivas se deben a que los
habitantes de un lugar tienen respuestas xenófobas ante todo lo que sea ajeno a
su comunidad. Bueno, más bien hasta que el extraño se integra en la comunidad. También
sucede entre los humanos. Pensemos en el trivial acto de coger un autobús:
cuando accedes al vehículo y estás pagando el billete, el resto de los viajeros
te percibe como un elemento hostil. No encuentras el beneficio de la duda en la
mirada de la gente que, sentada, forma la "comunidad" instantánea residente del autobús.
Eres sospechoso de todo. Sin embargo, avanzas por el pasillo y en un acto de
valentía –y también de demostración de paz– ocupas tranquilamente un asiento
vacío. En ese momento has sido aceptado por la comunidad y tú mismo te
conviertes en residente y evaluador del posible peligro que entrañe el próximo
que entre por la puerta. Todo sucede en cuestión de segundos o décimas de
segundo y de manera inconsciente. Pero sucede y todos lo sabemos.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Pues
algo similar creo yo que pasa en las comunidades animales. Ese ratonero y esa
garza, que las cornejas persiguieron, probablemente no eran residentes habituales
de aquel territorio, de aquella arboleda. Y las cornejas lo saben. Estoy
proponiendo, sí, que los animales residentes se conocen individualmente en el
seno de una comunidad. Que tienen nombre y apellidos. También creo que las ovejas que pastan en un prado
conocen el sonido individual que hace el cencerro que llevan colgado al cuello
las otras. Si entrase una oveja nueva el rebaño con un nuevo sonido al cuello lo percibirían al instante. Lo que se rechaza es lo extraño, lo foráneo. Hasta que se conoce y
se incorpora. Es un rechazo instintivo con bases biológicas profundas que la especie humana maneja culturalmente, con mejor
o peor acierto, gracias a su pensante corteza cerebral. Es decir, todo lo anterior implica que la xenofobia pueda tener bases biológicas, lo cual es una ayuda para entender mejor porqué hacemos determinadas cosas de las que la sociedad del siglo XXI en su conjunto no se siente nada orgullosa. Conocer nuestras vulnerabilidades es el primer paso para poder evitarlas. </span></span><br />
<br />
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Buena
parte
de los pueblos indígenas del planeta se llaman a sí mismos “la gente”.
Es
decir, piensan que son los únicos habitantes del mundo y todos los demás
son
otra cosa distinta y sospechosa. Esa xenofobia instintiva se ha ido
domeñando
con la cultura, con la vida sedentaria en grandes urbes multiculturales.
La aceptación humana
del extraño, del extranjero, es relativamente reciente ¡y un gran logro
de la
humanidad! Pero ahí fuera, en la naturaleza, las leyes del rechazo a lo
extraño
siguen operando. Esta es una hipótesis fácilmente contrastable e invito a
quienes tengan oportunidad de estudiarla a que lo hagan. Por ejemplo bastaría con poner en Columbretes un señuelo de pelícano o de flamenco (por citar dos especies de aves voluminosas y no depredadoras de halcones) y observar la reacción de los halcones de Eleonora. Me encantaría
conocer los resultados
y, si estoy equivocado, admitirlo y plantearme una nueva explicación
para tales
hechos. Así funciona el método hipotético-deductivo de la ciencia
moderna.</span></span><br />
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhOOP_n_edEHmmsT0TTb_1nzZQP5MMhD0wccpZOkjxb9H6qIBoMSGjXVs_YXh2uWFH7Mf0R5fUdq3cKzH_6_qkyXhALxoZL637eznISZWkKridrmWihHQM61yAnVpsTMnDGsmxeQppKz0s/s1600/IMG_7971.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><img border="0" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhOOP_n_edEHmmsT0TTb_1nzZQP5MMhD0wccpZOkjxb9H6qIBoMSGjXVs_YXh2uWFH7Mf0R5fUdq3cKzH_6_qkyXhALxoZL637eznISZWkKridrmWihHQM61yAnVpsTMnDGsmxeQppKz0s/s640/IMG_7971.JPG" width="640" /></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><i>La
imagen idílica de la nutria como habitante de cabeceras impolutas de ríos ha
demostrado ser un artefacto histórico debido a su persecución en el pasado y a la contaminación de los ríos. Las nutrias del siglo XXI son generalistas y eclécticas, habituadas
a la presencia de humanos inofensivos (Foto del autor)</i></span></span></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">La comunidad de
las nutrias</span></span></b></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt;">El
caso es que aquel suceso me hizo pensar. Volvía a casa satisfecho, pues un instante
que da para reflexionar así bien premia una tarde entera, un día entero. Pero
hubo más. Aquella fue una tarde de dos instantes. Había llovido por la mañana y
el río venía recrecido y achocolatado. Lo miré de reojo, ya con la luz cayendo,
y me pareció ver un objeto alargado flotante, como un tronco a la deriva. Lo
curioso del asunto es que navegaba río arriba, es decir, ¡contracorriente! Sí,
había dado la casualidad de que en ese instante que miré hacia el río pasaba
una nutria nadando. Había acudido al río montones de veces a ver si tenía el
gusto de observarlas, pero siempre con resultados negativos. Muchas esperas
saldadas con fracasos. Y justo en aquel momento, en el que aún tenía cornejas,
autobuses y ratoneros en la cabeza, aparece la nutria como un regalo caído del
cielo. A los pocos segundos salió caminando del agua en una zona de pendiente
suave, desprovista de vegetación, dio una vuelta sobre sí misma y estornudó.
Deduzco que le había entrado agua en las fosas nasales debido a la fuerza que
traía el río crecido y por navegarlo en contra de la corriente. Después </span>re-emprendió<span style="font-size: 12pt;"> su acuático camino río arriba, nadando. Al entrar en el agua se dio
cuenta de mi presencia y, sin ponerse demasiado nerviosa, se sumergió y buceó
unos diez metros, saliendo de nuevo a la superficie y </span>retomando<span style="font-size: 12pt;"> su camino
hacia la cabecera.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt;">En
este caso la reflexión vino ligada a la actividad diurna de la nutria y a cómo
se han habituado estos singulares mustélidos del siglo XXI a una presencia
humana que hoy en día resulta inofensiva. Un tema, el de la moderna fauna sin
miedo, al que acudo recurrentemente en las páginas de </span><i style="font-size: 12pt;">Quercus</i><span style="font-size: 12pt;">. Hasta hace unas pocas décadas, las nutrias eran
perseguidas por la piel, pero sus poblaciones se han recuperado enormemente durante
los últimos 50 ó 60 años de tregua. Ahora se mueven sin problemas a plena luz
del sol y no eluden las zonas altamente transformadas por nuestras actividades.
A la hora de cazar buscan las aguas remansadas de los embalses, las presas de
antiguos molinos e incluso las lagunas de las estaciones potabilizadoras o de los campos de golf. Soportan cauces
hormigonados, comen cangrejos americanos y peces introducidos. ¿Dónde queda la
imagen idílica de las nutrias como habitantes de las cabeceras impolutas y prístinas de los ríos? ¿De
la nutria especialista e indicadora de calidad de las aguas? Se esfumó. </span><i style="font-size: 12pt;">Gone for ever</i><span style="font-size: 12pt;">. Y, afortunadamente,
emergió una nutria superviviente, plástica, ecléctica, generalista, nada
sibarita, </span>todoterreno<span style="font-size: 12pt;">. Digo afortunadamente porque, en caso contrario, no
habría llegado hasta nuestros días.<o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Después
de reflexionar sobre las cornejas, sentí que las nutrias habían incorporado a los
seres humanos como parte del decorado en su vida cotidiana. Unos extraños mamíferos
bípedos, ruidosos y curiosos, pero inofensivos. Ocupamos nuestro asiento en el
autobús sin meternos con ellas. Decía Wenceslao Fernández Flórez en su
magnífica novela <i>El bosque animado</i> que
las bestezuelas de la fraga de Cecebre se deseaban entre sí “que el hombre te
ignore”, como el mejor de los destinos posibles. Nosotros, los naturalistas, no las
ignoramos y estamos encantados de vivir con ellas unos instantes valiosísimos,
que embellecen nuestras vidas<a href="https://www.blogger.com/null" name="_GoBack"></a>, pues aspiramos a formar parte de su
comunidad.</span><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-35952008193603926172015-04-08T01:19:00.000-07:002015-12-18T15:03:27.208-08:00Cuando las moléculas hablan<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">En África los viajeros quieren ver a los llamados “cinco grandes”:
leopardo, león, elefante, búfalo y rinoceronte. Hoy, emulando a la megafauna
africana, repasaremos el papel de cinco moléculas clave para la vida: colágeno,
lignina, quitina, rodopsina y queratina. Los “humanes”, como nos
llama en genérico el filósofo Jesús Mosterín, deberíamos familiarizarnos tanto
con estas moléculas como con la comida que ingerimos. Las cinco son vitales, no
sólo para nuestra existencia, sino para entender nuestro lugar en la biosfera y
en la historia de la vida.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Debería interesarnos muchísimo
todo lo relacionado con el origen de las primeras formas de vida multicelular,
más que nada porque son nuestros primeros ancestros. El planeta fue al
principio un mundo desprovisto de vida sobre mares y tierras. Tuvieron que
transcurrir 1.500 millones de años para que surgieran las primeras formas de
vida unicelular: los procariotas o bacterias. La célula eucariota surge casi 1.000
millones de años después gracias a la incorporación (endosimbionte) de
bacterias de vida libre que pasan a ser mitocondrias o cloroplastos. Así, merced
al asociacionismo bacteriano, surgen nuestras células complejas, dotadas de un núcleo
donde proteger el preciado material genético. Pero esta tendencia gregaria irá
aún más allá al asociarse también entre sí distintas células eucariotas, dando
lugar a los seres multicelulares marinos cuya explosión tuvo lugar en el
Cámbrico, hace 500-600 millones de años. Suele explicarse dicha explosión de
vida por un aumento en la concentración de oxígeno en la atmósfera terrestre,
que siguió a la fase de “bola de nieve” por la que poco antes había pasado
nuestro planeta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El caso es que la abundancia de
oxígeno permitió que hubiera animales más grandes e incluso inventó la
depredación en los mares al permitir que las redes tróficas se hicieran más
largas y complejas. La razón estriba en que el colágeno, el pegamento natural
que permite la existencia de seres multicelulares, necesita mucho oxígeno para
su síntesis. La desafortunada tilde sobre la “a” impide que asociemos el colágeno
con una cola, que es básicamente de lo que se trata. Esta proteína, que tiene
forma de fibras elásticas, mantiene la unidad de nuestros cuerpos y está
presente tanto en la piel como en los huesos, pasando por tendones y
ligamentos, encías, córnea, paredes de los vasos sanguíneos, cartílagos, médula
ósea e hígado, entre otros muchos tejidos y órganos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El cuerpo de las plantas es otro cantar<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El papel estructural del colágeno
entre los animales viene representado por la lignina en el reino vegetal. La
lignina es un complejo aromático (no un azúcar), un polímero presente en las
paredes celulares de las plantas. Gracias a ello les confiere la rigidez que en
su momento permitió que algunos vegetales marinos colonizaran la tierra firme.
Aparte de este aspecto físico, la lignina tiene también un componente biológico,
pues las paredes celulares así protegidas son difíciles de atacar por los
microorganismos. Todo esto hace que la madera, fundamentalmente compuesta de
lignina y celulosa (otro polímero), sea muy difícil de descomponer. De hecho,
parece que todo el carbón que se acumuló en el Carbonífero, y que ahora extraemos
en las minas, se debe a la imposibilidad de descomponer la madera de aquellas
primeras plantas terrestres de gran porte, como coníferas, cicadáceas y
helechos gigantes. Tuvieron que pasar 50 millones de años hasta que la
naturaleza fue capaz de inventar algún microorganismo capaz de descomponer ese
polímero biológico, es decir, de dotarles de las enzimas necesarias. Incluso
hoy en día sigue siendo difícil descomponer la madera muerta y esa es la razón de
que podamos tener muebles, como ya nos recordaba hace décadas Ramón Margalef en
una de sus agudas observaciones. Más aún: la lignina de las plantas vivas sigue
siendo resistente a las bacterias del intestino, al contrario que la celulosa,
que es hidrolizable por bacterias y hongos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghrTLf1_D8rHhAuiGIjv5WXUWE814QuOKFgC1BunhDHu3JCU3RaYzpxqGaWKvBOqptrid2sveL9SalrXsWVUKO1JZt59X6_Ra09j_3iwjKJD3_vDO_j7lpnpO2hTVkSi2QuG8SkcQfvJ0/s1600/IMG_6436.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghrTLf1_D8rHhAuiGIjv5WXUWE814QuOKFgC1BunhDHu3JCU3RaYzpxqGaWKvBOqptrid2sveL9SalrXsWVUKO1JZt59X6_Ra09j_3iwjKJD3_vDO_j7lpnpO2hTVkSi2QuG8SkcQfvJ0/s1600/IMG_6436.JPG" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">Setas incipientes de matacandelas
(<i>Macrolepiota procera</i>) Al igual que
el exoesqueleto de los insectos, los hongos tienen sus paredes celulares
reforzadas con quitina.</span><o:p></o:p></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Un factor común entre artrópodos y hongos</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Igual que la lignina genera el
caparazón protector de las plantas, los animales más abundantes de este planeta
(los insectos) cuentan en sus fases adultas con armaduras (exoesqueletos)
hechas de quitina. En el mismo caso se encuentran las paredes celulares de los
hongos, reforzadas también con quitina, el segundo polímero más abundante de la
biosfera después de la celulosa. En este caso se trata de un polisacárido, un
azúcar complejo. La quitina es más fácil de degradar que la lignina, ya que es
asequible a hongos, bacterias e incluso a los ácidos inorgánicos del sistema
digestivo de los animales que los ingieren.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">La quitina es primordial, no ya
para los insectos, sino para otros artrópodos como los crustáceos y los
arácnidos y está incluso presente en algunos moluscos cefalópodos como el
calamar. Sin embargo, no forma parte de las conchas de los moluscos
gasterópodos, ya sean terrestres o marinos. De dureza parecida a la quitina, aunque
superior, es la queratina, una proteína fibrosa que forma las capas más
externas de la epidermis así como plumas, pelo, uñas, pezuñas o las fundas de
los cuernos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Ver para creer: de las bacterias a los ojos de princesa<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El último de los cinco grandes de
nuestro cuaderno de campo molecular es la rodopsina, aunque hemos tocado de
paso el sexto coloso que es la celulosa. La rodopsina es una proteína presente
en los bastones de la retina que, como sabemos, contiene dos tipos de células
fotosensibles: conos y bastones. A diferencia de la mayor parte de los mamíferos,
que son dicromáticos, los conos nos permiten a los primates ver los colores gracias
a que contamos con tres tipos de ellos, sensibles al azul, al verde y al rojo.
Los bastones, sin embargo, son sensibles a la intensidad de la luz y nos
permiten ver en condiciones de baja luminosidad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El caso es que la rodopsina de
los bastones es una molécula de lo más curioso. Consta de dos componentes: una
opsina (proteica) y un derivado de la vitamina A (no proteico). Este segundo
componente toma normalmente una forma empaquetada, pero al ser iluminada se
estira. Este simple hecho, puramente físico, es lo que permite transmitir un
impulso nervioso al cerebro que acaba traduciendo la información que acarrea la
luz en una imagen “con cara y ojos” en nuestro procesador central. La rodopsina
nos enseña una lección evolutiva fabulosa ya que, al parecer, ¡se encuentra
presente en las membranas de las cianobacterias! Es decir, el origen de los
ojos de los animales puede trazarse de vuelta hasta las simples bacterias
marinas. ¿Cómo llegó la rodopsina de las bacterias a los ojos de los animales?
Probablemente, en algún momento de la historia de la vida, un protista (es
decir una “ameba” eucariota, puente entre las bacterias y los seres
multicelulares) ingirió cianobacterias, de modo que pasaron a formar parte del “protozoo”.
Del mismo modo en que las mitocondrias de vida libre pasaron a formar parte de
las células de los animales (1). Durante años se ha puesto como ejemplo de analogía el caso del ojo, aduciendo que había sido éste un invento recurrente en la historia de la vida. En realidad parece que el parecido entre los ojos de los distintos grupos animales es una homología debida a parentesco filogenético. Los ojos surgieron una vez nada más y luego se han ido modificando con el paso del tiempo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Los ojos más sencillos, como los
de los camarones que viven en las chimeneas hidrotermales de los fondos
abisales marinos, consisten en una simple película plana de rodopsina
fotosensible. Con el tiempo, esas películas planas acabarían plegándose en
forma de sacos rellenos de agua y adquiriendo en la parte frontal cristales,
primero inorgánicos (como los de los trilobites, que eran de carbonato cálcico)
y luego orgánicos, a modo de lentes, como nuestro cristalino. Es decir, surgió
la estructura básica del ojo a modo de cámara que tanto diera de pensar a
Darwin acerca de cómo un proceso gradual podía desembocar en una aparente
“complejidad irreductible”. El ojo-cámara es complejo, sí, pero también puede
reducirse al extremo de que una simple película fotosensible extendida vale
mucho más que no tener ningún tipo de ojo, desde luego.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">A veces las moléculas orgánicas
nos revelan secretos del pasado imposibles de alcanzar por vías macroscópicas.
Nos hablan de la unidad de la vida y del orden temporal que subyace al aparente
caos vital que vemos en el engañoso plano del presente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Bibliografía<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(1) <b>Lane, N. (2009).</b> <i>Los diez
grandes inventos de la evolución</i>. Ariel. Barcelona.</span><o:p></o:p></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-60271905878491308652015-03-08T14:43:00.002-07:002016-02-20T13:26:33.801-08:00 Mirar un árbol<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><i><span style="font-size: 12.0pt;">A veces me
vienen a la mente recuerdos de viejos programas de televisión que marcaron de
alguna manera mi adolescencia, cuando uno adolece de casi todo. En un Detective
anterior ya hablé del programa </span></i><span style="font-size: 12.0pt;">La segunda oportunidad<i> y ahora pensaba en aquel de </i>Mirar un
cuadro<i>. La oferta era entonces escasa,
pero al menos lo que se hacía era de alta calidad; justo al contrario que
ahora. En aquel programa, emitido en 1982-1984 y 1988, Alfredo Castellón nos
enseñó a interpretar 109 obras del Museo del Prado y de otras pinacotecas
españolas. Hoy quisiera emularle, pero no mirando una obra de arte humana, sino
una obra de arte de la naturaleza: un árbol. Hablaré de cómo mirar un árbol
para sacarle el máximo partido intelectual.<o:p></o:p></i></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Si
pensamos en árboles, en tipos de árboles, nos suele venir a la cabeza la típica
clasificación que los divide en dos grandes bloques: los de hoja perenne y los
de hoja caduca. Sin embargo, hay otra división ecológicamente relevante que no solemos
tener tan en cuenta: la que separa a los árboles del dosel de aquellos que
integran el sotobosque. Por ejemplo, un roble sería un árbol del dosel,
mientras que majuelos y avellanos pertenecerían al sotobosque. Es más, la
ecología de los árboles del sotobosque se ve influida por la de aquellos que se
enseñorean por encima de sus copas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Pensar
en estos términos nos permite explicar cuestiones curiosas; como, por ejemplo,
por qué florecen los almendros en pleno invierno, antes de que llegue la
primavera. La manera más adecuada de explicar esta aparente aberración, ya que
muchas veces se salda con la pérdida de un gran número de flores y la
consiguiente mengua posterior en la cosecha de frutos, probablemente sea trasladar
al almendro a su ambiente originario. El almendro (<i>Prunus dulcis</i>) procede de las regiones montañosas de Asia central, desde
donde fue dispersado por los fenicios por todo el Mediterráneo. </span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Así pues, en Iberia
está fuera de sitio, aunque es obvio que se da bien. En sus montañas de origen,
el almendro debía comportarse como un pequeño árbol del sotobosque que prospera
a la sombra de árboles caducifolios de mayor talla. En tales circunstancias
resulta ventajoso florecer lo antes posible, antes de que lo hagan los grandes
árboles del dosel y acaparen los insectos disponibles. La opción es
arriesgada, porque florecer en pleno invierno (o sea, en cuanto la temperatura
pasa de los 6ºC en el mes de febrero) puede salir caro en términos de
descendencia. Pero, a la larga, es mejor tener éxito de vez en cuando que no
tenerlo nunca. Sobre todo si intentamos competir con esos gigantones que hay
sobre nuestras cabezas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikqGRHyfaVoW25AtbpnudqqT4oLef4exoj1pyLJNhXVimmdZDsZy1vNnas6kn2pp-regsMC9c_2BMcJkX_eWkWaZohPhqnr0E-Jo610LT8i7UOxoiixsVjXmO8lmE2q6czKSOL_iw86R0/s1600/IMG_6494.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><img border="0" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikqGRHyfaVoW25AtbpnudqqT4oLef4exoj1pyLJNhXVimmdZDsZy1vNnas6kn2pp-regsMC9c_2BMcJkX_eWkWaZohPhqnr0E-Jo610LT8i7UOxoiixsVjXmO8lmE2q6czKSOL_iw86R0/s1600/IMG_6494.JPG" width="640" /></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: small; line-height: 115%;"><i>Bosque
de robles carballos (Quercus robur), castaños (Castanea sativa) y
avellanos (Corylus avellana). Hay árboles de dosel y árboles de sotobosque. La
floración invernal de algunos árboles, como el almendro (Prunus dulcis), sólo puede entenderse si nos trasladamos a los
ecosistemas originarios y analizamos su papel como integrante del sotobosque (Foto del autor).</i></span></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Una estrategia
bien planificada<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Otro
asunto curioso, en el que a menudo no reparamos, es el orden en el que se dan
los sucesos. Los árboles, por regla general, lo primero que hacen es florecer
en cuanto apunta la primavera. Es decir, el número de flores no depende de las
condiciones del árbol en el año presente, sino de las que se dieron en el año
anterior, de las reservas que haya conseguido acumular. Así pues, el éxito
reproductor del año en curso tiene mucho que ver con lo que pasó hace un año.
El árbol se da prisa en emitir sus flores, las cuales son bastante baratas y no
representan un excesivo consumo de energía. Así que pueden producirse
rápidamente y en masa. ¡Hay que
asegurarse de que los insectos acudan a polinizarlas! Unos insectos ansiosos de
recursos tras los fríos invernales y unas flores especialmente vistosas siempre
que no queden ocultas por las hojas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Sólo
una vez que las flores están ya fecundadas despliega el árbol los paneles
fotovoltaicos que representan sus hojas, para empezar a dotar de recursos a los
frutillos en desarrollo. Ahora sí que requiere mucha energía para fabricar
frutos grandes y complejos, atractivos para los dispersores de semillas, que es
de lo que se trata al fin y al cabo en el juego de la persistencia sobre la
biosfera. Por ejemplo, los frutos del madroño (<i>Arbutus unedo</i>), que son complejos y voluminosos, han de empezar a
prepararse ya desde el año anterior y por eso hay arbolillos en flor cuando
todavía persisten en sus ramas los frutos del otoño pasado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Procesos en
acción <o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">En
un árbol suceden innumerables procesos a lo largo del día. A pesar de su
condición sésil, no falta dinamismo en sus vidas. Un proceso especialmente
curioso es el de la redistribución del agua. El agua está entre los
intersticios de las capas del suelo y, desde allí, tiene que llegar hasta lo
alto de las copas de los árboles. ¿Cómo se las apañan? El mecanismo es curioso.
A falta de una bomba tipo corazón, los árboles evaporan agua a través del envés
de sus hojas y con ello generan una fuerza de succión de abajo arriba. Así de
sencillo y de eficaz.</span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">En realidad no lo hacen a propósito. Sencillamente las
moléculas de agua son mucho más pequeñas que las de dióxido de carbono (por cada molécula de dióxido de carbono que entra salen entre 100 y 500 de agua)</span><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;"> de manera que
cuando el árbol abre sus estomas (esas ventanas ubicadas en el envés de las
hojas) para captar CO<sub>2</sub> pierde agua sin </span><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;">querer. Un agua que se ha de reponer. El agua que se pierde
por arriba tiende a ser reemplazada desde abajo: el proceso se llama
evapotranspiración. Los árboles suelen hacer eso durante el día, aprovechando
el calorcito del sol, excepto los que viven en climas muy calurosos que trabajan
sólo de noche para evitar deshidratarse. La evaporación es mucho más débil durante
la noche en climas templados y, por tanto, la succión del agua no da para llevarla hasta las copas,
sino hasta la superficie del suelo. Lo cual tiene una ventaja para el árbol y
es que el agua queda a la altura de sus raicillas secundarias, que son las que
absorben mejor las sales minerales que la planta necesita para el desempeño de
sus funciones vitales. Pero tiene además un efecto asociado que beneficia a
muchas otras especies de plantas que crecen a su alrededor, que pueden aprovechar
ese efecto de gran proveedor o facilitador de agua que desempeña el árbol, especialmente en
climas mediterráneos donde ésta escasea en verano. No dejéis de releer el estupendo
trabajo de Prieto y colaboradores al respecto, publicado en Quercus en 2013 (1).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Mientras
esto sucede, el árbol está haciendo muchas otras cosas a la vez. Como un automovilista
multitareas, que mientras conduce busca una emisora de radio o bebe un trago de
agua. El proceso más obvio es el de la fotosíntesis, claro, del que ya hablé con
detalle en el Detective del pasado mes de mayo (2). Las plantas van fabricando
su cuerpo prácticamente a partir de la “nada”, en el sentido de que lo
construyen sin apenas elementos sólidos. Los azúcares complejos de las plantas
se sintetizan a partir del dióxido de carbono atmosférico y rompiendo moléculas
de agua con ayuda de los fotones solares para extraer su electricidad interna
en forma de electrones y átomos de hidrógeno cargados positivamente. La
fotosíntesis es la magia del mundo vegetal. Obtener algo sólido a partir de gas y un líquido. Un antiquísimo descubrimiento del
mundo bacteriano, de las cianobacterias en concreto que, gracias a ellas, acabó pasando al mundo
de las plantas terrestres. Un invento que ya quisiéramos los humanos saber
imitar con igual eficiencia. Se acabarían todos nuestros problemas energéticos
actuales y futuros de un soplido.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Guerra química<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Además
de fotosintetizar y bombear y redistribuir agua, los árboles despliegan varios
tipos de estrategias vitales que tienen a la química como protagonista. Pueden,
por ejemplo, generar compuestos que impiden el crecimiento de otras plantas en sus
cercanías, para evitar competidores molestos. El fenómeno se denomina
“alelopatía”, que no es una extraña “enfermedad de los alelos”, como parece
sugerir tan desafortunado nombre. La alelopatía es muy habitual en ambientes
donde escasean el agua o las sales del suelo y hace falta mantener a raya a los
que buscan lo mismo.<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Otro
tipo de guerra química muy curioso es el que tiene lugar entre los árboles, sus
potenciales consumidores de hojas y los depredadores de ellos (3). Ninguna
planta quiere perder sus paneles fotovoltaicos, pues le va la vida en ello. A
tal efecto, cuando comienza el ataque de un insecto herbívoro, la planta es
capaz aumentar sus concentraciones de taninos tóxicos o de emitir compuestos volátiles que no sólo advierten a sus vecinos de lo
que está sucediendo para que preparen sus propias defensas químicas, sino que
esta información puede ser percibida por insectos depredadores o por las avecillas insectívoras del bosque,
que acudirán al árbol que emite tan desesperadas señales de ayuda librándolo de su plaga.<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">¿Cómo
ha podido evolucionar semejante cosa? Probablemente empezase como una
comunicación entre distintos pies arbóreos (clones, individuos conectados en
red por medio de hifas de hongos, parientes cercanos) que con el tiempo fue
cortocircuitada por aves e insectos, con beneficios para ambas partes. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b style="font-family: 'trebuchet ms', sans-serif; font-size: 12pt;">Cooperación</b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: trebuchet ms, sans-serif;">Pero no todo son guerras ahí fuera. También hay mucha cooperación en el funcionamiento de un bosque. Las raíces de los árboles (en torno a dos tercios de la biomasa total del bosque, del cual los árboles son sólo la punta de un iceberg) están comunicadas con las hifas de los hongos que abarrotan el suelo. El árbol proporciona carbono a los hongos y los hongos le proporcionan al árbol nutrientes, a los que llegan con sus minúsculas hifas mucho mejor que las raíces. Las hifas a su vez conectan árboles entre sí, en red. Y no sólo adultos con adultos sino a los adultos con sus jóvenes pimpollos, a los que ayudan a crecer suministrándoles el carbono que los jovenzuelos aún no son capaces de fijar. En cierta medida podríamos decir que los árboles, a su manera, alimentan a sus crías, como muchos animales. Al final animales y plantas no son tan diferentes. Acaban haciendo cosas muy parecidas, aunque mediante mecanismos diferentes. Y muchas de las cosas que son capaces de hacer son más complicadas, lo que justifica sus voluminosos genomas. </span><br />
<span style="font-family: trebuchet ms, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: 'trebuchet ms', sans-serif; font-size: 16px;">Por último, me viene a la cabeza una reflexión final. Cuando miremos un árbol que sea de verdad viejo, como un olivo múltiples veces centenario, conviene reparar en que casi todo lo que vemos es materia muerta. La vida ya sólo corre fugazmente por su floema, las venas del mundo vegetal.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><b><span style="font-size: 12.0pt;">Agradecimientos</span></b><span style="font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><b><span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">A
Carlos M. Herrera, por nuestras hermosas y enriquecedoras conversaciones sobre los hábitos
de almendros, almeces y otros árboles mediterráneos, de las que proceden buena
parte de las ideas aquí vertidas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">Bibliografía<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt;">(1)
<b>Prieto, I.; Armas, C. y Pugnaire, F.I. (2013).</b>
Las plantas redistribuyen el agua acumulada en el suelo. <i>Quercus</i>, 330: 36-44.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span style="font-size: 12.0pt;">(2).
<b>Martínez-Abraín, A. (2014).</b> Cómo
crear materia viva a partir de la “nada”. </span><i><span lang="EN-US" style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">Quercus</span></i><span lang="EN-US" style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">, 339:
6-8.</span></span></div>
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">
</span>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span lang="EN-US" style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">(3) <b>Amo, L. y otros autores (2013).</b> </span><span lang="EN-GB" style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">Birds exploit herbivore-induced plant volatiles to
locate herbivorous prey. <i>Ecology Letters 16: 1348-1355</i>.</span><span lang="EN-GB" style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;"> </span></span></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-67514426961131634102015-02-02T07:55:00.002-08:002015-03-17T06:15:43.313-07:00Rumiando una respuesta<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">No deja de sorprenderme
lo complicado que es todo. A menudo pensamos que conocemos algo bien, incluso
nuestros habituales modelos de estudio, y muchas veces acaba sorprendiéndonos a
la larga con nuevas dimensiones desconocidas. Por ejemplo, todo naturalista
sabe que existen dos tipos de mamíferos herbívoros: los que rumian y los que
no. Pero ¿qué tipo de implicaciones tiene eso para ellos y para los ecosistemas
que ocupan? Y ¿por qué se ha molestado la naturaleza en fabricar dos tipos tan
distintos de sistema digestivo de herbívoro? ¿No bastaba con uno?<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Si viéramos un desfile de mamíferos herbívoros en una
pasarela ¿seríamos capaces de decir quién es rumiante y quién no? Los
elefantes, rinocerontes y cebras (valen todos los équidos) no lo son. Las
jirafas y todos los antílopes sí lo son. En general casi todos los
artiodáctilos (es decir los mamíferos cuyas extremidades acaban en un número
par de dedos de los cuales se apoyan en el suelo por lo menos dos) lo son,
incluyendociervos, alces, cabras, ovejas, camellos, llamas, vacas
o bisontes. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La diferencia entre ambos grupos viene determinada por la
localización de la “bolsa” que contiene las bacterias que digieren la comida
vegetal que ingieren. Una vez más, un recordatorio de que éste es un mundo de
bacterias. Ni el uro (rumiante) ni el caballo (no rumiante) serían nada sin su
saco de bacterias. En el caso de los caballos y sus parientes la localización
de las bacterias es al final del sistema digestivo, mientras que en el caso de
los toros es al principio (en uno de los pre-estómagos). Ambos grupos sin embargo tienen el
mismo tipo de bacterias para descomponer la celulosa de la pared celular de las
plantas. Sólo es distinta su ubicación (1)</span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMgIoVAITjWFG5GuwU4rhi0pnjPXcOPhHhCKlk0xtZ7MzViqBO1atpjA-pxf7HxqXhSnCITIDrN1aeUo0Ze8ElCpGtljr2z_3zjcIK89LpEWTNIBJsjtr6N8HjIG-xE3hYhR51q5sPwbw/s1600/IMG_5663.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMgIoVAITjWFG5GuwU4rhi0pnjPXcOPhHhCKlk0xtZ7MzViqBO1atpjA-pxf7HxqXhSnCITIDrN1aeUo0Ze8ElCpGtljr2z_3zjcIK89LpEWTNIBJsjtr6N8HjIG-xE3hYhR51q5sPwbw/s1600/IMG_5663.JPG" height="426" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Vaca rubia gallega pastando (Foto del autor)</span></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Ventajas e
inconvenientes</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Los no rumiantes han de comer mucho más que un rumiante de
igual talla para extraer una cantidad similar de energía de la comida. Es
decir, el rumiante es mucho más eficiente, punto 1. Los rumiantes además pueden
comer y salir corriendo, porque digerirán lo ingerido lentamente y en un lugar
seguro, lo que les hace menos vulnerables ante los depredadores, punto 2. Los rumiantes además tienen la ventaja de ser
capaces de producir el complejo de vitaminas B y todos los aminoácidos a partir
de una dieta poco variada; punto 3. Los microbios que los no rumiantes tienen
en el ciego y en el colon también son capaces de fabricar ambas cosas pero los
no rumiantes sólo tienen acceso a ellas si se comen sus propios excrementos.
Eso es exactamente lo que hacen los conejos. Ingerir sus excrementos con el fin
de extraerles vitaminas y aminoácidos. Por otro lado los rumiantes reciclan el
nitrógeno mejor, lo cual les confiere ventaja en ambientes pobres en nitrógeno;
punto 4. En este tipo de ambientes un caballo se puede ver forzado a comer
frutos tóxicos cargados de alcaloides (porque los alcaloides son ricos en
nitrógeno) mientras que una vaca no padecería los efectos negativos de los
alcaloides. Van más sobradas gracias a que los microbios de su estómago extraen
el nitrógeno de los alcaloides. Por supuesto los microbios de un caballo
podrían hacer lo mismo pero claro, ¡están al final del sistema digestivo! No
tienen oportunidad de lucirse.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Sin embargo, los rumiantes tienen problemas con la acidez de
los alimentos. Tienen que tener cuidado con lo que comen. Los frutos ácidos por
ejemplo no les sirven porque destrozarían la flora bacteriana de sus complejos
estómagos, amantes de medios alcalinos. Por eso su saliva es ligeramente
básica. Incluso la hierba fresca de primavera les puede resultar dañina porque
es rica en azúcares, que generan ácidos como producto de desecho de la
actividad bacteriana (como ocurre en el caso de las caries humanas). Los no rumiantes sin embargo no tienen ese
problema porque la comida va a parar primero al estómago lleno de ácidos antes
de pasar a los intestinos llenos de bacterias. Por otro lado, los no rumiantes
tienen la ventaja de poder procesar materia vegetal más basta, como la corteza
de los árboles. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cuatro puntos a favor de los rumiantes frente a 2 para los
no-rumiantes. Parecería que el mundo vegetariano entre los mamíferos debería
ser de los rumiantes. Sin embargo, hay motivos suficientes para que en
determinadas circunstancias los no rumiantes funcionen mejor y por tanto hay
razones para que ambas estrategias se hayan visto apoyadas por selección
natural.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Consecuencias
ecosistémicas<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El tipo de estrategia digestiva no sólo trae a la biosfera
una mayor diversidad de estrategias y un mejor aprovechamiento de los recursos
en ambientes heterogéneos. Tiene consecuencias mucho más complejas. Pensemos
por ejemplo en el universo de la dispersión de las semillas de los frutos. Un
proceso ecológico clave para el mantenimiento de los ecosistemas. Desde la
perspectiva de un fruto, los no rumiantes son los preferidos. Los no rumiantes
es más probable que expulsen semillas sin dañar (los rumiantes le dan varias
vueltas al alimento en sus estómagos y los mastican varias veces hasta que
quedan hechos añicos) y además no le hacen ascos a los frutos maduros o/y
ácidos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Las extinciones de megafauna mamífera del Pleistoceno (más
tempranas en Eurasia, más recientes en América) no afectaron de manera similar
a rumiantes y no rumiantes. Por ejemplo, diversas especies de rumiantes
sobrevivieron a las extinciones en Norte América, como el alce, el bisonte, el
reno, el ciervo, el buey almizclero, la cabra y el muflón de las Rocosas, el
antílope americano, entre otros. Pero por el contrario los no rumiantes
desaparecieron por completo. Los mejores dispersores de frutos. Se extinguieron
(por sobrecaza humana en el paleolítico o bien por la suma de la sobrecaza y
los cambios climáticos, según autores) los mastodontes, los gonfoterios y los
mamuts (2). También los caballos, originarios de América del Norte. No
regresarían a ese continente hasta que los “conquistadores” españoles los
llevaron allí en el siglo XV. Hoy en día el mayor mamífero herbívoro no
rumiante (autóctono y terrestre) en Norteamérica es el castor. Y en Sudamérica sólo sobrevivieron el
tapir y tres especies de talla menor. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La extinción pleistocena de la megafauna de mamíferos
(descendientes de linajes que reinaron a lo largo del terciario) fue una
pérdida enorme en sí misma. Pero si pensamos en ese sesgo hacia la pérdida de
no-rumiantes nos lleva a pensar en lo huérfanas que muchas especies de plantas
se han debido quedar al perder sus dispersores. Algunas habrán conseguido otros
sustitutivos por puro encaje ecológico en las redes tróficas de nuevos
dispersores (algunos de ellos especies exóticas); otras se han beneficiado de
la actividad humana gracias a sus apetitosos frutos (es el caso de papallas,
mangos, chirimollas, aguacates y un largo etcétera). Por lo que respecta a
nuestras tierras, pensad por ejemplo en el algarrobo. ¿Quién dispersaría esta
legumbre tras la extinción de los équidos en el Mediterráneo si no hubiese sido
cultivada por nuestra especie? O ¿quién dispersaría las parecidas pero tóxicas
vainas del algarrobo del demonio <i>Anagyris
foetida</i>? En este sentido me viene a la cabeza, ya como comentario final, la
enorme falta que hace tener más en cuenta el papel de la megafauna perdida (por
medio de sus sustitutos domesticados como caballos y toros) para contar con
unos ecosistemas que funcionen de manera más parecida a como lo hicieron
durante decenas de millones de años en el pasado. No ya sólo dispersando especies sino
manteniendo a raya a otras. ¿Cuántos humedales restaurados a golpe de billetera
europea se cierran de vegetación ahora por carecer de ese elemento fundamental?
¿Cuántas especies de plantas esperan a esos fantasmas ecológicos perdidos como Penélope
esperaba el regreso a Itaca de su querido Ulises tras la guerra de Troya?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Agradecimientos<o:p></o:p></span></b><br />
<b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Este trabajo se ha nutrido enormemente del contenido del
libro de Connie Barlow, “<i>The ghosts of
evolution</i>” publicado por Basic Books en Nueva York el año 2000. A ella mi
reconocimiento. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Referencias citadas<o:p></o:p></span></b><br />
<b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">(1) Barlow, C. 2000. The ghosts of evolution: nonsensical
fruit, missing partners, and other ecological anachronisms. Basic Books, New
York.</span></div>
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">(2) Martin, P. S. 2005. Twilight of the mammoths: ice age extinctions and the rewilding of America. California Univesity Press. </span><o:p></o:p></span></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-66937474899277912372015-01-08T02:30:00.000-08:002016-01-12T04:43:27.784-08:00Ciencia emotiva, ciencia creativa<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><i>En su obra </i>Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en
los pueblos<i>, Miguel de Unamuno decía, probablemente
inspirado por Nietzsche, que esta civilización nuestra está produciendo
conocimiento sin parar, pero que esos avances afectan poco a nuestras vidas, a
la visión que tiene del mundo el común de los mortales.<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">El año pasado Martín López
Corredoira, astrofísico y filósofo del Instituto de Astrofísica de Canarias, escribió
un libro titulado <i><span lang="EN-GB">The twilight of the scientific age</span></i>
(La decadencia de la era científica) inspirado en el pensamiento de Unamuno (1).
Corredoira razona en su ensayo que, a pesar de vivir en la época en la que más
recursos se dedica a la investigación y a las artes, no se acaban de producir
grandes innovaciones. Venimos de un pasado de enormes avances científicos, con
Newton, Maxwell, Darwin y Einstein, pero ahora las aportaciones de los
científicos son simples matizaciones de los grandes temas descubiertos en el
pasado, hechas a expensas de un considerable coste económico, en comparación
con lo que se invertía hace un siglo. A unos gastos más elevados corresponden, paradójicamente,
resultados de menor calibre. Este declive de la ciencia, pero también de la
filosofía y de las artes, se enmarcaría, para López Corredoira, dentro de la
decadencia de nuestra civilización actual y una de sus principales causas es el
desapasionamiento.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Ciencia de producción industrial<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Cuando uno hace algo con pasión
se nota en el producto final. La magdalena cocinada con amor no sabe igual que
la industrial: los huevos están batidos con más calma, el azúcar se añade con
mesura y el tiempo de cocción se ajusta al paladar humano. Lo mismo puede
aplicarse a las creaciones intelectuales. Un estudio hecho con ilusión sale
necesariamente mejor. ¿Por qué? Porque no se escatiman esfuerzos, porque se
replica todo lo necesario, porque se analizan y reanalizan los datos con
detenimiento y se presentan los resultados con la intención real de contribuir
a la mejora del conocimiento, no sólo para engrosar el <i>curriculum</i> del autor.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Hemos llegado hasta esa situación
porque la ciencia se ha institucionalizado y ahora padece todos los males
típicos (básicamente un esclerosis aguda) de la burocracia. Como dice
Corredoira, la ciencia se ha convertido en una nueva iglesia, aunque no tenga
nada que ver con la religión.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b>Conocimiento sin emoción: ¿qué debemos cambiar?</b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b><br /></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Si la ciencia no otorga ya sentido
a la vida de la gente, habrá que cambiar algo para evitar que se abandone por
inservible, excepto en su vertiente más técnica, la de producir aparatejos y cachivaches.
Si la sociedad está saturada de <i>bits</i>,
de conocimiento, pero sigue igual de desorientada que antes, algo tendremos que
corregir. Escribo esto desde el convencimiento absoluto de que la ciencia puede
brindar mucho sentido a la vida de las personas, siempre y cuando no las
saturemos de información, sino de ganas de aprender por ellas mismas. Siempre y
cuando nos limitemos a mostrar la capacidad de este método de exploración del
mundo para ayudarnos en nuestro día a día. Siempre y cuando la transmitamos
tocando a la vez la fibra emotiva y la racional.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">¡Ojo! Esto último es importante:
nuestro reciente cerebro pensante (el neocórtex) no sólo cabalga sobre partes
muchísimo más antiguas (el tronco encefálico, el cerebelo, el hipotálamo, el
tálamo, la amigdala ) sino que interactúa con ellas de forma compleja y
profunda (2). La conciencia y el raciocinio, el proceso por el cual el cerebro
es capaz de estudiarse a sí mismo, no sería posible sin la cooperación entre
los elementos antiguos y recientes de nuestro sistema nervioso central (3). Por
eso es absurdo, antinatural y contraproducente separar la emotividad de la racionalidad.
Simplemente, la naturaleza no funciona así. Las personas con problemas de
emotividad aprenden peor. Los niños deben aprender jugando, divirtiéndose,
estando alegres. Si todo fuera como debe, los infantes pedirían por favor a sus
padres que les dejasen ir a las escuelas cada mañana. Es tan artificial esta
separación entre emoción y razón como la de las artes y las ciencias, como la
del cerebro y el cuerpo. El científico puede encontrar la tranquilidad que
necesita para su creativo pensamiento en una sinfonía musical o en la
contemplación de un cuadro, de una escultura o de un ballet que le confiere
bienestar sin saber por qué. El artista plástico puede inspirarse a su vez para
sus creaciones en la estructura de una molécula orgánica. ¿Acaso no hay una
enorme belleza en la intricada maraña y en la disposición de átomos y enlaces de
una macromolécula? La hay, y mucha. Es la belleza de la propia naturaleza a
escala microscópica. La belleza de un enlace covalente en el que un par de
electrones son compartidos entre dos núcleos atómicos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgl9_e_lfkvj_RH3yw9MPr0KvGZeBtGJ697QWgAld4giLEySzV6-SlBvlgB24LUjC2uoktEWG0BoAq0FCiks6TjoSwGV403QHNoQpx1CXpBQF_jawlmKn2zl9WCV8MPqwBOyUfMcsot3EY/s1600/radio1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgl9_e_lfkvj_RH3yw9MPr0KvGZeBtGJ697QWgAld4giLEySzV6-SlBvlgB24LUjC2uoktEWG0BoAq0FCiks6TjoSwGV403QHNoQpx1CXpBQF_jawlmKn2zl9WCV8MPqwBOyUfMcsot3EY/s1600/radio1.jpg" width="456" /></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Radiografías de la mano del autor. Hay belleza en
la estructura interna de una mano. Sentimientos y raciocinio han de cabalgar juntos
en busca del conocimiento. Las mejores innovaciones vienen de mentes
apasionadas</span></span></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Ciencia y poesía</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Otra manera de mejorar podría
consistir en fomentar el conocimiento de disciplinas distintas a las que uno ya
domina. La cantidad de conocimiento disponible hoy en día ha llevado a la
especialización total. Hay médicos expertos en la parte delantera del ojo
(córnea, cristalino, iris, pupila, conjuntiva) que no saben gran cosa sobre los
avances en el estudio de la parte trasera (retina, fóvea, nervio óptico). Y no
digo nada sobre los avances en el estudio del hígado, el pulmón o la rodilla.
Aunque hoy en día sea necesario ahondar en un tema y especializarse, eso no
debería exigir el abandono de una visión general del objeto de estudio. No sólo
porque hay interacciones múltiples e insospechadas entre partes aparentemente
distantes, sino por la propia satisfacción del estudioso como persona, al
margen de su labor profesional. La persona es lo que cuenta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Entroncando con el <i>Detective</i> <i>Ecológico</i> publicado en agosto de 2011 (4), es posible renunciar a
la ciencia sin que todo colapse. Como nos recuerda López Corredoira, hay
civilizaciones que han vivido y aún viven sin ella; y otras que la abandonaron después
de haberla tenido, como la nuestra durante <st1:personname productid="la Edad Media" w:st="on"><st1:personname productid="la Edad" w:st="on">la
Edad</st1:personname> Media</st1:personname>, que relegó el florecimiento de <st1:personname productid="la Grecia" w:st="on">la Grecia</st1:personname> clásica a los <i>scriptorium</i> de los monasterios. Lo que
la ciencia nos proporciona es, sobre todo, una nueva capa de belleza, una
manera más rica de relacionarnos con la biosfera y con el cosmos, de entender nuestro lugar en
el mundo y, por tanto, una forma mejor de relacionarnos con nuestros
semejantes, con el resto de las formas vivas y con la gea. El valor de la
ciencia es tan grande como el de la poesía. Si no la valoras no pasa nada, nadie
se muere por una carencia de hálito poético. Pero si la incorporas a tu vida,
ganas una barbaridad en valores propiamente humanos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Detener el declive de nuestra civilización<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Así pues, está en nuestras manos detener
la decadencia de Occidente. Lo cual no depende, por cierto, de que la macroeconomía
crezca sin cesar. La tan manida “pérdida de valores” es la verdadera clave,
pero esa desgastada expresión nada tiene nada que ver con las morales
religiosas. Los valores perdidos son aquellos que relacionaban emociones y
conocimiento. Es algo que debe cambiar si queremos detener la crisis de Occidente
antes de que nos engulla. Obviamente, los recursos económicos son importantes.
Si, para ser abordadas, mis preguntas requieren el concurso de la genética,
necesitaré dinero para pagar unos reactivos muy caros. No quiero dar la
impresión de que podemos hacer ciencia sin recursos, porque sería una idea
falsa e ilusoria. Pero sí quiero destacar que la ciencia, las artes y la
filosofía saldrían mejor cocinadas del horno si vinieran cargadas de esa pasión
perdida, extremo en el que tanto incide E.O. Wilson (5). Hemos democratizado la ciencia, antaño sólo al alcance de la
aristocracia, lo cual es buena cosa. Pero hemos de tener cuidado de no convertirnos
en un ejército de soldaditos al servicio de la industria de la producción
científica. La ciencia no se rige por los mismos procesos que el mundo industrial.
Puedes estar veinte años trabajando en algo (digamos, en conseguir una vacuna
eficaz) sin éxito o tener la suerte de alcanzar tu objetivo en breve plazo, o
incluso encontrar por el camino un descubrimiento inesperado, como tantas veces
ha sucedido en la historia de la ciencia, donde interviene la serendipia, la
casualidad afortunada. Para que estos eventos impredecibles sucedan es
condición necesaria (aunque no suficiente) tener a mucha gente trabajando en condiciones
materiales adecuadas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La condición que falta es
promover la motivación, la pasión que emanaba de Santiago Ramón y Cajal (6) por
descubrir los secretos del cerebro, y para eso debe cesar la manera actual de
medir los méritos según el número de publicaciones o por los índices de impacto.
Bastaría con clausurar el ineficaz sistema de plazas permanentes y promover el
contrato de los investigadores con cargo a proyectos, con evaluaciones del
progreso de su investigación cada cierto número de años. Eso acabaría con la
angustia vital de muchos aspirantes a científico (que lleva incluso a notorios
casos de fraude), debida a la gran incertidumbre que acosa a quienes hoy persiguen
una carrera científica y mejoraría notablemente la calidad de la ciencia al
eliminar la actual presión por conseguir resultados espectaculares con rapidez,
uno tras otro, sin cesar. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Bibliografía<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">(1) <b>López Corredoira, M. (2013).</b> <span lang="EN-GB">The twilight of the scientific age. Brown Walker Press</span>. Boca
Ratón (Florida, Estados Unidos).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">(2) <b>Damasio, A. (2010).</b> Y el cerebro creó al hombre. Destino.
Barcelona.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">(3) <b>Damasio, A. (2003).</b> El error de Descartes: la emoción, la razón y el
cerebro humano. Crítica. Barcelona.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">(4) <b>Martínez-Abraín, A. (2011).</b> La poesía del conocimiento. <i>Quercus</i>, 306: 6-7.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">(5) <b>Wilson, E.O. (2013)</b>. Letters to a young scientists. Liveright publishing corporation, New York. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">(6) <b>Ramón y Cajal, S. (2008).</b> <i>Reglas
y consejos sobre investigación científica: los tónicos de la voluntad</i>. CSIC.
Madrid.</span><o:p></o:p></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-18198923810480820062014-12-09T00:56:00.003-08:002016-01-31T04:06:30.929-08:00Naturaleza humanizada<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Evitamos establecer comparaciones entre los humanos y el resto de los
seres vivos para no incurrir en antropocentrismo, un sesgo que nos hace
interpretar la naturaleza desde nuestro exclusivo punto de vista. Pero eso no
anula los paralelismos entre nuestra conducta y las estrategias vitales de animales
y plantas. A fin de cuentas, sólo somos la versión doméstica de un animal
humano sometido a evolución durante centenares de miles de años.</span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Si pudiéramos plasmar en un
sistema de información geográfica (SIG) la distribución espacial de los
vertebrados silvestres de la fauna ibérica, creo que nos llevaríamos una buena
sorpresa. Encontraríamos a buena parte de ellos en torno a los núcleos de población humana. No son "tontos" y, como nosotros, eluden las temperaturas extremas y
prefieren estar lo más cerca posible de las fuentes de agua y alimento. Buscan además
lugares donde la densidad de enemigos sea baja y en ese terreno nuestras
concentraciones urbanas ejercen un cierto efecto “espantapájaros” (1), al menos
frente a ciertos grupos de depredadores. Estas son las razones por las cuales,
pudiendo escoger un hábitat natural alternativo, las lavanderas blancas
instalan sus dormideros invernales en las palmeras de un aeropuerto o en las
rotondas de una gran ciudad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Hasta hace pocas décadas no
veíamos tales comportamientos con tanta frecuencia, sencillamente porque
vivíamos en economías rurales donde todo lo que volaba terminaba en la cazuela.
Nosotros mismos éramos parte de los depredadores. Pero, desde que nos hemos
convertido en urbanitas y hemos relajado nuestra presión sobre los animales del
campo, son cada vez más frecuentes esos comportamientos de habituación al
entorno humano y lo serán aún más en el futuro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgktxiaShdBTEuZyKhCEHCtR5gMzetNUP1pXDZaVOiwJTYvHLhYYZcSOrfLsTiEznYELK30NrBKi2nfXJV8Ulu3QtirIQESwn2sVAiXdTy9PX6fn-k-MTzKCtEH0413ykzLeXTiPQF-Jh4/s1600/2014-04-20+15.40.45.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><img border="0" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgktxiaShdBTEuZyKhCEHCtR5gMzetNUP1pXDZaVOiwJTYvHLhYYZcSOrfLsTiEznYELK30NrBKi2nfXJV8Ulu3QtirIQESwn2sVAiXdTy9PX6fn-k-MTzKCtEH0413ykzLeXTiPQF-Jh4/s1600/2014-04-20+15.40.45.jpg" width="640" /></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">La
gaviota de Audouin (<i>Larus audouinii</i>)
ha establecido recientemente una colonia de cría en pleno puerto de Sant Carles
de la Ràpita (Tarragona), una zona muy humanizada. Pero es precisamente nuestra
presencia allí la que mantiene alejados a sus posibles depredadores (Foto:
Daniel Oro).<o:p></o:p></span></span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Aburguesados por vocación</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">En Mallorca, sobre todo en
invierno, a menudo me invade la sensación de que el monte está vacío, hasta que
llego a las proximidades de una población y el canto de los pájaros reaparece con
las huertas, las rapaces prospectan la zona en busca de presas y las martas se cruzan
en el camino. Los milanos reales, que se alimentaban en el gran vertedero de
residuos urbanos a cielo abierto de Son Reus, hasta su reciente clausura,
nidificaban también en torno a dicho basurero. Algo parecido hacen las gaviotas
patiamarillas cuando escogen los grandes techos de la cárcel de Palma para
dormir, simplemente porque en los aledaños quedan los centros comerciales donde
acuden multitud de personas los fines de semana a comer hamburguesas con
patatas fritas, que luego acaban por el suelo o abarrotando papeleras, un
recurso como otro cualquiera. Esta búsqueda de alimentos alternativos es cada
vez más frecuente desde que se clausuró el vertedero. De hecho, en las colonias
de cría de las gaviotas cada vez se ven más huesos de oliva regurgitados.
Proceden del fruto caído en los olivares abandonados, que también han sabido
aprovechar las gaviotas, con decisivas consecuencias para la dispersión de los
acebuches.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Los jabalíes, que por ejemplo llegaron
a extinguirse en la Comunidad Valenciana por persecución directa, llegan ahora hasta
el parque periurbano de Collserola (Barcelona) para buscar comida en los
contenedores de basura y, si les dejáramos, se meterían hasta el centro de la
ciudad. La lista de ejemplos es interminable: águilas perdiceras que crían
cerca de los pueblos para aprovecharse de las palomas domésticas, nutrias que visitan
las lagunas artificiales de los campos de golf malagueños (2), urogallos
favorecidos por la actividades tradicionales en el Pirineo, ballenas atraídas
por los desperdicios de las fábricas conserveras gallegas, focas habituadas a
que las alimenten en los puertos pesqueros escoceses, linces que se sientan en
las cunetas de las carreteras de Sierra Morena, halcones peregrinos que cazan
en el centro urbano de grandes ciudades, águilas calvas americanas que acuden a
las salidas de agua caliente de las plantas de generación de energía a pescar
en invierno, porque allí el río no se congela… El fenómeno es ubicuo. Seguro
que el lector puede añadir numerosos ejemplos de su cosecha a esta lista.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Rupícolas por necesidad<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Por este mismo motivo, pero en
sentido contrario, la flora es más salvaje de lo que podría serlo en ausencia
de factores de presión. Por ejemplo, gran parte de las plantas que vive en
acantilados no están allí por gusto, sino por obligación. Son así de agrestes
porque no tienen más remedio. En las islas Baleares, una misma planta endémica
crece en los cortados rocosos de Mallorca pero también en los suelos de Ibiza.
El resultado de este experimento natural desvela la influencia de un herbívoro
ya extinto, el bóvido <i>Myotragus
balearicus</i>, que estaba presente en Mallorca pero nunca alcanzó las islas
Pitiusas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Algo parecido comenté en un Detective
lejano respecto de los buitres leonados, que en Europa crían en remotos acantilados
de las montañas, mientras que en <st1:personname productid="la India" w:st="on">la
India</st1:personname>, donde se consideran sagrados, anidan en medio de las
ciudades (3). Casos equivalentes son el de las águilas calzadas de Mallorca,
que no crían en árboles sino en paredes rocosas, donde quizá soporten un menor
grado de molestias humanas, o el de los halcones de Eleonor de las islas
Columbretes (Castellón), que crían en el suelo en los islotes deshabitados,
pero se refugian en los acantilados marinos de la isla principal para eludir
antaño a los fareros y ahora a los guardas,a pesar de que tienen a su
disposición buenos acantilados donde anidar en los islotes sin presencia
humana.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">La fauna del futuro<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Como comentaba en el cuaderno 278
de <i>Quercus</i> (4), la fauna del futuro
será una fauna sin miedo. El paisaje que imagina Rosenzweig en su <i><span lang="EN-GB">Reconciliation ecology</span></i><span lang="EN-GB"> </span>(5) es cada
vez más real. Preocupa pensar que podamos estar favoreciendo los genotipos menos
asustadizos, como eso urogallos confiados que aparecen por ahí de vez en cuando,
porque si las condiciones económicas cambiaran y volviéramos a una economía más
rural muchas especies podrían pasarlo mal. De todos modos, cuesta pensar que la
tendencia mundial sea un regreso masivo al campo y las especies, por su parte,
probablemente sigan conservando la suficiente flexibilidad genética
(variabilidad) para reaccionar de manera rápida igual que lo están haciendo ahora,
tras cientos de generaciones humanas dedicadas a la persecución de cualquier
ser vivo. Más bien somos nosotros los que tendremos que adoptar nuevas reglas
de comportamiento para adaptarnos a la nueva situación. Las martas, por muy
dóciles que se vuelvan, seguirán teniendo unos dientes muy afilados y una
velocidad de reacción mucho más rápida que la nuestra.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">En otro artículo de esta misma
serie, pero más reciente (6), ya comentaba que la fauna silvestre no es tan
todoterreno como parece. Cometen numerosas torpezas y emplean diversos trucos
para sobrevivir en su día a día. Por ejemplo, emplean vías de desplazamiento
rutinarias, algo que ya descubrieron en su día los tramperos y hace mucho más tiempo
las rapaces nocturnas. En definitiva, que la fauna silvestre sea tan agreste,
que nos tema, que viva alejada de nosotros, se debe más a nuestro
comportamiento como cilicio de la naturaleza que a su verdadera vocación de
vivir de esa manera. Está en nuestras manos pasar de ser un azote a ser pastores
de la biodiversidad, como nos recuerda Jesús Mosterín (7), cuidando muy de
cerca una fauna no tan salvaje y sintiéndonos de nuevo parte de la naturaleza.
Aunque sea desde una óptica completamente novedosa dentro de nuestra historia evolutiva
como especie. Es difícil librarse de los prejuicios que acarreamos, sobre todo
cuando exploramos caminos nuevos como éste de los nuevos hábitos de la fauna
silvestre ante nuestro superpoblado y modificado mundo. Pero debemos tratar de
mantener la mente abierta, dispuesta a procesar toda nueva información que nos
llegue. Aprovechando la experiencia previa, sí, pero dejándonos impregnar por
el mensaje oculto de lo novedoso. Podemos encontrarnos con la agradable
sorpresa de que sea posible un futuro más optimista del que ahora nos imaginamos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Agradecimientos<o:p></o:p></span></b></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">A Daniel Oro y Juan Jiménez, por
nuestras conversaciones sobre el paradigma cambiante.</span><o:p></o:p><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span>
<br />
<div class="MsoNormal">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Bibliografía<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(1) <b>Leighton, P.A. y otros
autores (2010).</b> <span lang="EN-GB">Conservation
and the scarecrow effect: can human activity benefit threatened species by
displacing predators? <i>Biological
Conservation</i>, 14</span>3: 2.156-2.163.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(2) <b>Martínez-Abraín,
A. (2010).</b> Patrones emergentes. <i>Quercus</i>,
292: 6-7.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(3) <b>Martínez-Abraín,
A. (2010).</b> Flexibilidad. <i>Quercus</i>,
288: 6-7.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(4) <b>Martínez-Abraín,
A. (2009).</b> Gestionar el miedo. <i>Quercus</i>,
278: 6-7.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(5) http://en.wikipedia.org/wiki/Reconciliation_ecology<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(6) <b>Martínez-Abraín,
A. (2012).</b> Torpezas y trucos. <i>Quercus</i>,
317: 6-8.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(7) <b>Mosterín, J. (2006).</b>
<i>La naturaleza humana</i>. Espasa-Calpe.
Madrid.</span><o:p></o:p></div>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-48041349690512667462014-11-04T01:27:00.002-08:002016-01-31T05:55:40.757-08:00Naturaleza neolítica<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">A menudo pensamos que la agricultura y la ganadería son obras maestras de
nuestra especie, un excelso logro cultural que nos distingue del resto de las
formas vivas. Sin embargo, bien mirada, la naturaleza está llena de ejemplos
sofisticados de agricultura y ganadería, tanto a pequeña como a gran escala.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">A primera vista, podría dar la
sensación de que la naturaleza es fundamentalmente paleolítica, es decir,
cazadora-recolectora. Los animales sobreviven cazando y recogiendo lo que encuentran.
Sin embargo, la realidad es siempre mucho más compleja: hay formas de agricultura
y ganadería que no son de reciente invención ni están protagonizadas por grandes
vertebrados.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><b>Hormigas agricultoras y ganaderas</b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Un caso bien conocido es el de
las hormigas cortadoras de hojas de los géneros <i>Acromyrmex</i> y <i>Atta</i> que
habitan en las selvas tropicales americanas. Con las hojas que cortan y mastican
crean en el interior de sus hormigueros un lecho donde cultivan hongos de la
familia <i>Agaricaceae </i>(la familia del champiñón común, para entendernos). Más adelante,
estos hongos servirán de alimento a larvas y adultos. Así pues, entre hormigas
y hongos se establece una relación mutualista compleja, ya que las primeras se
ocupan de mantener libres de plagas a los segundos y estos les proporcionan su
sustento vital. Incluso parece que las hormigas impiden la aparición de otros
hongos parásitos mediante unas sustancias antimicrobianas que generan unas
bacterias simbiontes que albergan en su interior. ¡Ahí es nada!<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Aparte de las hormigas, el
cultivo de hongos con fines alimenticios también ha sido desarrollado por termitas
y por barrenillos del género <i>Xyleborus</i>.
En ambos casos, los insectos acarrean esporas del hongo sobre su propio cuerpo hasta
que acaban germinando en las galerías que excavan en los árboles.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8P-4icSpenNlCMHd09rgHUpDbeqLAYIGKUSROH3-XpCuC34NZJp-BX-NjhmitIxTRlQ-60e2-XFF22PoOC_WBX9xnc48mHE5s4TaUstxqBt_tsvR4oJP093_2z46oQPJpC48xAZAiCD4/s1600/pulgones_toqueteada+por+Carlos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8P-4icSpenNlCMHd09rgHUpDbeqLAYIGKUSROH3-XpCuC34NZJp-BX-NjhmitIxTRlQ-60e2-XFF22PoOC_WBX9xnc48mHE5s4TaUstxqBt_tsvR4oJP093_2z46oQPJpC48xAZAiCD4/s1600/pulgones_toqueteada+por+Carlos.jpg" width="546" /></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: small;">Hormigas pastoreando a un grupo de pulgones sobre <i>Galactites
tomentosa</i>. Las hormigas hicieron su particular tránsito a la ganadería mucho
antes de que los humanos la inventaran a comienzos del Neolítico. Foto del autor.</span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">En cuanto a la ganadería, un ejemplo
asimismo bien conocido es el de las hormigas que pastorean pulgones. Ni
siquiera hace falta viajar a la selva tropical para presenciarlo. Basta con
fijarse en cualquier planta ruderal, por humilde que sea, incluso en un
escenario tan pobre como las escombreras de los pueblos. Las hormigas se
encargan de mantener a los pulgones libres de depredadores y competidores. A cambio,
“ordeñan” el dulce y nutritivo líquido que segregan los pulgones a partir de
los jugos vegetales. Tenían que ser las hormigas, con sus complejas sociedades,
las más capacitadas para desarrollar unos medios de subsistencia no anclados en
el Paleolítico.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Currucas que plantan su propio alimento</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Más llamativos resultan los
pajarillos que dispersan frutos y semillas en el matorral mediterráneo. En
apariencia, currucas, petirrojos, colirrojos y mirlos son aves cazadoras-recolectoras.
Durante buena parte del año se alimentan de los insectos que cazan y sólo durante
el otoño se cambian a un régimen frugívoro para aprovechar la fructificación
del matorral. Sin embargo, hay mucha complejidad encubierta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Pensemos, por ejemplo, en las
currucas cabecinegras (<i>Sylvia
melanocephala</i>), legítimas residentes del matorral mediterráneo dado que
habitan en él a lo largo de todo el año. Muchas otras especies que comen y
dispersan frutos son en realidad “turistas” que sólo visitan la región mediterránea
en los meses de otoño. Pero no deja de ser curioso que la labor de dispersión
que realizan las avecillas migradoras otoñales coincida con los intereses de
las especies residentes. Bien es cierto que, a corto plazo, las aves en paso
consumen recursos que podrían aprovechar las residentes, pero también
contribuyen a sembrar unos arbustos que, a largo plazo, supondrán alimento y
hábitat tanto para sedentarias como para pasajeras. En caso contrario se habría
establecido un conflicto histórico entre residentes e inmigrantes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">A juzgar por los restos fósiles
encontrados, las currucas pueden llevar de <st1:metricconverter productid="2 a" w:st="on">2 a</st1:metricconverter> 3 millones de años sobre el planeta. Durante
todo ese tiempo han estado comiendo y dispersando sus frutos preferidos, dando
con ello, sin querer, una forma particular al paisaje. Es decir, la maquia que
vemos ahí fuera en las zonas mediterráneas no es una formación vegetal que da
de comer a las currucas, sino que las currucas han hecho que sus plantas
favoritas abunden ahora por doquier. Se mueven entre las plantas de su “huerto”
(una huerta de lentiscos, aladiernos, acebuches, mirtos, madreselvas,
madroños), crían sobre ellas y quizá se coman los insectos que estas plantas atraigan.
En lugar de confiar en que provea la providencia, prefieren “arrimar el ascua a
su sardina”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Como recordaba en un artículo
publicado en esta misma sección (1), las currucas fabrican su sustento a la
chita callando; incrementan la capacidad de carga del medio y, en definitiva, dan
forma al paisaje donde las vemos. En un plano metafórico, podríamos decir que la
presencia de una curruca en un lentiscar no es muy distinta a la de un agricultor
en un melonar. Al fin y al cabo, son artífices de sus respectivas obras. El
azar no juega un papel tan importante como las preferencias deterministas. No
sólo hay más lentiscos porque hay currucas dispersándolos, sino que hay más
currucas porque ellas mismas se encargan de dispersar su fuente de alimento.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Juntos, pero no revueltos<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Entramos así en un bucle que se
retroalimenta de manera positiva: a más currucas más lentisco y a más lentisco
más currucas. Ya tenemos el monte convertido en una fábrica de currucas y a las
currucas convertidas en las ingenieras del paisaje. Como contaba Carlos M. Herrera
en unos preciosos artículos publicados hace ya 25 años (2, 3), las currucas
capirotadas (<i>Sylvia atricapilla</i>)
pueden provocar que ciertas plantas hemiparásitas obligadas, como el bayón (<i>Osyris</i> <i>quadripartita</i>) desarrollen su parasitismo de manera preferente con
una especie del matorral. Esto sucede porque las semillas del bayón viajan en
las heces de las aves junto a las semillas de las plantas predilectas y, en
consecuencia, acaban por germinar junto a éstas. Este proceso se retroalimenta
positivamente en el tiempo. No hace falta pues invocar un mecanismo de
coevolución para explicar la asociación entre lentiscos y bayones. Simplemente,
el proceso ecológico de interacción entre plantas y dispersores de semillas
acaba generando el patrón de asociación y abundancias relativas que observamos.
A estos casos de íntima interacción entre especies, que no son el resultado de
un proceso evolutivo, el ecólogo norteamericano Daniel Janzen los define como “<span lang="EN-GB">ecological fitting</span>” (4), algo
así como un ajuste o encaje ecológico. El caso de las currucas y sus plantas
nutricias, que Herrera denominó en su día “habitat shapping” (“dando forma al
hábitat”) sería un caso de libro del proceso Janziano de “ecological fitting”. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Pero, curiosamente, tales procesos
pueden sentar las bases de futuras relaciones evolutivas. Por ejemplo,
desconozco si el torvisco (<i>Daphne gnidium</i>)
y los acebuches (<i>Olea europaea</i> var. <i>sylvestris</i>) tienen en Mallorca algún
tipo de asociación simbiótica mediada por micorrizas. Pero podrían acabar
teniéndola porque los dispersores de ambas plantas suelen depositar sus
excrementos (con las semillas de ambas plantas juntas o no) desde las ramas de
los acebuches que hacen de posaderos o dormideros, lo que fomenta el
crecimiento del torvisco bajo la copa de estos olivos silvestres. El escenario
está servido para que, por medios naturales de selección, pueda prosperar una simbiosis
si el azar ofrece la ocasión. La contingencia desde luego juega a su favor.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhV8EcLNWTERo1q1ldEK47tR9dKbtbJ5uxdw5vobAThN6S0BkwWCKmlLlmu7WZf0uitFLQ0NllelxzzmfRsbujcZYTLH0hsPOGf_3f84N1N3cbq7jse69krZuA-53Tbzr4dwOQ2KDQPcUE/s1600/Kenia+477.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><img border="0" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhV8EcLNWTERo1q1ldEK47tR9dKbtbJ5uxdw5vobAThN6S0BkwWCKmlLlmu7WZf0uitFLQ0NllelxzzmfRsbujcZYTLH0hsPOGf_3f84N1N3cbq7jse69krZuA-53Tbzr4dwOQ2KDQPcUE/s1600/Kenia+477.jpg" width="640" /></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: small;"><i>Los termiteros acaban convirtiéndose con el tiempo en viveros de árboles (y siendo por tanto destruidos) debido a la germinación de semillas recolectadas por las termitas y no consumidas. Las termitas plantan árboles pues y mantienen la estructura de la sabana arbolada tanto al cosechar gramíneas como al plantar árboles. Su efecto sobre el paisaje es mayor que el de los ejércitos de ungulados diurnos. Foto del autor en el parque nacional de Tsavo (Kenia).</i></span></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><b>Efectos sobre el paisaje</b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Estos ejemplos de organismos
pequeños y discretos, pero capaces de llevar a cabo actividades que
consideramos culturalmente sofisticadas, como la agricultura y la ganadería,
deberían servirnos de doble lección. Por un lado, nos trasladan un mensaje de
humildad. No somos tan importantes y tan singulares como pensamos, ni tan
distintos del resto de la naturaleza. Somos más bien unos recién llegados, mientras
que la naturaleza ha tenido millones de años para innovar, especialmente entre
los insectos, que es el grupo zoológico más diverso.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Por otro lado, la naturaleza no
es una escala de progreso que siga un curso de complicación progresiva. Entre
los insectos pueden evolucionar técnicas “neolíticas” de autoabastecimiento
independientes de la caza y la recolección, cuyas repercusiones en el paisaje sean
enormes y diversas. La actividad agricultora del arrendajo, que siembra
bellotas en el encinar, perpetúa el paisaje, le da forma y le garantiza, a la
vez, una despensa a largo plazo. Pero también es cierto que las termitas
siembran involuntariamente árboles en el paisaje abierto de la sabana. Una
actividad que se vuelve en su contra, por cierto, al destruir los enormes
edificios termiteros. De lo pequeño y lo simple emerge un patrón macroscópico
complejo y mucho menos azaroso de lo que parece a primera vista. Cuando coinciden
los intereses a corto plazo (como comer) y a largo plazo (como fomentar la
disponibilidad del recurso comida), las especies han dado sin duda con una
estrategia perdurable en el tiempo, sin necesidad de grandes cambios, hasta que
las reglas del juego cambien drásticamente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Bibliografía<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(1) <b>Martínez-Abraín, A. (2013).</b> El reclamo de la curruca. <i><span lang="EN-GB">Quercus</span></i><span lang="EN-GB">,
329: 6-7.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="EN-GB" style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(2) <b>Herrera,
C.M. (1988).</b> Habitat-shaping, host plant use by a hemiparasitic shrub, and
the importance of gut fellows. <i>Oikos</i>,
51: 383-386.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span lang="EN-GB">(3) <b>Herrera,
C.M. (1985).</b> Habitat-consumer interactions in frugivorous birds. En <i>Habitat selection in birds</i>, 341-<st1:metricconverter productid="365. M" w:st="on">365. M</st1:metricconverter>. Cody (ed.). Academic
Press. </span>New York.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(4) <b>Janzen, D.H. (1985).</b> On ecological fitting. <i>Oikos</i>, 45: 308-210. </span><o:p></o:p></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-486576290118315760.post-31764001117243030822014-10-07T03:29:00.000-07:002015-11-24T06:20:37.453-08:00Todo depende<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i>No es posible dar respuestas absolutas,
universales, en ecología aplicada. Todas deben matizarse, pues dependen de las condiciones
locales, que varían de sitio en sitio y de año en año. Para desgracia de
nuestro cerebro dicotómico, amante de la seguridad de poder identificar en
absoluto a </i>buenos<i> y </i>malos<i>, en lugar de en relativo a </i>mejores<i> y </i>peores, <i>la realidad se mueve en una amplia escala de
grises.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Tratamos con sistemas naturales
complejos, en los que juegan su papel distintos fenómenos: deterministas
(evolución por selección natural), contingentes (dependientes de las
condiciones previas) y estocásticos (azarosos), además de los ajustes en tiempo
ecológico según la plasticidad de cada especie. Tocar una pieza de estos sistemas
es garantía de complicaciones. Por ejemplo, en la isla Mercury (Namibia) la
deseable recolonización por parte de otáridos de la especie <i>Arctocephalus pusillus</i> tuvo como
consecuencia el desplazamiento de diversas colonias de aves marinas amenazadas,
como el pingüino de El Cabo (<i>Spheniscus demersus</i>) y los cormoranes de El
Cabo (<i>Phalacrocorax capensis</i>) y de bajío (<i>P. neglectus</i>) (1).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Otro ejemplo de que es imposible
contentar a todos sería la creciente densidad de ungulados en los encinares
mediterráneos, que acaba por reducir las poblaciones de roedores, los cuales contribuyen a dispersar las bellotas de encinas y robles. Así que, a la larga,
los bosques no sólo se verán afectados por el ramoneo directo de los ungulados
sobre los árboles ya crecidos, sino que el reclutamiento de nuevos ejemplares
se verá reducido por la escasez de dispersores de semillas (2). Es todo muy
complicado. Hay casos en la literatura científica de incremento de águilas
reales o imperiales que coinciden con bajones de águilas perdiceras, lo que
induce a sospechar que exista una relación de causa-efecto. Así que, ¿es bueno
tener altas densidades de lobos de mar, ciervos o águilas reales? Pues, depende
de para qué, para quién o en qué momento.<o:p></o:p><br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhw4KfT9x70XMkFLnW8LLWgtrTVcsnga5LCzL95JVfBF_JfaUdxXcR3uRiMbbyejszbpkCYPA_pyr2iHLx0HSxPIPHJQyfnrZiVCWglt4aVoQ-IG_CWYTbZRWiy7GlWe6nrs48QAq2uGtA/s1600/IMG_8652.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhw4KfT9x70XMkFLnW8LLWgtrTVcsnga5LCzL95JVfBF_JfaUdxXcR3uRiMbbyejszbpkCYPA_pyr2iHLx0HSxPIPHJQyfnrZiVCWglt4aVoQ-IG_CWYTbZRWiy7GlWe6nrs48QAq2uGtA/s1600/IMG_8652.JPG" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sacas de madera quemada tras el
incendio de Andratx (Mallorca) en noviembre de 2013.<i> </i>¿Debe sacarse la
madera quemada? Pues, desafortunadamente, la respuesta depende del especialista
al que consultes. Los resultados serán distintos según centremos nuestra
atención en el suelo, la vegetación, los insectos o las aves. (Foto del autor)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<b>¿Conviene sacar madera después
de los incendios forestales?</b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
¡Cómo le gustaría a un gestor
ambiental tener una respuesta contundente a esta pregunta! Sin embargo, no la
hay. Los incendios forestales son de muchos tipos. Por ejemplo, pueden ser
grandes o pequeños y la respuesta es distinta según esta variable. También
pueden afectar a muchas especies arbóreas distintas y las respuestas vuelven a
ser distintas para cada una de ellas. Quizá podamos responder a la pregunta en
el caso de un incendio pequeño y que afecte a una especie concreta, pero aún
así dependerá de si lo analizamos desde una perspectiva ornitológica,
entomológica o botánica.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En efecto, un reciente trabajo
(3) concluye que la extracción de madera quemada en pequeños incendios de pino
carrasco (<i>Pinus halepensis</i>) beneficia
a las aves de medios abiertos, que van de capa caída desde el éxodo rural y la
consiguiente recuperación del tapiz vegetal. ¡Un paisaje que no se veía desde
antes de la revolución agrícola del Neolítico! Pero, sin duda, este resultado
no sería compartido por muchos botánicos, para los cuales la extracción de
madera quemada perjudica el reclutamiento de nuevas plantas, o simplemente por
los amantes de las aves forestales. De manera que todo acaba dependiendo de lo
que intentemos potenciar con nuestro manejo. Lo que está claro es que favorecer
a todos a la vez es imposible.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b>¿Es negativo el calentamiento
global para la biodiversidad?<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
He aquí una de esas preguntas que
levantan ampollas y que parecen tener una respuesta afirmativa: “sí, el actual
calentamiento de la atmósfera es negativo para la diversidad biológica”. Bueno,
pues incluso esto… depende. Si hacemos caso de las conclusiones de un estudio,
fundamentalmente alemán, realizado en la costa noroeste de África, frente a las
islas Canarias, descubriremos que en los últimos 2.500 años los periodos de
calentamiento se han traducido en fases de mayor afloramiento de aguas frías
del fondo marino, mientras que los periodos más fríos han traído aguas
calientes (4). Lo cual significa que, a medida que se intensifique el actual
periodo cálido, el afloramiento costero del cabo Ghir irá a más, lo que
redundará en beneficios para numerosas especies, entre ellas los grandes
depredadores y las aves marinas que anidan en las Islas Afortunadas. Esto no
implica ningún juicio de valor sobre la bondad del actual cambio climático.
Simplemente es un hecho que no todas las especies saldrán igualmente
perjudicadas o beneficiadas. A unas les vendrá bien y a otras les vendrá mal.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Otro caso parecido es el de los albatros
viajeros, cuyos largos desplazamientos se han visto favorecidos por cambios en
el régimen de vientos del océano austral, ya que han aumentado de intensidad y
se han acercado al polo. Debido a esta modificación, asociada al cambio
climático, los albatros se alimentan ahora más cerca de sus colonias de cría,
su éxito reproductor ha mejorado y han aumentado de peso por término medio (5). El último caso que me viene a la cabeza es el de los pingüinos de Adelaida que han ido aumentando sus poblaciones con el deshielo de los glaciares durante los últimos 14.000 años, debido a que cada vez tienen más espacio para la reproducción y más zonas para alimentarse, de modo que su población se ha multiplicado por 135 gracias al calentamiento del planeta. Los famosos osos polares del Ártico ya están hibridando con los osos pardos (grizzlies) de lo cual pueden surgir híbridos que sean capaces de adecuarse a las nuevas condiciones ambientales de la tundra. Afortunadamente los animales tienen plasticidad de estragegias para sobrellevar los cambios. Si no quedarían pocas sobre un planeta que se caracteriza sobre todo por su dinamismo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrAq4t-79Yy9vCJ8cStFhHK0hQD2ME1VGIIEx9vJgr6ngxP10z2w0VyawzzZE1i7w3oNPzNjNhRNerfeRqVtBUyaX6TQ74ePUgWAT5XYlnILl-Dfiljj-w0oo4ImlAq64-pj6V4cp5GPA/s1600/Martes_martes_in_Sweden.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrAq4t-79Yy9vCJ8cStFhHK0hQD2ME1VGIIEx9vJgr6ngxP10z2w0VyawzzZE1i7w3oNPzNjNhRNerfeRqVtBUyaX6TQ74ePUgWAT5XYlnILl-Dfiljj-w0oo4ImlAq64-pj6V4cp5GPA/s1600/Martes_martes_in_Sweden.jpg" width="512" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div style="text-align: justify;">
Las introducidas martas (Martes martes) hacen en Mallorca un papel funcional sustitutivo de las lagartijas endémicas extintas al dispersar las semillas de ciertas plantas. (Foto internet, fuente: Wikipedia).</div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b>¿Son negativas las especies
exóticas invasoras?</b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Otra pregunta que todos hemos
aprendido a contestar afirmativamente: sí, sin duda, “exótico” más “invasor” es
igual a algo negativo. Pero, desafortunadamente, las cosas no son tan
sencillas. A veces las especies foráneas acaban teniendo papeles funcionales
equivalentes a los que representan las autóctonas, las cuales han podido
desaparecer por otras causas. Incluso en lo relativo al mutualismo
planta-animal, esas relaciones pueden reajustarse sin que hayan compartido una
historia evolutiva previa (6). Este es el caso de las aves
introducidas en Hawai, que dispersan semillas de las plantas del sotobosque y
contribuyen con ello a la facilitación ecológica de las especies arbóreas
autóctonas. O, sin ir tan lejos, el de las martas (<i>Martes martes</i>) introducidas en Mallorca, que dispersan eficazmente
las semillas de la olivilla (<i>Cneorum
tricoccon</i>) en ausencia de las lagartijas, sus originarios agentes
dispersores. De hecho, la lista de ejemplos sería muy extensa (7).</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b>¿Afecta a la fauna la
presencia de investigadores?<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Es innegable que a veces los
investigadores suponen un elemento perturbador para las especies que estudian
(8). Pero con frecuencia no es así o influyen en muy pequeña magnitud. Más bien
al contrario, en ocasiones su presencia puede tener un efecto positivo sobre
los sistemas estudiados. Los humanos podemos tener un efecto disuasorio para
según qué depredadores –el llamado “efecto espantapájaros”– y beneficiar sin
pretenderlo a la especie que nos ocupa. Hace poco este efecto ha podido
llevarse aún más allá al descubrir que la presencia de investigadores puede
mantener alejados incluso a los cazadores furtivos (9). En numerosos parques
africanos, donde la persecución de la gran fauna se ha convertido en una triste
realidad debido al auge del capitalismo en Asia (10), las estaciones de
investigación han resultado ser beneficiosas. Así que, una vez más, depende.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b>¿Son perjudiciales los
ungulados para la flora?<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Otra pregunta cuya respuesta
también tiene sus matices. En aquellos lugares donde los grandes ungulados
ejercen ahora presiones muy elevadas, debido a la eliminación de sus
depredadores, y donde se han visto reforzados además por especies foráneas
(gamos, muflones o arruís), pues lo más probable es que sí. Pero, aún en este
caso, no todas las plantas saldrían perjudicadas por igual. Seguramente las que
cuenten con potentes defensas químicas o físicas contra los herbívoros, sean
muy amantes del sol o tengan facilidad para pasarse a la vida rupícola, no
padecerán efectos negativos e incluso puede que se beneficien del abonado que
dispensan los herbívoros. Sin embargo, esta conclusión requiere un análisis
personalizado. Hay casos, como la isla de Mallorca, donde abundaba un pequeño ungulado (<i>Myotragus balearicus</i>) que
no contaba con apenas depredadores hasta la llegada de los primeros humanos, a
excepción del águila real. La vegetación mallorquina de los últimos 4.000 años
ha tomado forma en ausencia de este gran factor de regulación y quién sabe si
las cabras asilvestradas desde hace unas décadas no actuarán en cierta medida
como sustitutos funcionales de un artiodáctilo que estuvo presente en las islas
durante nada menos que cinco millones de años. Un hecho que, desde luego,
requiere un estudio pormenorizado para poder ser respondido con fundamento (11).
De hecho, en Creta –y otros lugares– se ha encontrado que los islotes con
cargas intermedias de cabras domésticas tienen una mayor producción y
diversidad vegetal, lo que da mucho que pensar (12). Aunque esto sólo significa eso, que en Creta se han encontrado esos resultados y no sabemos lo exportables que son.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b>Resultados provincianos<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Exportar
soluciones de unos sitios a otros, como si las conclusiones locales fuesen necesariamente
universales, es una actitud peligrosa en un planeta tan diverso y cambiante. No
podemos generalizar, aunque eso signifique más trabajo y más estudio. Quizá por
eso se valoren las investigaciones que no tratan de una especie en concreto, en
un sitio particular y durante un año cualquiera, sino aquellas que tratan de
incorporar incertidumbre repitiéndose en el tiempo y en el espacio o abordando
diferentes especies. Trabajos que intentan explorar los límites de la varianza
en la respuesta de las especies a los impactos y con ello generar cuerpo
teórico. Conviene recordar que nuestros
resultados suelen ser casi siempre provincianos y que en ecología aplicada no
hay regla sin excepción. Puede que los trabajos de revisión y síntesis sean los
más aconsejables para orientar la toma de decisiones en materia de
conservación, para lo cual es imprescindible que se publiquen no sólo las
investigaciones con resultados positivos, sino también las que
arrojan resultados estadísticamente negativos (13).</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p> </o:p><b>Agradecimientos</b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p> </o:p>A José Manuel Igual, cuya
respuesta favorita ante cualquier pregunta relacionada con su trabajo en la
naturaleza es: ¡ah, depende! La cual me inspiró este artículo. A Carlos M.
Herrera, quien tiene bien en mente que los problemas de la ecología vienen del
hecho ineludible de ser “contex-dependent”, a diferencia de otras ciencias más
basales como la física.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p> </o:p><b>Bibliografía</b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
(1) <b>Crawford, R.J.M. y otros
autores (1989).</b> Competition for space: recolonising seals displace end<span lang="EN-GB">angered, endemic seabirds of <st1:country-region w:st="on"><st1:place w:st="on">Namibia</st1:place></st1:country-region>. <i>Biological
Conservation</i>, 48</span>: 59-72.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
(2) <b>Muñoz, A. y otros autores
(2009).</b> <span lang="EN-GB">Ungulates,
rodents, shrubs: interactions in a diverse Mediterranean ecosystem. <i>Basic
and Applied Ecology</i>, 10</span>: 151-160.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
(3) <b>Rost, J. y otros autores
(2012).</b> <span lang="EN-GB">The effect of
postfire salvage jogging on bird communities in Mediterranean pine forests: the
benefits for declining species. <i>Journal of Applied Ecology</i>, 49</span>:
644-651.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
(4) <b>McGregor, H.V. y otros
autores (2007).</b> <span lang="EN-GB">Rapid 20<sup>th</sup>-century
increase in coastal upwelling off <st1:place w:st="on">Northwest Africa</st1:place>.
<i>Science</i>, 315</span>: 637-639.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
(5) <b>Weimerskirch, H. y otros
autores (2012).</b> <span lang="EN-GB">Changes in
wind pattern alter albatross distribution and life history traits. <i>Science</i>,
335</span>: 211-214.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
(6) <b>Zamora, R. (2000).</b> <span lang="EN-GB">Functional equivalence in
plant-animal interactions: ecological and evolutionary consequences. <i>Oikos</i>,</span>
88: 442-447.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
(7) <b>Martínez-Abraín, A. y Oro,
D. (2013).</b> <span lang="EN-GB">Preventing the
development of dogmatic approaches in conservation biology: a review. <i>Biological
Conservation</i>, 159</span>: 539-547.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
(8) <b>Martínez-Abraín, A. (2012).</b>
El efecto investigador. <i>Quercus</i>, 313: 6-7.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
(9) <b><span lang="EN-GB">Laurance, W.F. (2013).</span></b><span lang="EN-GB"> Does research help to safeguard
protected areas? <i>Trends in Ecology and Evolution</i>, 28</span>: 261-266.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
(10) <b>Martínez-Abraín, A.
(2013).</b> La regla del veinte. <i>Quercus</i>, 324: 6-8.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
(11) <b>Martínez-Abraín, A.
(2013).</b> Después del abandono. <i>Quercus</i>, 325: 6-8.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
(12) <b><span lang="EN-GB">Blondel, J. (2006).</span></b><span lang="EN-GB"> The design of Mediterranean landscapes: a
millennial story of humans and ecological systems during the historic period. <i>Human
Ecology</i>, 34</span>: 713-729.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
(13) <b>Martínez-Abraín, A.
(2013). </b><span lang="EN-GB">Why do ecologists
aim to get positive results? Once again, negative results are necessary for
better knowledge accumulation. <i>Animal Biodiversity and Conservation</i>, 36:</span>
33-36.<o:p></o:p></div>
</div>
a.abrainhttp://www.blogger.com/profile/15512907496803268969noreply@blogger.com5